14 febrero 2012

Cómo se cuenta una historia


La vieja retórica enseñaba que un relato puede comenzar por el principio, ab ovo, o saltándoselo, yendo derecho a un pasaje más movido y dramático, in medias res. Un buen ejemplo, me parece, de este segundo modo, son las Memorias de Adriano (1951), de Marguerite Yourcenar, que en la traducción de Julio Cortázar comienzan así: "Querido Marco: He ido esta mañana a ver a mi médico Hermógenes, que acaba de regresar a la Villa después de un largo viaje por Asia. El examen debía hacerse en ayunas...". La curiosidad por saber el resultado de la visita al médico, enseguida nos engancha en un relato subyugante.

Se explica que comenzar in medias res sea recurso preferido del cine, que debe administrar una historia en 90 minutos de proyección. Todo cinéfilo recuerda el intrigante comienzo de Sunset Boulevard (Billy Wilder, 1950), que nos sumerge, literalmente, en un relato que no desmaya un instante.

Estos dos modos se encuentran en Cervantes. Ab ovo, en el Quijote: "En un lugar de la Mancha, de cuyo nombre no quiero acordarme, no ha mucho tiempo que vivía un hidalgo...". Y en el Persilesin medias res: "Voces daba el bárbaro Corsicurvo a la estrecha boca de una profunda mazmorra, antes sepultura que prisión de muchos cuerpos vivos que en ella estaban sepultados...".  El misterio de quién sería este bárbaro, y qué mazmorra sería aquella, nos zambulle de hoz y coz en la historia.

Otros ejemplos castellanos: El Lazarillo: "Pues sepa Vuestra Merced, ante todas cosas, que a mí llaman Lázaro de Tormes...". Compárese con el Criticón, heredero de los viejos relatos de aventuras: "...Aquí, luchando con las olas, contrastando los vientos, y más los desaires de su fortuna, mal sostenido de una tabla, solicitaba puerto un náufrago...".

Veamos qué hay en la literatura inglesa. ¿De qué modo comienza The Great Gatsby? A ver qué opináis: "In my younger and more vulnerable years my father gave me some advice that I've been turning over in my mind ever since...". Ejemplo notorio de historia que comienza por el principio (que parece lo natural), se encuentra en el Huck Finn: "You don't know about me, without you have read a book by the name of The Adventures of Tom Sawyer, but that ain't no matter...". De forma inesperada, el relato de Gulliver comienza ab ovo, y con tono muy convencional, lo que logra por eso mismo un poderoso contraste estético con la historia que va a relatar a continuación: "My father had a small estate in Nottinghamshire; I was the third of five sons. He sent me to Emmanuel College in Cambridge at fourteen years old, where I resided three years, and applied myself close to my studies...".

Un último ejemplo in medias res, porque buscar más casos sería el cuento de nunca acabar, en Seven Pillars of Wisdom: "Some of the evil of my tale may have been inherent in our circumstances. For years we lived anyhow with one another in the naked desert, under the indifferent heaven...". Para seguir practicando en esto de ver cómo comienzan las historias, remito al Hamlet.

En fin, tiene su interés comparar los cuatro evangelios. Cada uno comienza a su modo (y ninguno tan principial como el de Juan). Léase el de Mateo: "Liber generationis Iesu Christi filii David, filii Abraham. Abraham genuit Isaac. Isaac autem genuit Iacob...", que contrasta con el de Marcos, tan distinto: "Sicut scriptum est in Isaia propheta: Ecce ego mitto angelum meum ante faciem tuam, qui praeparabit viam tuam ante te. Vox clamantis in deserto: Parate viam Domini...".

ADDENDUM. También es muy interesante ver cómo comienza su discurso Charles Darwin, en The Origin of Species: "When on board H.M.S. Beagle, as naturalist, I was much struck with certain facts in the distribution of the inhabitants of South America, and in the geological relations of the present to the past inhabitants of that continent...". Otro buen ejemplo de comienzo in medias res.

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10 febrero 2012

Un libro sobre Platón

Un libro sobre Platón es un bello librito de Antonio Tovar, firmado en Salamanca el mes de agosto de 1954. Hacía años que no se reeditaba, y ahora me he llevado la alegría de que se ha publicado dignamente en una colección de quiosco, la de "Grandes Pensadores Españoles" [ver], a 12,95 euros. Es un recorrido por la vida y obra de Platón de Atenas, del que conocemos en primera persona un fragmento movido de su vida, por la conocida como Carta VII. Para hacerse una idea de la grata lectura de este libro de Tovar, véanse sus primeros párrafos, situados en plan cinematográfico in media res, con técnica novelística aún vigente (compárense con las Memorias de Adriano, de Yourcenar, del año 1951, contemporáneo de este):

