La principal razón de estudiar latín es que hemos recibido un legado de saberes escritos en esa lengua. Pensemos, en un rápido recorrido mental, en Lucrecio, Séneca, o Agustín de Hipona, o en Erasmo, Martín Lutero, Luís Vives, o incluso Isaac Newton; o en el Corpus Iuris Civilis (matriz del derecho vigente), o en la Summa Theologiae de Santo Tomás de Aquino; o en la Biblia latina (tan antigua como el cristianismo mismo). Conmueve recordar a un gran prosista de la lengua, el pbro. Jaime Balmes, que para asegurar la difusión en todo el orbe católico de una de sus obras (la Filosofía elemental de 1847), se esfforzó en preparar él mismo su traducción al latín, que no logró completar antes de su muerte prematura en 1848.
Estos días, el latín vuelve a ser noticia en España, con la entrada en vigor de la 3ª edición del Misal en castellano [C.E.E.], traducción del Missale Romanum de Pablo VI (1969) [vat]. No es mi oficio la liturgia, puesto que soy un simple feligrés que se limita a ir a misa los domingos y fiestas de guardar; pero no quiero ahorrarme un comentario sobre una de las novedades más llamativas de este misal en castellano. Se ha retocado la fórmula de la consagración. Aquellas palabras: "Hic est enim calix sanguinis mei... qui pro vobis et pro multis effundetur...", hasta ahora y, desde el primer misal de 1970, se decían así en castellano: "... que será derramada por vosotros y por todos los hombres...". Pero el nuevo misal las ha vertido así: "... por vosotros y por muchos...". Los fieles del montón, como soy yo, se pueden interrogar entonces si es que el Mesías sólo vino a salvar a los más listos o a los más bonitos, o es que, como decía aquella señora del célebre chiste de Mingote, "porque al Cielo, lo que se dice ir al Cielo, iremos los de siempre".
Esto no ha sido cosa de los obispos españoles, sino del que fue papa Ratzinger, y viene de largo [Carta]. A mí me parece que es una regresión litúrgica. José Manuel Bernal, en su artículo "Pro vobis y por multis", flaco favor a la renovación litúrgica", lo explica muy bien [aquí], y me dispensa de más comentarios. Aunque me gustaría añadir ahora un par de notas, producto de la compulsa de algunas versiones bíblicas.
Multi (lat.), oi polloi (gr.), harabim (hbr.), son expresiones que pueden significar "muchos" o "todos". En la traducción hay que tener presente si esas expresiones están empleadas predicativa o distributivamente, y que 'mucho' es un término ambiguo en castellano. Luego, no puede pretenderse una traducción exacta, o "literal" (¿existe la traducción literal?). Y no hay que confundir la traducción literal con la versión calcada. Traducir el latín 'multi' por el castellano 'muchos', tal vez no sea una traducción fiel, ni siquiera literal; a lo sumo es un mal calco, casi de latín macarrónico.
Algunas versiones modernas de la Biblia son receptivas, en el pasaje del profeta Isaías, 53, 11-12 (antecedente de la fórmula de la institución de la Eucaristía) a una traducción más conforme con el sentido bíblico originario. Hay que mencionar aquí la Bible de Jérusalem, en francés, y en castellano, la Biblia del peregrino (de J.L. Alonso Schökel), o la Biblia de Navarra ("llevó los pecados de las muchedumbres"). La Bibbia de la Conferenza Episcopale Italiana, publicada en el año 2003, traduce, como parece muy generalizado, "il giusto mio servo giustificherà molti" [CEI], aunque la edición impresa contiene una interesantísima nota al margen: "Il senso di 'molti' è discusso: alcuni pensano che debba essere riferito alla multitudine del popolo, altri, piuttusto, alla insieme delle nazioni".
La mayor de las sorpresas me la he llevado consultando la traducción de la Vulgata latina del P. Felipe Scío de San Miguel (Madrid, 1796). Poseo precisamente el tomo de la Prophecia de Isaías, que hace unos años tuve la fortuna de encontrar en un mercado de libros viejos. El P. Scío traduce Is 53,12 así: "Él cargó con los pecados de muchos, y por los trasgresores rogó". Hasta aquí, lo esperable. Lo sorprendente es la nota a pie de página, que invito a consultar, donde el P. Scío comenta: "Los pecados de muchos, de todos, como se usa freqüentemente en las Escrituras". Véase por tanto, que al menos un sabio escriturista de hace dos siglos ya tenía claro el sentido recto que debía darse al verso de Isaías: et ipse peccatum multorum tulit.
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Estos días, el latín vuelve a ser noticia en España, con la entrada en vigor de la 3ª edición del Misal en castellano [C.E.E.], traducción del Missale Romanum de Pablo VI (1969) [vat]. No es mi oficio la liturgia, puesto que soy un simple feligrés que se limita a ir a misa los domingos y fiestas de guardar; pero no quiero ahorrarme un comentario sobre una de las novedades más llamativas de este misal en castellano. Se ha retocado la fórmula de la consagración. Aquellas palabras: "Hic est enim calix sanguinis mei... qui pro vobis et pro multis effundetur...", hasta ahora y, desde el primer misal de 1970, se decían así en castellano: "... que será derramada por vosotros y por todos los hombres...". Pero el nuevo misal las ha vertido así: "... por vosotros y por muchos...". Los fieles del montón, como soy yo, se pueden interrogar entonces si es que el Mesías sólo vino a salvar a los más listos o a los más bonitos, o es que, como decía aquella señora del célebre chiste de Mingote, "porque al Cielo, lo que se dice ir al Cielo, iremos los de siempre".
