26 diciembre 2019

Escribir para no llorar

"El ejercicio literario, siendo conforme al genio, y no excediendo en el modo, tiene mucho más de dulzura que de fatiga: luego no puede ser molesto, o desapacible a la naturaleza, y por consiguiente ni perjudicial a la vida. He puesto las dos limitaciones de ser conforme al genio, y no exceder en el modo; pero éstas son transcendentes a toda ocupación, pues ninguna hay que siendo, o en la cantidad excesiva, o respecto del genio violenta, no sea nociva. ¿Qué cosa más dulce hay, que estar tratando todos los días con los hombres más racionales, y sabios que tuvieron los siglos todos, como se logra en el manejo de los libros? Si un hombre muy discreto, y de algo singulares noticias, nos da tanto placer con su conversación, ¿cuánto mayor le darán tantos como se encuentran en una Biblioteca? ¿Qué deleite llega al de registrar en la Historia todos los Siglos, en la Geografía todas las Regiones, en la Astronomía todos los Cielos...?

Los que en materias más áridas estudian para instruir a otros con producciones propias, tienen a veces la fatiga de llevar cuesta arriba el discurso por sendas espinosas. Pero en ese mismo campo desabrido, al riego de su sudor les nacen hermosas flores. Cada pensamiento nuevo que aprueban, es objeto festivo en que se complacen. La fecundidad mental sigue opuesto orden a la Física. La concepción es trabajosa, y el parto dulce. Es felicidad de los Escritores, que cuanto discurren, les parece bien, y juzgan que así ha de parecer a los demás que vean sus discursos en el libro, o los oigan en la Cátedra, y en el Púlpito. Por esto en cada rasgo que dan con la pluma, contemplan un hermoso hijo de su mente, que les hace dar por feliz, y bien empleado el trabajo de la producción.

Con razón, pues, el otro amigo de Ovidio le aconsejaba a este Poeta, que aliviase sus males con el recreo del estudio: Scribis ut oblectem studio lachrymabile tempus. {Trist. l.5. Eleg. 12.} 

Porque es ésta una diversión grande, y diversión que tiene en su mano cualquiera. Empero es preciso confesar, que hay gran diferencia entre el estudio arbitrario, y el forzado. Aquél siempre es gustoso: éste siempre tiene algo de fatigante; y mucho más en uno, u otro apuro violento, como de una Lección de oposición, o de un Sermón cuasi repentino. Mas estos casos son raros. Y en el estudio forzado se logra el deleite de adelantar, y aprender: lisonja común de todo racional. Fuera de que todos los de ventajoso ingenio están exentos de la mayor parte de aquella fatiga, siendo poco el tiempo que han menester para cumplir con la precisa tarea."

Benito Jerónimo Feijóo : "Desagravio de la profesión literaria" : Teatro crítico universal • Tomo primero • Discurso séptimo [filosofia]. 

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16 diciembre 2019

Juan Sierra, Luís Álvarez Duarte, y Sevilla...

Tengo parado el estudio de la filosofía del derecho de Santo Tomás de Aquino, y me excuso porque me estoy tomando un merecido descanso mental navideño. Ya lo retomaré, si tengo humor. Pero he pensado concluir el año con algo muy bonito, y tan carpetovetónico ("considerado como característico de la España profunda frente a todo influjo foráneo", lo define el diccionario), como es la exaltación de mi pueblo, que en mi caso es Sevilla... ¡oh gran Sevilla, / Roma triunfante en ánimo y nobleza! (según el archifamoso e irónico soneto de Miguel de Cervantes). La exaltación de Sevilla, subgénero literario. 