"Yo soy un discípulo extranjero al que el viejo maestro nunca ha concedido una mirada. Ahí está el cadáver de Platón. Sus discípulos lloran alrededor: Espeusipo, Xenócrates, Aristóteles, Teofrasto, Filipo de Opunte... A ellos le ahoga la pena, y yo me dejo llevar blandamente. Como soy extranjero y demasiado joven, siento que estoy aparte y puedo mantenerme sereno. Cuando el viejo ha cerrado los ojos, ha entrado en su reino. El reino de esas aves sirenas entre las que él comienza ya a cantar.
"Yo he venido a esta Academia atraído por los libros que escribió el maestro hace tiempo. Los he leído con pasión y curiosidad infinita, pero al llegar aquí me he hallado con otra cosa. Matemáticas, astronomía, conversaciones sobre el gobierno de los hombres, han alejado de aquí a las musas jóvenes y graciosas de otro tiempo, y son las inspiradoras ahora divinidades severas y más cercanas de las Parcas venerables que de las graciosas doncellas del Helicón.
"Los oigo llorar, ahí fuera, a todos. Aristóteles mismo, en quien el maestro descubría la ambición y cierto fuego sagrado, se ha cubierto la cabeza con el manto.
"Yo mientras tanto voy a intentar sacar de estos libros, que en la escuela guardan, en todo lo que se puede guardar, el alma del maestro, la historia de lo que ha pensado durante su vida entera..."

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05 febrero 2012

Rubalcaba y su parroquia


Cuando ya Alfredo Pérez Rubalcaba ha sido elegido por la feligresía socialista, por la mínima, como nuevo Secretario General del PSOE, ha llamado la atención su propuesta de revisar el concordato con la Iglesia Católica. Estas fueron sus palabras ante la ekklesia socialista, según la prensa: "Si cada vez que la derecha llega al poder vuelve a imponer dogmas que son solo de algunos, nosotros tendremos que revisar también algunas normas de la Transición. El PSOE se replanteará seriamente la revisión del acuerdo con la Santa Sede" [El País].

Estas palabras de Rubalcaba están cuajadas de sofismas (aunque haya que situarlas en el contexto vocinglero de una reunión de partido). No veo por principio que la derecha haya de imponer dogmas, como no sea, estos sí, los propios de una sociedad abierta (open society): la defensa de la libertad de conciencia, y la protección de los bienes comunes. Estos sí que son dogmas democráticos, en el sentido más originario: los más auténticos intereses del pueblo, no los de este o aquel partido.

Dijo Rubalcaba que las derechas "en 30 días han hecho un retroceso de 30 años", y lanza el órdago de que "si quieren retroceder 30 años, retrocedamos en todo. Si quieren vulnerar todos los consensos, aceptamos el reto: volveremos a hace 30 años". Pero no sorprende que Rubalcaba ahora se llame andana [proverbio]. No es juego limpio concebir devolver mal por mal. Si Rubalcaba piensa que la derecha hace mal en una supuesta regresión dogmática, esto no le autoriza a responder en revancha, nada menos, con que se revise el concordato con la iglesia católica. El bien del pueblo no puede rebajarse a un órdago (así lo llama de manera reveladora el diario El País), como en un trato de chalanes que discuten el precio de una mula. No hay que cargar en las espaldas del pueblo las controversias entre partidos. Pero no tiene mayor importancia una argucia que no parece seria. En realidad, la revisión del concordato vigente es algo con lo que ya cuenta el Vaticano.

Habría que repasar las Conventiones inter Apostolicam Sedem et Nationem Hispanam, ahora que podemos consultarlas en internet [link]. La lectura del primero de los acuerdos firmados, circa questioni economiche (el que parece hacer más sarpullidos a las izquierdas), de 28 de julio de 1976, bien podría aquietar los ánimos exaltados. Las palabras introductorias de este acuerdo son muy sabias: Da una parte, lo Stato non può disconoscere né protrarre indefinitamente obblighi giuridici contratti nel passato. Dall'altra parte, atteso lo spirito che informa le relazioni fra Chiesa e Stato in Spagna, risulta necessario dar nuovo significato sia ai titoli giuridici della contribuzione economica, sia al sistema secondo il quale tale contribuzione deve attuarsi ["Por una parte, el Estado no puede ni desconocer ni prolongar indefinidamente obligaciones jurídicas contraídas en el pasado. Por otra parte, dado el espíritu que informa las relaciones entre Iglesia y Estado, en España resulta necesario dar nuevo sentido tanto a los títulos de la aportación económica como al sistema según el cual dicha aportación se lleve a cabo"].

No veo mayor problema en que otra vez, a 30 años vista, se revisase, se diese nuevo sentido, a los acuerdos concordatarios. La sociedad española de hoy ya no es la de 1976. Entonces había muerto la España católica. El país ahora es mucho más diverso, en un entorno de sana laicidad (como desea el Papa). Sin embargo, no entiendo por qué el PSOE habría de objetar ahora que el Estado continúe dando facilidades a la asignación tributaria, y a que los contribuyentes expresen en sus declaraciones fiscales su voluntad de destinar una parte de su contribución a la iglesia católica (o a otras iglesias, confesiones o comunidades religiosas), como ya se previó en el acuerdo de 1976.

Otros: José Manuel Vidal, "Iglesia Católica y Estado español, condenados a entenderse" [Religión Digital]. "Paco Vázquez acusa a Rubalcaba de recurrir a un anticlericalismo casposo" [Abc]. Quiñonero: "El malvado Rubalcaba: si te da la mano, te la clava..." [Una temporada en el infierno]. José María Díaz-Moreno: "La amenaza de Rubalcaba me dio pena y hasta sentí vergüenza ajena" [Religión Digital].

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