30 abril 2007
15 abril 2007
Teología relativista
El llamado problema del mal (¿cómo un Dios omnipotente y bondadoso ha creado un mundo plagado de males?) evidencia una defectuosa comprensión de la realidad. Quien hace tal pregunta pretende sentar a Dios en el banquillo y erigirse en Juez y en medida de todas las cosas, ¡nosotros, que somos unos pigmeos en medio del Universo!
Igual que no hay una cosmología que pueda desprenderse de la posición relativa del observador que describe la realidad material, tampoco puede hacerse una teología que olvide que los teólogos son seres naturales y finitos, un ingrediente modesto más del cosmos creado, y que no pueden desprenderse de su posición relativa en la materia. Tomás de Aquino me parece en este punto muy moderno (vid. 'Quomodo Deus a nobis cognoscatur', S.Th. I, 12).
"Y en cuanto a la resurrección de los muertos, ¿no habéis leído aquellas palabras de Dios cuando os dice: = Yo soy el Dios de Abraham, el Dios de Isaac y el Dios de Jacob? = No es un Dios de muertos, sino de vivos.» Al oír esto, la gente se maravillaba de su doctrina" (Mt 22, 31-33).
Igual que no hay una cosmología que pueda desprenderse de la posición relativa del observador que describe la realidad material, tampoco puede hacerse una teología que olvide que los teólogos son seres naturales y finitos, un ingrediente modesto más del cosmos creado, y que no pueden desprenderse de su posición relativa en la materia. Tomás de Aquino me parece en este punto muy moderno (vid. 'Quomodo Deus a nobis cognoscatur', S.Th. I, 12).
"Y en cuanto a la resurrección de los muertos, ¿no habéis leído aquellas palabras de Dios cuando os dice: = Yo soy el Dios de Abraham, el Dios de Isaac y el Dios de Jacob? = No es un Dios de muertos, sino de vivos.» Al oír esto, la gente se maravillaba de su doctrina" (Mt 22, 31-33).
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