Para terminar bien el año, voy a dar mi votación de los libros excelentes que han sido publicados este año 2019. Hacia el mes de abril ya había avanzado tres que siguen pareciéndome muy buenos: la tercera parte de la biografía del profesor José Manuel Lucía Megías : La plenitud de Cervantes; y otros dos de interés sevillano: Sevilla y Murillo : una ciudad para un artista, del profesor Gabardón de la Banda, y Los evangelios apócrifos en la Semana Santa de Sevilla, del joven jesuíta Daniel Cuesta Gómez. A estos tres libros ya me referí [aquí]. Y ahora voy a sumar otros dos libros excelentes que han aparecido estos días, sobre otros tantos grandes creadores y artistas sevillanos : el escultor imaginero, fallecido hace tres meses, Luís Álvarez Duarte (1949-2019), y el poeta y funcionario (de hacienda) Juan Sierra (1901-1989). Comienzo por el escultor.

ÁLVAREZ DUARTE. Este libro es ya, como sabe todo el sector capillita de la ciudad, un clásico del arte imaginero de las cofradías sevillanas : El niño imaginero [almuzara]. Es una recuperación, con motivo del fallecimiento del artista. El año 2012 el periodista José Joaquín León había publicado El niño imaginero en una editorial modesta, que en poco tiempo ha sido absolutamente inencontrable (era un libro que yo ambicionaba). Son las memorias orales del escultor Luís Álvarez Duarte, un artista precoz, que siendo niño se agregó como aprendiz de otro gran imaginero, de Carmona, Francisco Buiza (1922-1983), al que siempre tuvo por maestro, y del que despidió en su lecho de muerte [correo]. En los años sesenta, en la Casa de los Artistas (al lado del Jueves), a Álvarez Duarte se le llamó el niño imaginero, porque con sólo doce años, en 1962, talló su primera imagen, la de la Virgen de los Dolores, para su parroquia de San José Obrero (calle Arroyo, 78), que después de medio siglo sigue procesionando [hermandad]. A partir de entonces, su obra fecunda se extendió por Andalucía, España y la Humanidad (muy presente en Hispanoamérica, hasta llegar a la catedral de Buenos Aires). Para no pecar de omisión, no me atrevo a citar ninguna de sus obras (que aparecen catalogadas, quizá no todas, al final del libro), aunque arriba de esta nota he colgado la imagen de la talla de la santa carmelita Edith Stein (santa Teresa Benedicta de la Cruz), que figura en el lado derecho del retablo de la Virgen del Pilar, en la iglesia del Santo Ángel (en la calle Rioja, que me pilla cerca), que se debe también a Álvarez Duarte (obra de madurez, tallada el año 2000) [vía]. Sobre el libro, decir que se lee con gran emoción. Está muy documentado (en el colofón, muy meditado, se reproduce una fotografía de las virutas del taller del artista). Ahora, después de su muerte, el periodista José Joaquín León ha actualizado en tiempo récord aquella primera edición de hace siete años, completando la biografía del artista con ayuda de su viuda. Un gran libro, imperecedero, me parece (con esa relativa inmortalidad que tienen las obras humanas).

JUAN SIERRA. Otro libro que yo ambicionaba era la reedición de las prosas (los artículos de prensa) del poeta sevillano Juan Sierra, que el ayuntamiento publicó en edición casi clandestina, y bastante fea, el año 1984, con el título Sevilla en su cielo, al que me referí hace ya dos años [aquí]. Mi deseo ha sido felizmente satisfecho (como coleccionista he aprendido que muchas veces, si Dios quiere, al cabo del tiempo los buenos libros acaban recuperándose para las nuevas promociones de lectores, y sólo hay que tener paciencia). Hoy mismo, en el CICUS de la calle Madre de Dios (saliendo de la calle San José, en la judería) se presenta la nueva edición de la obra completa, Poesía y prosa [cicus], en coedición [elpaseo]. El Abc de hoy titula : "Juan Sierra: mucho más que el gran poeta de la Semana Santa de Sevilla" [Abc]. Aún no lo tengo en mi poder (se me hace la boca agua), y es por placer coleccionista, porque ya tengo las poesías por un lado (la edición de La Veleta de 1992), y la edición del ayuntamiento de las prosas, que compré en El Jueves (cómo no). Este, y el libro del niño imaginero, son dos libros maravillosos, pero no digo que para regalar a cualquiera (otras sugerencias pueden encontrarse en la sección de "libros más vendidos" de la Casa del Libro).

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