06 julio 2010

Ésa es la iglesia de Rouco


Cuando algunos hablan de la iglesia de Rouco (por el cardenal de Madrid, Antonio María Rouco Varela), no se está sugiriendo que Rouco sea el dueño de la Iglesia, sino que parece haber imprimido a la vida pública de la iglesia española un estilo odioso. Para no irme por los cerros de Úbeda, contaré una anécdota instructiva. El verano pasado se me ocurrió recorrer media Italia a cuatro ruedas, lo que he contado en el blog [Roma]. La última mañana en Roma, paseaba distraído por la plaza de San Pedro, cuando vi que pasaba a mi lado un personaje bajito, de negro, con alzacuello, que se dirigía flechado a las oficinas vaticanas. Al volverme, reconocí al personaje, un clérigo notorio, y sin pensármelo le saludé, y estuvimos charlando un rato, sin cortarnos un pelo, sobre la política española. Ese cura, aún en activo, tiene fama de afable y simpático, y es tan diplomático que accedía de buena gana a conversar con el primer extraño que, como yo, le abordaba en San Pedro, nada menos. En aquellos días, la noticia curial era el cese del nuncio en España, monseñor Monteiro de Castro. El cura aquél y yo nos rasgábamos las vestiduras de que se le hubiese acusado de masón, y lo que era más grave, desde la emisora de radio que patrocina la Conferencia Episcopal Española. Todo eso ya es historia [El Confidencial], bien conocida en la Secretaría de Estado de la Santa Sede.

Hoy es noticia no sé qué denuncia que ha presentado en la nunciatura una anciana religiosa exclaustrada, acusando al cardenal Rouco y otros prelados españoles de vete a saber qué abusos [El País]. A mí esto me parece algo de la España cañí, porque no es de esperar que la acción tenga mucho recorrido. Cosas que cuenta son sabidas, como que la información religiosa en España se la han adueñado camorristas, y todo son broncas entre carcas y progres. Estos son los frutos de la iglesia de Rouco. Sin embargo, tampoco es como para hacer mofa y befa de los denunciantes, como hace el Padre Fortea [blog], ese cura que da susto. Y pues soy amigo de contar historietas y chascarrillos, me voy a explicar contando una última anécdota.

Hace unas semanas, en ocasión que no viene a cuento, estuve escuchando a un dominico, chapado a la antigua (sólo le faltaba vestir el hábito negro), que hablaba de los medios de información de los que hace uso la Iglesia. Recibe de buen grado (eran sus palabras) las quejas incluso del más humilde monaguillo, todo sea por estar al tanto de lo que pasa hasta en la más remota parroquia rural. Esa denuncia de la que hoy se habla tal vez no tenga efecto disciplinario alguno, pero surtirá de información útil a los curiales vaticanos de lo que se cuece en la iglesia española. Con razón el nuncio acusa recibo diciendo: "he tomado atenta nota de sus informaciones". En cualquier caso, nada que no se supiese ya. El cardenal Rouco está adornado de buenas prendas, pero no es diestro en el toreo al natural, con la mano izquierda. Algunos piensan que no es el pastor amable que la iglesia española necesita en estos tiempos de tribulación.

2 comentarios:

  1. Qué triste suena eso de "la Iglesia de Rouco". La única Iglesia que existe es la de Cristo, pero entiendo que algunos puedan confundirse porque los hay que toman la Iglesia como algo suyo, de su propiedad, y todos los que no están con ellos, quedan excomulgados rápidamente.
    Estos son los tiempos que vivimos, tiempos difíciles y zafios, con los jerarcas que nos han tocado.

    Bernardo

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  2. Una sugerencia: intenta encontrar en las librerías de Madrid el libro de Jose Antonio Pagola "Jesús:una aproximación histórica". Verás que es casi imposible conseguir un ejemplar. Y cualquier vendedor te dirá que los han retirado de la venta "porque no le gusta a Rouco", con estas palabras u otras parecidas. Yo lo fui a coger en la biblioteca que frecuento, y ¡qué casualidad!, estaba extraviado.

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