Esto no ha sido cosa de los obispos españoles, sino del que fue papa Ratzinger, y viene de largo [Carta]. A mí me parece que es una regresión litúrgica. José Manuel Bernal, en su artículo "Pro vobis y por multis", flaco favor a la renovación litúrgica", lo explica muy bien [aquí], y me dispensa de más comentarios. Aunque me gustaría añadir ahora un par de notas, producto de la compulsa de algunas versiones bíblicas.
Multi (lat.), oi polloi (gr.), harabim (hbr.), son expresiones que pueden significar "muchos" o "todos". En la traducción hay que tener presente si esas expresiones están empleadas predicativa o distributivamente, y que 'mucho' es un término ambiguo en castellano. Luego, no puede pretenderse una traducción exacta, o "literal" (¿existe la traducción literal?). Y no hay que confundir la traducción literal con la versión calcada. Traducir el latín 'multi' por el castellano 'muchos', tal vez no sea una traducción fiel, ni siquiera literal; a lo sumo es un mal calco, casi de latín macarrónico.
Algunas versiones modernas de la Biblia son receptivas, en el pasaje del profeta Isaías, 53, 11-12 (antecedente de la fórmula de la institución de la Eucaristía) a una traducción más conforme con el sentido bíblico originario. Hay que mencionar aquí la Bible de Jérusalem, en francés, y en castellano, la Biblia del peregrino (de J.L. Alonso Schökel), o la Biblia de Navarra ("llevó los pecados de las muchedumbres"). La Bibbia de la Conferenza Episcopale Italiana, publicada en el año 2003, traduce, como parece muy generalizado, "il giusto mio servo giustificherà molti" [CEI], aunque la edición impresa contiene una interesantísima nota al margen: "Il senso di 'molti' è discusso: alcuni pensano che debba essere riferito alla multitudine del popolo, altri, piuttusto, alla insieme delle nazioni".
La mayor de las sorpresas me la he llevado consultando la traducción de la Vulgata latina del P. Felipe Scío de San Miguel (Madrid, 1796). Poseo precisamente el tomo de la Prophecia de Isaías, que hace unos años tuve la fortuna de encontrar en un mercado de libros viejos. El P. Scío traduce Is 53,12 así: "Él cargó con los pecados de muchos, y por los trasgresores rogó". Hasta aquí, lo esperable. Lo sorprendente es la nota a pie de página, que invito a consultar, donde el P. Scío comenta: "Los pecados de muchos, de todos, como se usa freqüentemente en las Escrituras". Véase por tanto, que al menos un sabio escriturista de hace dos siglos ya tenía claro el sentido recto que debía darse al verso de Isaías: et ipse peccatum multorum tulit.
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"freqüentemente" me gusta, por la novedad, y también porque visualmente "mola".
ResponderEliminarEn cuanto a todo lo demás que escribes, no puedo sino darte la razón. Esa vuelta a los principios que al parecer se pretende en los textos de nuevo misal, o viejo misal en su tercera edición, también me parece a mí desafortunada. Puedo añadir, además, que el resto de los textos, en las oraciones presidenciales, en los prefacios y en alguna otra cosilla más, adolecen de no estar actualizados a la sensibilidad del ser humano de hoy y aquí. Bien podrían haber dado una oportunidad a personas entendidas en poesía y prosa, para que pusieran en letra las indicaciones de entendidas en pastoral. Quien dice estar especializado en liturgia, ¿tiene los pies en el suelo?
Es mi humilde opinión.
Gracias Miguel Ángel por tu autorizado comentario. "freqüentemente" es con la ortografía del siglo XVIII...
ResponderEliminar¡Qué "bonito" se escribía el castellano de otras épocas!
ResponderEliminarEsta mañana, en una reunión de pastores, me he enterado de que no se trata de una vuelta a los orígenes, escriturísticos o bíblicos, sino al texto latino del Misal de Pablo VI. ¿Será cierto? Si fuera así, no entiendo a qué vino la carta de Benedicto XVI a los obispos alemanes de 2012. Con haber dicho que el término latino "pro multis" tiene su correlativo en el castellano "por muchos" habría bastando.
También me gusta poco la versión del "Padrenuestro" en la nueva edición; simplemente han copi-pegado la plegaria oficial de la Conferencia Episcopal Española, que todo el mundo sabe que no se corresponde fielmente con la del NT.
A veces uno no comprende…
Me refiero al texto del padrenuestro que se lee como de Mateo en el leccionario nuevo, no al que recitamos en la plegaria eucaristíca. El personal sabe distinguir entre uno y otro, y algunos me han mostrado su disconformidad con que los obispos le hagan decir su versión a la lectura evangélica. (Olvidé añadir antes este detalle)
ResponderEliminarBueno, es que la traducción "por todos los hombres", que databa de 1969, pretendía ya traducir (bien) el 'pro multis' del Misal de Pablo VI. La expresión latina es neutral en ese aspecto, el problema es que hoy no la entendemos bien (en su contexto semítico, que era de los primeros cristianos, incluídos los de la primitiva comunidad de Roma). Lo que yo no entiendo es que haya hecho falta 40 años, y que llegase Ratzinger al papado, para restaurar una presunta traducción correcta. Más bien veo ahí cierto politiqueo eclesial, y dar satisfacción a los grupos que, desde el principio, se opusieron a las traducciones vernáculas de la liturgia. Como curiosidad, hay que apuntar que las traducciones castellanas "preconciliares" del Misal (p.ej. la de los benedictinos de Silos, al misal de Dom Gaspar Lefebvre) decían "por muchos". Por eso opino que esta "nueva" versión del misal, en realidad es una regresión (a estados litúrgicos preconciliares).
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