18 agosto 2009

Ateísmo en el catolicismo

Si quis dixerit: “Diligo Deum”, et fratrem suum oderit, mendax est; qui enim non diligit fratrem suum, quem videt, Deum, quem non videt, non potest diligere, "El que dice: «Amo a Dios», y no ama a su hermano, es un mentiroso. ¿Cómo puede amar a Dios, a quien no ve, el que no ama a su hermano, a quien ve?" (1 Io 4,20).

El cristianismo es una religión de proximidad, porque su mandamiento principal es el amor del prójimo, del que tenemos cerca. No es por principio una religión divina, cultual, sino una religión de fraternidad. Esta forma nueva de creer también se exhibe en su particular variante del descreimiento y del ateísmo: no cree en Dios quien no cree en su prójimo.

Las envidias y rencillas de la clerecía, que secundan los publicistas meapilas, revelan que en la misma iglesia católica el ateísmo está muy extendido, porque no se tiene apenas caridad, ni respeto, ni amor al prójimo. Cada vez que un periodista que se dice católico y se da muchos golpes de pecho, pero pone en la picota a un obispo, so capa de la libertad de prensa, se delata como increyente. El plus del cristiano es que ve en su prójimo, no a simples hombres con defectos y miserias, sino al Dios mismo.

14 comentarios:

  1. Para mí no sólo el plus del cristiano, ver a Dios en el prójimo es la esencia del cristiano.

    Hay quien cree ver a Dios y no al prójimo, y hay quién dice ver al prójimo sin ver a Dios, pero la conjunción de ambos aspectos, esa es la esencia del cristiano.

    Y en la clerecía, parte, sólo parte de la Iglesia, no lo olvidemos, como en todo lo humano se concitan los defectos y virtudes del hombre, al uigual que en el resto de la Iglesia, los fieles.

    Interesante entrada, qué cercana la veo.

    Un abrazo

    ResponderEliminar
  2. Me alegro de verdad, Capitán, que te haya gustado. Lo he escrito en un instante.

    ResponderEliminar
  3. Eduardo Cabrera18 agosto, 2009

    Tanto me chirría el segundo párrafo como comparto y aprecio los otros dos, estimado Joaquín.

    Amarás a Dios sobre todas las cosas es el primer axioma. No concibo mi religión, y mi religiosidad menos, si no adorase total y contínuamente a mi Dios quien tanto me ama. Cierto que me pide que lo adore en el amor a los demás, pero Él lo es todo, y luego estamos los hombres.

    Últimamente tengo un espíritu místico-monacal que me empieza a preocupar. Y a mi mujer, más ;)

    Gracias por la reflexión

    ResponderEliminar
  4. Bienvenido de nuevo, estimado Eduardo. Afinas bien, porque en el segundo párrafo es donde coloco mi razonamiento principal, y donde con seguridad pueden encontrarse nuestros puntos de discrepancia, ¡bienvenida sea!

    Un cordial saludo.

    ResponderEliminar
  5. Hola Joaquín,

    Encuentro cierta proximidad entre esta tu última entrada y la ultima mía en la que trataba sobre la conveniencia.

    No sé, será el verano.

    Un cordial saludo

    ResponderEliminar
  6. Totalmente de acuerdo, Emilio. No había leído tu entrada, hasta ahora. La corvengencia de ideas no es cosa del verano, sino una muestra más de 'conveniencia', 'semejanza' o 'vecindad' de ideas. También creo en la sincronicidad, por qué no. Te copio el texto (que es de Foucault):

    Son "convenientes" las cosas que, acercándose una a otra, se unen, sus bordes se tocan, sus franjas se mezclan, la extremidad de una traza el principio de la otra. Así, se comunica el movimiento, las influencias y las pasiones, lo mismo que las propiedades. De manera que aparece una semejanza en esta bisagra de las cosas. Doble desde que se trata de aclararla: semejanza del lugar, del sitio en el que la naturaleza ha puesto las dos cosas, por lo tanto, similitud de propiedades; ya que en este continente natural que es el mundo, la vecindad no es una relación exterior entre las cosas, sino el signo de un parentesco oscuro cuando menos.

    La semejanza como guía del conocimiento.

    ResponderEliminar
  7. Haces un silogismo con una conclusión profunda: " no cree en Dios quien no cree en su prójimo ".

    Se puede amar al prójimo y no creer en Dios, pero ese amor siempre será distinto del cristiano que sigue o intenta cumplir el principal Mandamiento.

