21 diciembre 2008
13 diciembre 2008
Pablo VI, sobre las ideologías
Estos días de adviento los estoy dedicando a la lectura de una extensa, excelente biografía de un gran pontífice del pasado siglo, Pablo VI: Noche transfigurada. El magisterio del Papa Pablo VI sigue vivo, para ayudarnos a comprender el sentido de una Iglesia en el mundo, abierta a la cultura y a la política, y no apartada y segregada del mundo. Para precavernos de la amenaza de contaminación ideológica de la fe cristiana, me ha parecido interesante recordar estos párrafos de su Carta Apostólica Octogesima adveniens (1971):
"El hombre o la mujer cristiana que quieren vivir su fe en una acción política concebida como servicio, no pueden adherirse, sin contradecirse a sí mismos, a sistemas ideológicos que se oponen, radicalmente o en puntos sustanciales, a su fe y a su concepción de la persona humana. No es lícito, por tanto, favorecer a la ideología marxista, a su materialismo ateo, a su dialéctica de violencia y a la manera como ella entiende la libertad individual dentro de la colectividad, negando al mismo tiempo toda trascendencia al ser humano y a su historia personal y colectiva. Tampoco apoya la comunidad cristiana la ideología liberal, que cree exaltar la libertad individual sustrayéndola a toda limitación, estimulándola con la búsqueda exclusiva del interés y del poder, y considerando las solidaridades sociales como consecuencias más o menos automáticas de iniciativas individuales y no ya como fin y motivo primario del valor de la organización social.
"¿Es necesario subrayar las posibles ambigüedades de toda ideología social? Unas veces reduce la acción política o social a ser simplemente la aplicación de una idea abstracta, puramente teórica; otras, es el pensamiento el que se convierte en puro instrumento al servicio de la acción, como simple medio para una estrategia. En ambos casos, ¿no es el ser humano quien corre el riesgo de verse enajenado? La fe cristiana es muy superior a estas ideologías y queda situada a veces en posición totalmente contraria a ellas, en la medida en que reconoce a Dios, trascendente y creador, que interpela, a través de todos los niveles de lo creado, a la humanidad como libertad responsable."
Carta Apostólica Octogesima adveniens (nn. 26-27), 14 de mayo de 1971.
"El hombre o la mujer cristiana que quieren vivir su fe en una acción política concebida como servicio, no pueden adherirse, sin contradecirse a sí mismos, a sistemas ideológicos que se oponen, radicalmente o en puntos sustanciales, a su fe y a su concepción de la persona humana. No es lícito, por tanto, favorecer a la ideología marxista, a su materialismo ateo, a su dialéctica de violencia y a la manera como ella entiende la libertad individual dentro de la colectividad, negando al mismo tiempo toda trascendencia al ser humano y a su historia personal y colectiva. Tampoco apoya la comunidad cristiana la ideología liberal, que cree exaltar la libertad individual sustrayéndola a toda limitación, estimulándola con la búsqueda exclusiva del interés y del poder, y considerando las solidaridades sociales como consecuencias más o menos automáticas de iniciativas individuales y no ya como fin y motivo primario del valor de la organización social.
"¿Es necesario subrayar las posibles ambigüedades de toda ideología social? Unas veces reduce la acción política o social a ser simplemente la aplicación de una idea abstracta, puramente teórica; otras, es el pensamiento el que se convierte en puro instrumento al servicio de la acción, como simple medio para una estrategia. En ambos casos, ¿no es el ser humano quien corre el riesgo de verse enajenado? La fe cristiana es muy superior a estas ideologías y queda situada a veces en posición totalmente contraria a ellas, en la medida en que reconoce a Dios, trascendente y creador, que interpela, a través de todos los niveles de lo creado, a la humanidad como libertad responsable."
Carta Apostólica Octogesima adveniens (nn. 26-27), 14 de mayo de 1971.
07 diciembre 2008
Mi despedida de la Feria del Libro Antiguo
Los libros, como las personas, también tienen alma. La más evidente, la de sus autores. Pero también la de sus antiguos propietarios. Por ese motivo nos fascinan los libros antiguos: tienen trazas de humanidad. Y así se explican los remates de bibliotecas: porque los libros se ganan, pero no se heredan. Sólo quien los haya ido reuniendo conoce todo el peso emocional y espiritual que tiene un libro viejo.
Bueno, para no ponerme demasiado filosófico (alguno diría que pedante) este primer párrafo sirve de entrada para comentar que ya puedo hacer mi "balance definitivo" de la XXXI Feria del Libro Antiguo de Sevilla (hace un par de semanas hice el provisional). Esta mañana, lluviosa y maláge, he comprado el último. Aquí va la pesca de los últimos días:
Diana Wood, El pensamiento económico medieval (Barcelona, Ed. Crítica, 2003) [6 euros, en "Los Terceros"].
