21 julio 2006

Nostra Aetate

La perpetuación del conflicto de Israel y Palestina provoca en nuestro ánimo la desconfianza de que las partes logren alguna vez un arreglo si no es por mediación divina. No es la religión la causa de la guerra. La Iglesia Católica, hace 40 años, en la declaración Nostra Aetate, invocaba a Dios como fuente de la paz: La Iglesia reprueba como ajena al espíritu de Cristo cualquier discriminación o vejación realizada por motivos de raza o color, de condición o religión. Por esto, el sagrado Concilio, siguiendo las huellas de los santos Apóstoles Pedro y Pablo, ruega ardientemente a los fieles que, "observando en medio de las naciones una conducta ejemplar", si es posible, en cuanto de ellos depende, tengan paz con todos los hombres, para que sean verdaderamente hijos del Padre que está en los cielos. De continuo los representantes de las tres religiones abrahámicas, judíos, cristianos y musulmanes, apelan a la paz y concordia de todos los hombres. Así lo ha hecho el II Congreso Mundial de Imanes y Rabinos por la Paz. Tendremos que sospechar que la guerra y el conflicto son fenómenos ateos.

2 comentarios:

  1. Y la mal (o bien) llamada "Guerra Santa"? Las guerras siempre estan disfrazadas en nombre de Dios, la iglesia católica ya ha pedido perdón por sus excesos en el pasado, esperemos que las demás religiones hagan lo mismo, porque si intentan cumplir lo que les dicen sus libros sagrados van muy errados.

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  2. Pues hay que encontrar una senda de Paz dentro de las religiones, esa es la esperanza de la humanidad. De acuerdo con todas las (malas) experiencias del pasado. Pero una humanidad atea creo que no tendría ni un minuto de futuro.

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