19 marzo 2008

Mi derecho a la pereza

El estrés me fuerza a liberarme de algunos compromisos, como este mismo de bloguear, y dedicarme sólo a los deberes y devociones más apremiantes. Por una temporada, de extensión incierta, no publicaré otro post nuevo. Mi apagón bloguero incluirá, de propósito, no visitar otros blogs ni, por fuerza, comentar en ninguno. Aunque sí leeré furtivamente vuestros comentarios, que me llegan por correo electrónico. Pero volveré pronto, espero que renovado. En estos últimos meses (¡sólo unos meses!) he aprendido mucho de vosotros. A algunos os deseo que abandonéis ya las lecturas ñoñas, y que os atreváis a saber... (¿Pero quién diría eso?). Por ejemplo, que leáis el librito de Paul Lafargue, yerno de Marx, El derecho a la pereza (1880):

"Si la clase obrera, tras arrancar de su corazón el vicio que la domina y que envilece su naturaleza, se levantara con toda su fuerza, no para reclamar los Derechos del Hombre (que no son más que los derechos de la explotación capitalista), no para reclamar el Derecho al Trabajo (que no es más que el derecho a la miseria), sino para forjar una ley de bronce que prohibiera a todos los hombres trabajar más de tres horas por día, la Tierra, la vieja Tierra, estremecida de alegría, sentiría brincar en ella un nuevo universo... ¿Pero cómo pedir a un proletariado corrompido por la moral capitalista que tome una resolución viril?"

Hasta muy pronto.

18 marzo 2008

Dice el insensato...

Piensa el necio: No hay Dios (Salmo 14).

¿Son necios los ateos honrados? Parece una manera muy ruda de referirse a la actitud de la gente que no cree. En un comentario pasado recordábamos, sin embargo, a propósito de
Stephen Hawking, que los científicos increyentes e infatuados también emplean términos despectivos para referirse a los creyentes. Sigmund Freud definía la religión en términos desoladores: tan sólo una ilusión. ¿Por qué tan seguro?

Pretender resolver quién lleva la razón no nos llevaría a ningún sitio. La fe y el ateísmo están amalgamados de actitudes mentales y emocionales, lo que impide llegar a convenir ningún término medio de estricta razón. Porque se sitúa a la persona entera en estos debates, y no sólo a las ideas.

El profesor Javier Monserrat, en su reciente artículo
"La ciencia orienta sobre la cuestion de Dios", afirma: "La decisión filosófica ante el enigma metafísico último de lo real debe tener en cuenta la imagen científica del universo... La ciencia presenta un universo enigmático que deja abierta la posibilidad de argumentar la verosimilitud de las dos hipótesis: la hipótesis atea y la hipótesis teísta, con la posición agnóstica intermedia. Negar que ambas hipótesis sean viables (admitiendo una sola de ellas) nos coloca en el dogmatismo, fuera ya del espíritu crítico, ilustrado y tolerante de nuestra cultura."

Por mi parte añado que no veo posible una equivalencia de soluciones al "enigma cósmico". La hipótesis atea es dogmática de raíz (nada hay fuera del Universo), mientras que la creencia mantiene abierto el misterio, fuente de la reflexión metafísica. El ateísmo en fin es incapaz de responder a la gran pregunta: ¿Por qué hay algo en lugar de nada?

11 marzo 2008

Las memorias de Julián Marías

Estoy leyendo estos días las extensas memorias de Julián Marías, Una vida presente (1989), que acaba de reeditar en un sólo volumen Páginas de Espuma, con la colaboración de la "Asociación Española de Personalismo". Es un monumento de la cultura española, del que nos podemos sentir orgullosos: hay que leerlas.

Supera en valor a aquellas memorias intelectuales, típicas de la esfera anglosajona, como las de Russell, Popper o incluso Newman, en las que sólo se habla de ideas, discusiones y libros. En las memorias de Julián Marías leemos, sobre todo, el recuento emotivo de los encuentros personales. Marías no estaba tan interesado en explicar un sistema filosófico (el suyo, si lo tuvo), sino una vida, él mismo. Pero esto es muy propio de quienes profesaron el vitalismo, en la estela de Ortega y Gasset. Por eso se puede decir de estas memorias que son filosofía puesta en obra (una trayectoria vital) en las que el sujeto de la narración es la vida ejemplar. Se aprende mucho leyendo este libro, en el que es cierto que el lector siente muy viva la presencia de Julián Marías.

Y una última reflexión. Marías ha sido nuestro contemporáneo, muerto apenas hace un par de años, y le dio lugar a ser testigo de la quema de conventos del Madrid del año 31. Da que pensar que todavía la Segunda República y lo que siguió después, no haya pasado a los libros de historia, sino que sigue palpitando en la memoria presente.

Habla también de Julián Marías, Pseudopodo

09 marzo 2008

El quadern gris

La Associació Xarxa de Mots ha tenido la feliz ocurrencia de publicar en internet el "dietari" de Josep Pla el quadern gris en forma de blog, siguiendo la cronología de las notas. Ya han aparecido las dos primeras, del 8 y el 9 de marzo... de 1918. Os animo a irlo leyendo, en catalán (para los castellano hablantes tan sólo requiere un mínimo esfuerzo). Podréis comprobar que el estilo de Pla es uno de los más sabrosos de las letras peninsulares del siglo XX.