13 febrero 2017

Divagaciones musicales

Algunas notas tenía en mis papeles, pero no he querido privilegiar ninguna. Prefiero divagar, sea sobre música, o sobre filosofía, o sobre teología, lo mismo da. Comienzo. El fin de semana supe del fallecimiento de José Luís Pérez de Arteaga [La Razón]. Tuve que enterarme precisamente oyendo la radio, Radio Clásica. Para la gente de mi generación Pérez de Arteaga ha sido como un ángel tutelar en las horas de estudio, tedio o soledad. Desde que éramos estudiantes lo escuchábamos en Radio Nacional. Cuando un hombre así muere, no nos debe invadir ni la nostalgia ni la melancolía, sino un sentimiento de amplio agradecimiento, por las horas que ha dedicado a sus oyentes. Además, Pérez de Arteaga ha legado a la cultura española un libro espléndido, un tratado sobre la vida, obra y discografía de Gustav Mahler [El Cultural].

Acabo de leer la "biografía breve" (vita brevis) de Martín Lutero, debida al historiador, especialista en historia de la orden agustiniana, Rafael Lazcano [San Pablo]. Escrita con suma elegancia, y de lectura grata. Presenta a un Martín Lutero sin apasionamiento (si esto es posible). A mi me ha abierto el apetito de leer la otra gran biografía en castellano, la antigua de Ricardo García Villoslada SJ [BAC]. Pero no lograremos ponernos de acuerdo sobre el "luteranismo". Tengo la impresión de que en aquel conflicto pesaron sobre todo motivos políticos. Si no hubiese sido Martín Lutero habría sido otro profesor de Wittenberg. Precisamente este domingo se ha leído (en las iglesias católicas) el capítulo 5 del evangelio de San Mateo, sobre la Ley: Nisi abundaverit iustitia vestra plus quam scribarum et pharisaeorum, non intrabitis in regnum caelorum. ¿Qué es la Ley, qué es la Justicia? Nada de lo que se piensa vulgarmente. Por eso dice: Sit autem sermo vester: “Est, est”, “Non, non”; quod autem his abundantius est, a Malo est. Sí, sí, no, no... Nada que ver con los letrados palabreros y leguleyos.


Una aguda inquietud sobre la Ley y la Justicia me ha llevado también estos días a releer ese diálogo tan instructivo de Platón, el Gorgias (en la traducción de Julio Calonge). ¿De qué trata el Gorgias? Aunque parece cuestión discutida, pienso que no ofrece ninguna dificultad responder: trata de la moralidad en la política. No puedo hacer más que recomendar que se lea el diálogo, si fuese posible de un tirón, una tarde, para no restarle el efecto intelectual que buscaba darle el maestro. Sócrates dice (cito muy de memoria) que el político debe hacer buenos a los ciudadanos. Hay que ser justos (yo diría que "equilibrados"), moderados, decididos. Y sufrir injusticia antes que cometerla. Por muy diversas razones se dice que este diálogo de Gorgias es de los más modernos de Platón. La moralidad pública (¿qué hacen nuestros gobernantes, y por qué?) es una cuestión palpitante. El diálogo comienza sometiendo a juicio a los tiranos (se pone como ejemplo al macedonio Arquelao, cuya historia nos parece mil veces contada, hasta nuestros días) y termina enjuiciando a los demócratas (con Pericles a la cabeza, acusado de corrupción). En este momento, yo resumiría el Gorgias diciendo que nos presenta dos versiones de la política: la política real (testimoniada por el interlocutor Calicles), en que predominan las pasiones y los intereses, y la política ideal (defendida por Sócrates), que debe obedecer a los principios morales. ¿Qué versión es la más verdadera? Después de leer, cerramos nuestro libro, y nos ponemos a reflexionar. Platón no nos impone una respuesta, aunque seduce con un bello "relato verdadero" sobre el juicio de ultratumba, donde cada uno recibirá su premio o castigo merecido.

Y ya que he terminado con mis divagaciones musicales, me voy con la música a otra parte.

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