02 septiembre 2013

Los escritores y el erario público

APROBACIÓN. Por comisión del señor Doctor Gutierre de Cetina, vicario general desta villa de Madrid, corte de Su Majestad, he visto este libro de la Segunda parte del ingenioso caballero don Quijote de la Mancha, por Miguel de Cervantes Saavedra, y no hallo en él cosa indigna de un cristiano celo ni que disuene de la decencia debida a buen ejemplo ni virtudes morales... 

Certifico con verdad que en veinte y cinco de febrero deste año de seiscientos y quince, habiendo ido el ilustrísimo señor don Bernardo de Sandoval y Rojas, cardenal arzobispo de Toledo, mi señor, a pagar la visita que a Su Ilustrísima hizo el embajador de Francia, que vino a tratar cosas tocantes a los casamientos de sus príncipes y los de España, muchos caballeros franceses de los que vinieron acompañando al embajador, tan corteses como entendidos y amigos de buenas letras, se llegaron a mí y a otros capellanes del cardenal mi señor, deseosos de saber qué libros de ingenio andaban más validos; y tocando a caso en este que yo estaba censurando, apenas oyeron el nombre de Miguel de Cervantes, cuando se comenzaron a hacer lenguas, encareciendo la estimación en que así en Francia como en los reinos sus confinantes se tenían sus obras: La Galatea, que alguno dellos tiene casi de memoria, la primera parte desta y las Novelas. Fueron tantos sus encarecimientos, que me ofrecí llevarles que viesen el autor dellas, que estimaron con mil demostraciones de vivos deseos. Preguntáronme muy por menor su edad, su profesión, calidad y cantidad. Halléme obligado a decir que era viejo, soldado, hidalgo y pobre, a que uno respondió estas formales palabras: «¿Pues a tal hombre no le tiene España muy rico y sustentado del erario público?». Acudió otro de aquellos caballeros con este pensamiento, y con mucha agudeza, y dijo: «Si necesidad le ha de obligar a escribir, plega a Dios que nunca tenga abundancia, para que con sus obras, siendo él pobre, haga rico a todo el mundo». 

Bien creo que está, para censura, un poco larga...

EL LICENCIADO MÁRQUEZ TORRES

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2 comentarios:

  1. "Preguntáronme muy por menor su edad, su profesión, calidad y cantidad. Halléme obligado a decir que era viejo, soldado, hidalgo y pobre".
    Maravilloso, gracias.
    Hoy no suele preguntarse ni por la calidad ni por la cantidad, no porque no importe, sino porque da apuro.
    Y quizá porque calidad y cantidad se han convertido en una misma cosa.

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  2. Dicen que esta página la redactó el propio Cervantes, para su amigo Márquez Torres.

    La verdad es que nunca ceso de maravillarme de que Miguel de Cervantes, en todo lo que dice, es nuestro contemporáneo.

    Muchas gracias por tu comentario, CB.

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