24 abril 2008

José Saramago y la muerte

Esta mañana, leyendo la edición electrónica de El País, me entero de que José Saramago ha convalecido de una grave enfermedad, que lo había llevado al borde de la muerte. Demuestra poseer una gran fortaleza y vitalidad, a la altura de sus 85 años.

Lo que piensan los viejos de la muerte, que los jóvenes apenas concebimos, siempre es interesante. Es como un anuncio de lo que nos ha de venir. Y lo que pueda contar Saramago aún más, pues no es creyente. Sus palabras en una entrevista con
Juan Cruz apenas necesitan comentarios. Tan sólo quisiéramos entrever en alguna de sus insinuaciones lo que quizá no se haya atrevido a decir... ¿por pudor? ... y es el destino que nos aguarda "al otro lado", cuando todo acabe:

"… en mis horas de soledad, que en el fondo eran casi todas... admití como algo bastante natural que no saliera de aquello. O, peor, que saliera para irme al otro lado... Ahora bien, lo que para mí ha sido sorprendente ha sido la serenidad, la tranquilidad con que acepté sin miedo y sin angustias la hipótesis de no sobrevivir a la enfermedad. Y esa serenidad y esa tranquilidad no es que me haya reconciliado con la idea de la muerte, porque uno no ha de reconciliarse con la idea de la muerte, pero me ha ayudado a contemplar ese hecho como algo natural. Y además, ineluctable, no podía hacer nada contra ella. Puedes armarte de la fuerza que encuentras en ti para no ceder al pánico, al miedo, a la angustia de un posible final, y que además lo estés viviendo... Todo eso lo he vivido, pero como estoy bien ahora, no lo recuerdo como una situación que he pasado sino como una pesadilla. Y lo único que tenía que hacer era despertar de esa pesadilla. Me desperté… Yo me sentí en un estado de casi anestesia total. Es decir, lo vivía no con indiferencia, en absoluto, al contrario, pero podría incluso decirte que lo he vivido sin emociones. No recuerdo haber cedido al peso de cualquier sentimiento, de miedo, o de pena. No. Yo me examinaba a mí mismo con una frialdad casi científica…"

9 comentarios:

  1. Después de tantos enfermos como me ha confesado su miedo a morir, este post se ha filtrado en mi piel.

    Saludos, amigo.

    Mar

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  2. Las palabras de Saramago suenan auténticas. Aunque me gustaría interrogarle si no sintió inquietud por nada...

    Bienvenida de nuevo, Mar.

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  3. Es el velo que la Natura debe poner a los moribundos y que no te explicas cómo puede pasar, pero parece ser que velo hay, en creyentes y no.

    De este señor sólo he leído un libro, " Ensayo sobre la ceguera " He de reconocer que lo guardo en mi memoria y que me hizo pensar .
    No es una obra maestra, pero algo tiene...

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  4. Eso creo yo Morgenrot, en ese trance yo he visto serenidad en creyentes y no creyentes.
    Claro que todos eran viejos, y debe ser como una fruta madura que cae del arbol con naturalidad. Otra cosa sería la muerte de una persona joven.

    .

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  5. He visto lo mismo en la muerte de un amigo, acababa de cumplir 40 años.

    Le dieron dos meses de vida y así se cumplió.

    Su serenidad la tenemos todos presente.

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  6. Antes o después nos tocará a todos, Morgenrot. Más vale irse preparando, "sin prisa pero sin pausa...".

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  7. Creo que no estaremos preparados hasta que nuestro momento llegue.

    Hay una historia que viví recientemente. Entré en un blog que me gustó. Como soy tan despistada, no me fijé en la fecha de la entrada de la autora e hice un comentario Era el cometario nº 100 ( ésto me llamó la atención ).

    Después, el autor de un estupendo Blog que es Nuncio, me advirtió que la creadora había fallecido, Y que el blog seguía abierto porque nadie sabe su clave.
    Los que la consideraban siguen entrando. Y debía ser bastante joven.
    Su blog es este:
    http://odioalcorrecaminos.blogspot.com/.

    Me llevé un gran disgusto, aun me dura.

    ¿ quién le iba a decir a élla que la Parca vendría tan presta ?.

    Que estemos prepardos cuando la Parca corte la cuerda y Dios nos recia en la Gloria.

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  8. Pero no hay que dar tanta importancia a la supervivencia de los blogs. Es el mismo caso de todas las cosas que deja el muerto (coche, trajes, casa, libros, fotografías, papeles...). Solo que los blogs parecen espectrales e intangibles, y no se sabe "dónde" estan.

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