26 mayo 2009

Santiago Agrelo

El fraile franciscano Santiago Agrelo es el arzobispo de Tánger. De todos los blogs religiosos que conozco, el suyo es uno de los que más me gustan, por su incisiva humanidad y sencillez (debe ser la impronta y manera de ser y conducirse de los franciscanos). Una frase suya, muy significativa en el contexto de convivencia de las tres religiones: Todos los hombres y mujeres buscamos al mismo Dios, aunque le demos nombres o figuras distintas. Creo de interés reproducir su último comentario: "Cada día, el sistema de los elegidos mata de hambre a 25.000 niños":

Hace setenta años comenzaba a correr en Europa la sangre humana del Holocausto nazi de los judíos. Un pueblo tuvo entonces en sus manos la capacidad de quitar a sus líderes endiosados los resortes del poder. Y no lo hizo. Sus brazos señalando hacia la gloria, sus «Heil» resonando como truenos, lo hicieron cómplice de opciones que causaron millones de muertos, dejaron la tierra devastada, y llevaron a dimensiones tan monstruosas el sufrimiento que agrietaron incluso los cimientos de la fe.

Hoy corre por el mundo sangre humana de otros sacrificios. Hay nuevos dioses en las tribunas, y vieja complicidad en los devotos. Los horizontes son siempre de gloria, de progreso, de grandeza, de felicidad para el pueblo de los elegidos. Mientras tanto, la muerte recoge en campos invisibles de exterminio su cosecha de desechos. Cada día, el sistema de los elegidos mata de hambre a 25.000 niños. Cada día 200.000 personas se agregan a la muchedumbre de los que en el mundo padecen hambre crónica. Cada día el aborto profana a millares los santuarios de la vida. Cada día… droga… armas… explotación laboral… explotación sexual… Para hablar de nuevos Holocaustos, sólo falta que el fuego devore la memoria de las víctimas. Y eso, mejor que el fuego, ¡lo hace la propaganda!

Los pueblos tienen en sus manos la capacidad de oponerse a la antihumanidad; aunque todo hace temer que no lo harán. Si así fuese, si hoy callamos, otros recordarán mañana con horror y vergüenza nuestra complicidad aturdida con los dioses de la frivolidad y de la muerte.

2 comentarios:

  1. Muy interesante, Joaquín, lo desconocía, pero dice verdades como puños.

    Un abrazo.

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  2. A mí me deja hecho polvo ver que realmente los que así actúan, consciente o inconscientemente, día a día, es la gente con la que convivo. Simplemente porque no se preguntan si lo que hacen está bien o está mal. Y esto entronca con otro pensamiento.

    Siempre he creído que hay que esforzarse cada día por ser mejor persona. Nadie es perfecto, y aunque uno sea "bueno" o simplemente "bondadoso", si no se lucha por mejorar se acaba empeorando. Pero descubro que la gente está muy agusto siendo como son, que no se plantean que tengan que cambiar nada. Y no se lo plantean porque para ellos "todo está bien si a ti te parece que está bien". Hay pocas cosas que estén mal.

    Un ejemplo: hay personas que me dicen que el aborto es un asesinato, y lo rechazan. Pero luego te dicen: "excepto si es por una violación, en ese caso yo sé admitiría el aborto." Entonces para ellos realmente el aborto no es un asesinato. No es un mal. El relativismo moral es atroz. Un saludo

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