29 septiembre 2008

Intelectuales en prisión

Una nueva edición crítica del tratado De los nombres de Cristo, del maestro fray Luís de León, nos recuerda que padecer sufrimientos e injusticias es destino común de todos los hombres, por tanto también de los más excelsos intelectuales. No hay otra manera de callar el pensamiento, que encerrando y matando al pobre cuerpo del pensador.

Nuestro modelo es Jesús, que ante las autoridades judías y romanas padeció en silencio la condena a morir en una cruz. A su lado, la de Sócrates, relatada por los testigos, parece una muerte olímpica. Hacer un catálogo de intelectuales condenados sería tarea interminable: el teólogo Orígenes, el mismo fray Luís de León y fray Juan de la Cruz, Thomas More, Francisco de Quevedo, o ya en nuestro siglo, el pastor Dietrich Bonhoeffer, Nelson Mandela, o el cardenal F.X. Nguyen van Thuan... Estos son los nombres que ahora recuerdo, y que otros podrían ayudarme a completar.

Los escritos de prisión, como las cartas del defenestrado Lord Chancellor Moro, o del pastor Bonhoeffer, son de extremado interés: en ellas habla la verdad. Cuando el cuerpo del hombre ha sido despojado de todo lo supérfluo, de todo signo de distinción, y ha perdido la esperanza de salvar la vida, o de recuperar la libertad, el espíritu del pensador vuela más alto, a regiones más libres. Sus escritos por fuerza han de estar iluminados por la profecía. No es en los escritores acomodados, vanos y triviales, donde encontraremos la palabra que nos guíe por nuestros senderos.

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5 comentarios:

  1. No sólo basta la inteligencia y sapiencia, Joaquín, es necesaria el alma y el corazón, la sensibilidad y empatía. Lo que al dolor lleva.
    Y mientras menos esclavos seamos del cuerpo, más elevado queda el espíritu.

    Sufrimientos e injusticias tienen un lado positivo en el intelecto.
    Lo frívolo , poco aporta, o nada.

    Hay un caso parecido al de Bonhoeffer, y es el de Sophie Magdalena Scholl, muy religiosa y principal integrante del movimiento de la Rosa Blanca de München. También le costó la vida, entregándola con suma serenidad.

    Muchos ejemplos hay en la historia.

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  2. ¡Muchas gracias por tu contribución, Morgenrot! A ver si algún otro blogger se anima a dar más nombres.

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  3. Por centrarnos en nuestro siglo pasado, se me ocurre que el más intelectual y más preso puede ser Maeztu.
    Lo suyo hace que el destierro de Unamuno por Primo de Rivera parezca una chiquillada.

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  4. Y siendo así que al hombre bueno se le castiga, también lo será que al malvado se le premia.

    ¿Comenzamos una lista de ejemplos contra-ejemplares, Joaquín?

    Aquí si que no hay que pedir ayuda para componer una enorme lista,...

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  5. Amigo, podríamos estar hasta el año que viene haciendo la listado de "malos premiados".

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