01 diciembre 2007

Mi balance de la XXX Feria del libro antiguo de Sevilla

No esperábamos encontrar en la Feria ninguna perla, porque no es más que un pretexto para deambular en paz entre libros viejos, que provocan la melancolía (vanitas vanitatum) si no la sonrisa frente a las ocurrencias impresas. Deambulamos por los mostradores tomando el solecito, echando un pitillo, y aprovechamos para saludar a don Luís Andújar. También para cultivar una módica vanidad, hago pública mi particular cosecha de la Feria:

Miguel de Cervantes, Poesía. Zaragoza, Biblioteca Clásica Ebro, 1972 [2 euros]. A estos libritos de la colección Ebro les tengo especial cariño, donde leí con quince años los Sueños de Quevedo.

Cunninghame Graham, De la Pampa al Magreb. Ed. de José Alberich. Universidad de Sevilla, 1990 [5 euros]. No es la primera vez que se tradujeron los relatos de este aventurero hispano-escocés. El año pasado "Espuela de plata" ha reeditado las Trece historias (1ª ed., Barcelona, 1947).

Steven Pinker, El instinto del lenguaje. Madrid, Alianza Editorial, 2001 [8 euros]. Libro nuevo, una ganga.

Ángel Sáenz-Badillos, Literatura hebrea en la España medieval. Madrid, UNED-Fundación Amigos de Sefarad, 1991 [3 euros]. Es momento de recordar que aún aguardamos la reimpresión de la Historia de literatura hebrea bíblica, rabínica y neojudáica (Madrid, Gredos, 1960) de David Gonzalo Maeso, que se cotiza por su peso en oro en las librerías anticuarias.

A los que añado la edición especial de la Feria, el facsímil: Estos son los famosos memoriales de Joaquín Romero Murube que con Cartas y Divagaciones por lo más hondo de Sevilla, Roma y Berna unidas al Discurso de los toreros que tanta desventura acarreó al autor, se venden en esta librería al precio de cuatrocientos reales el ejemplar [1950]. Universidad de Sevilla, 2007 [10 euros].

Total, 5 libros, 28 euros. No está nada mal.

Al regresar a casa me encuentro con la triste noticia de que dos guardias civiles han caído por disparos asesinos. Como cualquier ciudadano honrado y de bien, sólo digo: ¡Viva la Guardia Civil!

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