28 septiembre 2009

Crónica libresca de un viaje a Italia


He querido este año hacer al volante mi grand tour por Italia. Ambicionaba llegar hasta Sicilia, y planeé regresar a la península ibérica deshaciendo el camino, saltando por las islas de Cerdeña y Córcega. Emprendí el viaje al comenzar septiembre, crucé Somport, la Provenza y los Alpes, hice estación en el Piamonte, y una vez recorrido el Véneto, Umbria y la Toscana, en quince días me hallé en Roma, donde hice recuento de fuerzas y numerario, y recapacité volver a casa en ferry, de Civitavecchia a Barcelona. No me contenté con visitar las grandes ciudades (Turín, Venecia, Florencia, Roma), y fui haciendo escala en las que me salían al paso. Así he regresado con una perspectiva amplia aunque fugaz del bel paese.

Cualquier viaje no me parece redondo si no vuelvo con algún libro bajo el brazo. Han de ser libros idiosincráticos, que sólo se encuentren en el lugar, y sean de ese modo como guijarros que se guardan en el bolsillo, que atestigüen por dónde hemos andado. Creo que los libros son el mejor de los souvenirs de un viaje. Su poder evocador es mayor que el de cualquier bagatela, porque los libros excitan la fantasía del viajero sin la mediación de los sentidos, leyéndolos. Lo esencial de un pueblo, de un país, de una ciudad, es intangible y espiritual, y sólo se representa bien en la meditación de la letra escrita, echando a volar la imaginación.

Con este exordio justifico haber vuelto a casa con un maletón repleto de libros. En Turín, primer paradero de mi navegación, empecé a hacer acopio de libros nuevos con la edición italiana de Gomorra. Viaggio nell'impero economico e nel sogno di dominio della camorra (Mondadori, Milano, 2006), de Roberto Saviano. En la Librería San Paolo de Via della Consolata, me llevé La Bibbia. Via, Verità e Vita (Edizioni San Paolo, Milano, 2009), "nuova versione ufficiale della Conferenza Episcopale Italiana", que se ha publicado este año.

Y en Roma, final de mi singladura, no renuncié por ocho euros a una elegante edición en tela amarilla de los Italienische Reise de Goethe (Verlag C.H.Beck, München, 2007), que vi en la librería Herder de la piazza Montecitorio. En la Feltrinelli de Largo di Torre Argentina se vendía de saldo la edición de lujo de Tutte le novelle de D'Annunzio (Mondadori, Milano, 2006).

Cuando he vuelto a casa y he abierto la mochila, desempaqueté los libros y los amontoné sobre la mesa, para colocarlos en "orden geográfico", como si cada uno formase una estación del viaje. El repaso de los títulos y el hojeo me hacen la impresión de recorrer de nuevo las autostrade italianas, de una ciudad a otra, de tal modo que el catálogo de los libros que he traído describe por añadidura el itinerario y la crónica de mi viaje. Comienzo otra vez por Turín, y terminaré por ahora en el Véneto, aplazando al próximo post nuestro arribo a Roma:

Alba Andreini (a cura di), Una Mole di parole. Passeggiate nella Torino degli scrittori. Introduzione di Carlo Fruttero [Celid, Torino, 2008]. Obra de literatura aplicada al territorio, "per camminare conoscendo e conoscere camminando", a manera de literary walks, de un grupo de investigadores del Dipartimento di Scienze letterarie e filologiche, della Facoltà di Lettere e Filosofia dell'Università di Torino. Con excepcional ilustración gráfica, el denso material sobre la ciudad de Edmondo De Amicis, Primo Levi, Cesare Pavese o Natalia Ginzburg, se organiza en ocho itinerarios turineses: Centro, Quadrilatero Romano, Borgo Dora - Vanchiglia, Lungo Po - Collina, Porta Nuova - San Salvario, Piazza Solferino - Crocetta, Piazza Statuto - San Donato, y San Paolo - Mirafiori.

Ariel Rathaus (a cura di), Poeti israeliani [Giulio Einaudi Editore, Torino, 2007]. La Libreria Internazionale Luxemburg, fundada en 1872 en la Piazza Carignano, es la más antigua de Turín. Al fondo de la tienda hay una amplia sección de judaica, donde encontré esta antología bilingüe ítalo-hebrea de poetas israelíes contemporáneos, entre otros Chaim Guri (Tel Aviv, 1923), Yehuda Amichai (Würzburg, 1924 - Jerusalén, 2000), o Natan Zach (Berlín, 1930), los más veteranos, y Shimon Adaf (Sderot, 1972), de familia sefardí, el más joven.


Ernesto Brivio, Una piazza per il Duomo. Dal ruolo civile di ieri al degrado di oggi [Nuove Edizioni Duomo, Milano, 1982]. Librito que ha cumplido ya un cuarto de siglo, pero que sigue de actualidad. Denuncia el descuido de la plaza de la catedral, centro de reunión y paseo de los milaneses. Ilustraciones curiosas, como "due eloquenti immagini dell'uso che oggi si fa della piazza; l'abitudine di sedersi sui gradini del sagrato crea un ostacolo quasi insormontabile a chi voglia entrare in Duomo"; costumbre que me recuerda la de los sevillanos, de también sentarnos en las gradas de la iglesia de El Salvador.

