El mudito de Santa Ana, de nombre civil Francisco Rodríguez Moreno, es un personaje entrañable del barrio de Triana. Ya está mayor, pero aún se le ve por la iglesia. Nació en 1933; a los cinco años, por los desastres de la guerra civil, quedó huérfano y abandonado en la calle, y el párroco de Santa Ana lo recogió. Desde entonces ha sido el sacristán de la iglesia, y es muy popular entre las cofradías sevillanas. Yo mismo tengo un recuerdo simpático de él. Hace veintitantos años, unos amigos me invitaron a salir de acólito en la cofradía del Baratillo, en el Arenal. A mí me tocó salir en la procesión con un cirial junto a la Cruz Parroquial, que por uso inveterado portaba el mudito. El regreso de la cofradía por su barrio, la calle Adriano, fue apoteósico, inolvidable. Ahora que el mudito se puede valer menos, recibe los honores merecidos. Menciono dos: el mes de noviembre de 2008, el cardenal Carlos Amigo Vallejo le entregó la cruz Pro Ecclesia et Pontifice, que le confirió el papa Benedicto XVI. Y ese mismo día, según cuentan las crónicas, se bendijo la imagen en madera del San Pedro, en el órgano de la iglesia de Santa Ana, que reproduce el rostro del propio mudito [crónica]. Del aprecio que le tiene el barrio, puede dar una idea el video de la entrada de la Esperanza de Triana la mañana del Viernes Santo de 2009, que cuelgo aquí. En el minuto 7, el mudito da el martillazo o toque de llamador para la levantá del paso de palio. Dicen que el mudito pierde la mudez una vez al año, que es precisamente en ese momento, cuando le grita a la Virgen: ¡guapa, guapa, guapa!
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