07 julio 2008

Los monjes ciegos y el elefante

"Seis hindúes sabios, inclinados al estudio, quisieron saber qué era un elefante. Como eran ciegos, decidieron hacerlo mediante el tacto. El primero en llegar junto al elefante, chocó contra su ancho y duro lomo y dijo: «Ya veo, es como una pared». El segundo, palpando el colmillo, gritó: «Esto es tan agudo, redondo y liso que el elefante es como una lanza». El tercero tocó la trompa retorcida y gritó: «¡Dios me libre! El elefante es como una serpiente». El cuarto extendió su mano hasta la rodilla, palpó en torno y dijo: «Está claro, el elefante, es como un árbol». El quinto, que casualmente tocó una oreja, exclamó: «Aún el más ciego de los hombres se daría cuenta de que el elefante es como un abanico». El sexto, quien tocó la oscilante cola acotó: «El elefante es muy parecido a una soga». Y así, los sabios discutían largo y tendido, cada uno excesivamente terco y violento en su propia opinión y, aunque parcialmente en lo cierto, estaban todos equivocados".

Esta instructiva fábula, de orígenes remotos, parece aconsejar que adoptemos un enfoque relativo y prudente en nuestros saberes: sólo alcanzamos a conocer la realidad de forma parcial e incompleta. No estoy sin embargo del todo conforme con esta conclusión. Estos monjes sabios (y ciegos) no estaban equivocados, como dice la fábula a modo de moraleja. Tal vez le engañasen los sentidos, pero todos ellos convenían en que se habían encontrado con un elefante. Se habían topado con la realidad, con la verdad, aunque fallasen al describirla (porque todos, ciegos o no, somos falibles). Por eso la fábula también enseña que somos capaces de conocer la verdad, aunque se nos muestre esquiva.

Pero aún hay otra lección que aprender. Hombres y animales conocemos la realidad por los sentidos, y hacemos inferencias a partir de los datos captados. Aquellos monjes se comportaban como animales (una hormiga, un león, un mono) que tocan y huelen un objeto extraño. Pero sólo el hombre es capaz de reflexionar sobre ese modo de conocer, sobre su valor aparente e ilusorio; y sólo el hombre es capaz de construir una fábula que reflexiona sobre estas limitaciones. El hombre es el único animal insatisfecho de lo que hace y de lo que sabe.
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5 comentarios:

  1. Magnífica entrada que marca el punto culminante del "majao". Aplausos,....

    A partir de ahora todo será el intento por dibujar al elefante.

    La fábula oriental, la caverna de Platón y la distinción kantiana entre fenomenos y noumenos. Todo apunta al mismo lugar. Por eso en el parvulario me puse un día pesado con la bobada del fenomenismo. Porque no se puede decir lo que "aparece". ¿Qué significa lo que aparece?, ¿Lo que aparece a quién?: ¿Al que toca la pata? o,. ¿a quien toca el colmillo? o ¿tal vez a quien reflexiona un poco?. El ser capaz de reflexionar no debe tenernos demasiado ufanos.....

    El elefante sigue siendo un elefante, ese animal en tantas cosas superior, hasta puede que en su capacidad para reflexionar........

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  2. Emilio, hay que leer el mito de la caverna completo. Precisamente el "desenlace" está en salir de la caverna para ver la luz...

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  3. Puede ser, puede ser, pero así dicho suena un poco pretencioso. Y es que la luz va apareciendo poco a poco con las palabras, con pequeñas conversaciones y lecturas, con la memoria y entre documentos. Además, no basta con ver, a lo visto hay que ir dándole una descripción.

    Por ejemplo, uno cualquiera, Darwin: ¿era masón o no lo era?. Su abuelo Erasmus parece que podría haberlo sido. Ahora bien, hay gente que cuando dices este tipo de cosas se enfada y piensa que lo que hay que hacer es seguir aprendiendo de memoria los diarios de ambos,...

    Otro ejemplo del montón: Qué sabemos de la masonería en España a finales del XIX. ¿Intervino en los cambios de gobierno?.

    Algunas cosillas así que no aparecen en los libros de historia pueden tener su importancia,...

    Estos ejemplos y muchos más nos acercan a la verdadera conformación del elefante. Leer a Platón hasta el final también, pero contentarse con Platón, nosé nosé, desde sus escritos ha bajado mucha agua por la acequia.

    Saludos y si sabes algo de las preguntas, gracias por la información. Sabes que te considero fuente de información prodigiosa de memoria elefantina.

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  4. La conclusión a la que de momento quería yo llegar está ya dicha en la última frase del post: El hombre es el único animal insatisfecho de lo que hace y de lo que sabe. El hombre tiene una sed de conocimiento y sabiduría insaciable. Creo, como muchos, que esto lo singulariza de los animales (los animales parecen contentarse con el conocimiento directo de lo que les conviene instintivamente en cada momento).

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  5. Está claro que se pueden sacar muchas conclusiones, incluso sin apenas leer a Kant ni a ningun filosofo erudito Griego. Porque por eso es una fabula, esto es una enseñanza.
    Por otro lado, el Mito de la Cverna es muy recurrente, de ahí su universalidad, y dado que versa sobre algo tan comun de los comunes, como es la propia realidad, se la puede ver reflejada en cualquier historia. De hecho, y sin pretender ofender, es como decir que ese cuadro colgado en esa parez me recuerda a alguna pintura de Picasso.
    Pero no cabe duda de que, el pensamiento platonico es uno de los mas interesantes y basicos. Alma y cuerpo, razon y corazon, pura dualidad antropológica.

    Le tengo mucho aprecio a esta fabula, no es que me sepa muchas más pero, su reflejo sigue vigente y tan latente como en su dia.
    Tal y como yo lo entiendo, en vez de colaborar entre los monjes y dejar sus egos a parte para esclarecer la incógnita, se dedican a ganarse la razón obviando la misma verdad.
    Y es que muchas veces (sobre el tema que sea) nos dedicamos a discutir, y al final nos damos cuenta de que decimos lo mismo pero solo que no nos entendemos, o lo expresamos de distinta manera, pero a veces es tan tarde que nuestro ego entra en juego y no damos el brazo a torcer por puro egoismo, por no quedar mal, dar una mala imagen o flaquear ante los demas. dado que nos lo tomamos como un fracaso propio que no esperabamos, y no una corrección.

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