Camillo Semenzato, Verona. Fotografia nel testo di Umberto Tomba. Inserto fotografico di Paolo Marton [Corbo e Fiore Editori, Venezia, 1993]. Pertenece a una serie de guide nere del editor Corbo e Fiore, "un sussidio insostituibile per chi voglia veramente conoscere il carattere e non il semplice aspetto superficiale dei luoghi che visita". Una guía compuesta a la vieja usanza, con ilustraciones en blanco y negro, que le sientan muy bien a las antigüedades de la ciudad de Verona.

Roberto Benigni, Il mio Dante. Con uno scritto di Umberto Eco [Giulio Einaudi Editore, Torino, 2008]. Ya he contado [Roberto Benigni en Verona] que a mi llegada a Verona se anunciaba la representación en la Arena esa noche del espectáculo de Roberto Benigni, Tutto Dante. Benigni es conocido en el mundo entero por su película La vita è bella (1997), tal vez menos por sus representaciones situadas en el medio cultural italiano, como ésta de la Divina Commedia. Umberto Eco, que alaba que un cómico como Benigni triunfe recitando a Dante, dice introduciendo el libro: "È un errore moderno credere che la poesia sia cosa per intellettuali raffinati: è la piu popolare delle arti, ed è nata per essere recitata a voce alta e mandata a memoria". Il mio Dante es un resumen de las reflexiones y glosas de Benigni a la Commedia, que son el meollo de su espectáculo.

Giovanni Antonio Cibotto, Proverbi veneti [Giunti Editore, Firenze, 2006]. Salado refranero en dialecto véneto, con su correspondencia en toscano. Una muestra, escogida al azar: Amore, tosse e panza non i se sconde. El vin de casa no imbriaga. Fioi e colombi sporca le case. Avaro agricoltor no 'l se fa signor. Nemigo tuo quelo de l'arte tua. Novo paron, nova lege. El leto xe 'l paradiso dei povari. Se cambia più spesso de pensier che de camisa. Chi tropo se inchina, mostra 'l culo. Megio un amigo che çento parenti. A chi consegia no ghe dol la testa. El debito l'è un ladro in casa. Chi ciama Dio no xe contenti. El pan fora de casa, xe massa salà o desavìo.


Imágenes: 1. Libreria Ghelfi e Barbato (Via Mazzini, Verona). 2. Interior de la Libreria Internazionale Luxemburg (Piazza Carignano, Turín) [fotografía de Fabrizio Zanelli]. 3. Baratillo de libros a la sombra de la Basilica di Santa Maria degli Angeli, en Asís.

9 comentarios:

  1. Sin duda no hay mejor crónica, que cubre los planes, el desarrollo y el desenlace, un juego de libros que rememoran lo hecho, no de forma literal si no formando toda una alegoría.

    El año que viene, si Dios quiere, me atreveré con el sur.

    Un abrazo

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  2. Algunas veces me lo tomo a broma, Capitán, y digo que haré como la paloma de Alberti, "que por ir al norte fue al Sur". El año que viene, Dios dirá, pero lo mismo me voy al sur, como tú, o me voy al norte, id est, a Alemania.

    Un abrazo

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  3. Estupendo. Yo hago lo mismo cuando viajo, aunque voy en familia y no siempre dispongo de la libertad de movimientos que me gustaría.

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  4. Hola irich. Algunos destinos no se prestan al libro literario. Recuerdo cuando visité Jerusalén, en una librería de Jaffa Road, sentir nostalgia de mi ignorancia de la lengua hebrea, ¡tantos libros sin poder leerlos!

    Y al contrario, ver a un japonés con mirada sorprendida en una librería de Salamanca, aunque creo que los orientales tienen más facilidad para acceder a las lenguas occidentales por la vía del alfabeto, muy simple.

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  5. Gracias por tu tour Joaquín, que hago mio cada vez que te leo.

    Salud et liber.

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  6. Me ha encantado este recordatorio tuyo de tu espléndido viaje por el que te envidio.

    Y nada mejor que los libros como mechas para poner nuestra mente momentos atras durante el viaje.

    Releeré estas ultimas entradas tuyas con el detalle que necesitan.

    Y de nuevo Adriano que sabes dedicó a Italia algunos de sus más famosos sonetos, que yo modestamente trato de divulgar.

    Gran abrazo italoespañol

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  7. Gracias ONDA. En el post del 9 de julio de 2008, hace algo más de un año, publicamos aquí en el blog uno de los sonetos italianos de Adriano, el dedicado a Roma. Ya recuerdas.

    Un abrazo.

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  8. Qué envidia, ese viaje y esa maleta llena de libros. Yo también creo que son el mejor souvenir, y hace tiempo que siempre compro alguno, salvo cuando el idioma me resulta imposible: en Alemania, por ejemplo. Entonces, compro libros en inglés (en Aquisgrán compré The emperors new mind, de Penrose).

    Este mes de junio estuve yo en la Feltrinelli de Largo di Torre Argentina, y también compré allí un libro. Pero fue "L'amore e come il formaggio" de Geronimo Stilton ;-) (bueno, también compré uno de Natalia Ginzburg para mí, en otra librería)

    Cuando deje de comprar libros de Geronimo, dentro de unos pocos años, a lo mejor nos animamos a hacer un grand tour como ese. Mi ambición sería llegar al tacón de la bota y cruzar a Corfú...

    Gracias por toda esta serie de posts

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  9. Gracias a tí, Psedopodo, y esta pequeña crónica libresca que también nos has dejado.

    La Feltrinelli de Largo di Torre Argentina es casi tan inevitable en una passeggiata por Roma, como la piazza di San Pietro, salvando las distancias, y todo lo que haya que salvar...

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