"Eran
tantos los trabajos en que Ioan de Dios se ocupaba por dar remedio a
los de todos, así de caminos y salidas que hacía, en que padecía muchas
frialdades, como del trabajo ordinario de la ciudad, que se desvencijó, y
desta enfermedad (como él le hacía poco regalo) padecía gravísimos
dolores, y disimulaba cuanto él podía, por no dallo a entender y dar
pena a sus pobres en vello malo; mas estaba ya tan flaco y debilitado y
sin fuerzas, que no lo podía ya disimular (...)
"Sabida
que fué su enfermedad de doña Ana Osorio, mujer del veinte y cuatro
García de Pisa, señora de mucha cristiandad y exemplo (a quien por esto
amaba mucho el hermano Ioan de Dios), le fué a visitar; y vista su
dolencia y el poco refrigerio que allí tenía, y tan cercado de pobres,
que no le daban lugar a reposar un poco (y él, que a nada contradecía),
le rogó muy ahincadamente, que consintiese que lo llevasen a su casa a
curar, donde se le haría cama y darían lo necesario; porque hasta allí
sólo en las tablas estaba echado y la capacha en la cabecera; y aunque
él se escusó todo lo que pudo, diciendo, que no le sacasen de entre sus
pobres, porque entre ellos quería morir y ser enterrado, al fin le
venció con decille, que pues él había predicado a todos la obediencia,
que obedeciese ahora a lo que con tanta razón le pedían por amor de
Dios. Y así truxeron una silla para llevallo; y puesto que fué en ella,
como los pobres supieron que lo querían llevar, todos los que pudieron
se levantaron y le cercaron; y aunque le quisieran resistir por el
grande amor que le tenían, como es gente que a los infortunios y
trabajos que tienen nunca hacen resistencia sino con gemidos y lágrimas,
comenzaron todos a levantar tal alarido y gemido, hombres y mujeres,
que no hobiera corazón, por duro que fuera, que no reventara en
lágrimas. Y él, oyéndolo y llorando y viéndolos afligidos, alzó los ojos
al cielo con sospiros, y díxoles: Sabe Dios, hermanos míos, si quisiera
yo morir entre vosotros; empero, pues Dios es servido que muera sin
veros, cúmplase su voluntad. Y echándoles su bendición a cada uno por
sí, les dixo: Quedad en paz, hijos míos, y si no nos viéremos más, rogad
a nuestro Señor por mí. A estas palabras tornaron a levantar de tal
manera el alarido y decían tales lástimas, que penetraron de tal manera
las entrañas de Ioan de Dios (que poco había menester, porque los amaba)
que quedó desmayado en la silla. Y vuelto en sí, por no dalle más pena,
lo llevaron en casa de esta señora; y como había comenzado a obedecer y
propuesto hacello, aunque hasta allí, por enfermo que estuviese, nunca
había mudado el traje, por áspero y pobre que era, entonces dexó que
hiciesen con él cuanto le mandaban, por dar exemplo de obediencia. Y así
le pusieron camisa y le echaron en una cama, y curaron de él con mucha
caridad y cuidado, así de médicos como de medicinas y todo lo demás
necesario. Y aquí fué visitado de muchas personas principales y señores,
y de todos regalado, a porfía el que más podía. Y él de todo esto no
gustaba, salvo de la caridad que vía que a ello les movía; porque, junto
con esto, le habían privado que no viese pobre ninguno, y puesto un
portero que no los dexase entrar, porque en viéndolos lloraba y recibía
pena (...)
"Pues
sintiendo en sí que se llegaba su partida, se levantó de la cama y se
puso en el suelo de rodillas abrazándose con un Crucifixo, donde estuvo
un poco callando, y de ahí a un poco dixo: Iesús, Iesús, en tus manos me
encomiendo. Y diciendo esto con voz recia y bien inteligible, dió el
alma a su Criador, siendo de edad de cincuenta y cinco años, habiendo
gastado los doce déstos en servir a los pobres en el hospital de
Granada (...) Estuvieron presentes a su muerte muchas señoras principales y cuatro
sacerdotes, y todos quedaron admirados y dieron gracias a nuestro Señor
de tal manera de muerte, y cuan bien hacía consonancia con la tal vida.
La cual fué a la entrada del sábado, media hora después de maitines, a
ocho de Marzo de mil y quinientos y cincuenta años."
PEDRO DE CASTRO : Vida y sanctas obras de Ioan de Dios y de la institucion de su orden, y principio de su hospital (1585).
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