    Las divisiones en la Iglesia existen, y se traslada a la sociedad, con el daño que conlleva.
    Creo que era Napoleón quien decía " divide y vencerás ".
    La Iglesia tiene dos enemigos, uno en su interior por esas divisiones y otro exterior que , igualmente, " la machaca".

    El amor a Dios como el Todo y al prójimo, debe ser lo que nos guíe en este camino.

    Saludos, Joaquín, después de estas vacaciones ausente.

    ResponderEliminar
  8. Gracias, Morgenrot, ¡y bienvenida!

    La clave de ese silogismo que tú has visto (la "premisa mayor", si quieres) es el mismo texto sagrado:

    El que dice: «Amo a Dios», y no ama a su hermano, es un mentiroso.

    Sustituímos "amar" por "creer", y obtenemos, así, que quien no ama al prójimo es, según razono, un mentiroso, y por tanto un ateo.

    ResponderEliminar
  9. Bueno Joaquín, bueno el post, el contenido, discutible.

    ResponderEliminar
  10. Dios , no es una imágen sino la esencia viva , divina que todos llevamos y debe ser compartida con los demás ,a través de la compasión , la caridad , el perdón y el amor por la humanidad .
    Si solo nos quedamos de rodillas ... convertimos a Dios en religión , en opio para el pueblo ...

    Un saludo desde la isla .
    Rosna

    ResponderEliminar
  11. Hola Joaquín,

    yo no creo que sea tanto ateísmo como falta de amor. Porque no es tanto "no cree en Dios quien no cree en su prójimo" sino que no ama a Dios quien no ama al prójimo. O ama poco a Dios, porque al prójimo se le debe amar por el amor que se le tiene a Dios. Esto es como lo de los enemigos: es muy fácil querer a un hijo, pero querer a un enemigo, sólo por amor a Dios se puede.

    Yo creo que lo que hay hoy día es una pequeña herejía casi en cada cristiano. La Iglesia, guste o no, es el camino que el Señor dejó en la tierra a través del cual recibimos sus Sacramentos, el puso la primera y la última piedra, el resto la ponen mal que bien los hombres inspirados por el Espíritu Santo -y por supuesto que cometen errores-, pero es obra de Dios y hay que amarla y someter nuestro juicio a su magisterio -y eso es muy difícil-.

    Me encuentro que no sólo hay cristianos de a pie que creen esto sí, pero esto no. Y que encima son, por ejemplo, catequistas que enseñan contra el magisterio de la Iglesia. Sino que también hay sacerdotes que casi que no creen, que no imparten los Sacramentos o que le restan su importancia. Así que hay que rezar mucho por ellos, y saber que la Iglesia es atacada por fuera y desde dentro, pero que no sucumbirá. Y confiar en Dios.

    Un abrazo

    ResponderEliminar
  12. Gracias, "Rictus Morte". Como siempre, me gustan mucho tus comentarios. ¿Por qué casi en cada creyente hay un hereje, al menos en potencia? Dos explicaciones:

    1. En una sociedad afluente, con muchas posibilidades y libertades, nos construímos religiones "a la carta". El monolitismo religioso es inviable en sociedades abiertas. Hoy se habla de "pluralismo" en el cristianismo.

    2. Excesivo dogmatismo. Cuando el dogma se extiende a lo más nimio, se corre el riesgo de falta de adhesión de los creyentes. Necesitamos una religión de enseñanzas esenciales, no que predique "colar el mosquito".

    Un abrazo

    ResponderEliminar
  13. Eduardo Cabrera27 agosto, 2009

    Joaquín, esa religión de enseñanzas esenciales existe y se llama catolicismo. En mi opinión, claro.

    A mis hijos no puedo darles enseñanzas esenciales del tipo "cultiva tu espíritu", "hazte una buena persona mediante la honestidad y la generosidad", etc. sino que debo colar el mosquito más veces, muchas más, de las que me apetecería. En términos educativos (y religiosos): necesitan catequesis. Eso mismo pasa con los cristianos como globalidad. Y cada vez más necesaria es esa catequesis.

    Cuando crezcan, les iré dando las enseñanzas esenciales y por la parte ultraterrena les enseñaré la Humanae Vitae para que sepan que nadie salvo Dios les cuela el mosquito y ni eso. Pues lo mismo haría falta con nosotros, los cristianos "adultos".

    Un cordial saludo

    ResponderEliminar
  14. Muy acertado, Eduardo, ése es el privilegio de los padres, educar a sus hijos en lo que creen bueno para ellos.

    ResponderEliminar