Harold Raley, La visión responsable. La filosofía de Julián Marías. Prólogo de José Luís Pinillos (Madrid, Espasa Calpe, 1977) [5 euritos].
Álvaro d'Ors, Papeles del oficio universitario. Madrid, Ediciones Rialp, 1961 [4 euros de nada por un ejemplar intonso, de cabeza a las hermanas encuadernadoras de la calle Águilas, comprado al librero Antonio Castro, ahora en la calle Sol 3, en San Román]. Hace años compré en la Feria un ejemplar de Escritos varios sobre el derecho en crisis (CSIC, Roma-Madrid, 1973), del mismo profesor d'Ors. Ambos son colecciones de artículos de asunto jurídico.
Dejo para el final la edición especial de la Feria:
Alfonso Álvarez-Benavides, "Curiosidades sevillanas". Edición y prólogo de Alberto Ribelot. Texto introductorio de Manuel Castillo (Sevilla, Universidad de Sevilla, 2008, 2ª ed.). Se trata de una recopilación de artículos (o "curiosidades") de ese "escritor de antigüedades de Sevilla", publicadas en El Noticiero sevillano entre 1898 y 1899. Nunca editadas en forma de libro, éste fue compuesto por el profesor Ribelot (+), aprovechando, según nos cuenta en su prólogo, una copia manuscrita hecha por su padre del texto hemerográfico. Una curiosidad más.
La edición tiene un valor significativo. Ya es segunda edición de la primera, de la Feria de 2005, agotada, lo que es signo de su acierto. Y además, lleva un texto introductorio en memoria del profesor Alberto Ribelot (1962-2008), que siempre recordaremos por sus libros, testigos de su paso por la tierra. En este momento me gustaría mencionar, por ejemplo, su edición del año 2001 de las Siluetas de la Semana Santa de Sevilla, recopilación de artículos (1916-1918) del célebre canónigo D. Juan Francisco Muñoz y Pabón (1866-1920). Entre ellos, justamente famoso, el dedicado a la figura del Capillita, que Muñoz y Pabón definía como "el hombre que tiene la fe de su cofradía, que profesó en el santo bautismo".
Bueno, para no ponerme demasiado filosófico (alguno diría que pedante) este primer párrafo sirve de entrada para comentar que ya puedo hacer mi "balance definitivo" de la XXXI Feria del Libro Antiguo de Sevilla (hace un par de semanas hice el provisional). Esta mañana, lluviosa y maláge, he comprado el último. Aquí va la pesca de los últimos días:
Diana Wood, El pensamiento económico medieval (Barcelona, Ed. Crítica, 2003) [6 euros, en "Los Terceros"].
Harold Raley, La visión responsable. La filosofía de Julián Marías. Prólogo de José Luís Pinillos (Madrid, Espasa Calpe, 1977) [5 euritos].
Álvaro d'Ors, Papeles del oficio universitario. Madrid, Ediciones Rialp, 1961 [4 euros de nada por un ejemplar intonso, de cabeza a las hermanas encuadernadoras de la calle Águilas, comprado al librero Antonio Castro, ahora en la calle Sol 3, en San Román]. Hace años compré en la Feria un ejemplar de Escritos varios sobre el derecho en crisis (CSIC, Roma-Madrid, 1973), del mismo profesor d'Ors. Ambos son colecciones de artículos de asunto jurídico.
Dejo para el final la edición especial de la Feria:
Alfonso Álvarez-Benavides, "Curiosidades sevillanas". Edición y prólogo de Alberto Ribelot. Texto introductorio de Manuel Castillo (Sevilla, Universidad de Sevilla, 2008, 2ª ed.). Se trata de una recopilación de artículos (o "curiosidades") de ese "escritor de antigüedades de Sevilla", publicadas en El Noticiero sevillano entre 1898 y 1899. Nunca editadas en forma de libro, éste fue compuesto por el profesor Ribelot (+), aprovechando, según nos cuenta en su prólogo, una copia manuscrita hecha por su padre del texto hemerográfico. Una curiosidad más.
La edición tiene un valor significativo. Ya es segunda edición de la primera, de la Feria de 2005, agotada, lo que es signo de su acierto. Y además, lleva un texto introductorio en memoria del profesor Alberto Ribelot (1962-2008), que siempre recordaremos por sus libros, testigos de su paso por la tierra. En este momento me gustaría mencionar, por ejemplo, su edición del año 2001 de las Siluetas de la Semana Santa de Sevilla, recopilación de artículos (1916-1918) del célebre canónigo D. Juan Francisco Muñoz y Pabón (1866-1920). Entre ellos, justamente famoso, el dedicado a la figura del Capillita, que Muñoz y Pabón definía como "el hombre que tiene la fe de su cofradía, que profesó en el santo bautismo".
Suscribirse a:
Entradas (Atom)