En su Viaje Apostólico a Francia, con motivo del 150 aniversario de las apariciones de Lourdes, hoy 12 de septiembre Benedicto XVI ha pronunciado un importante discurso en el Collège des Bernardins, sobre la Palabra como lugar de encuentro con el Dios que buscamos. Puede leerse en la página web de la Santa Sede: Los orígenes de la teología occidental y las raíces de la cultura europea. Me gustaría reproducir un extracto sobre la palabra bíblica, en el que señalo que descarte, de una vez por todas, las lecturas fundamentalistas de la Biblia, aunque os recomiendo sinceramente la lectura completa de este discurso papal [el subrayado es mío]:
"El cristianismo capta en las palabras la Palabra, el Logos mismo, que irradia su misterio a través de tal multiplicidad. Esta estructura especial de la Biblia es un desafío siempre nuevo para cada generación. Por su misma naturaleza excluye todo lo que hoy se llama fundamentalismo. La misma Palabra de Dios, de hecho, nunca está presente ya en la simple literalidad del texto. Para alcanzarla se requiere un trascender y un proceso de comprensión, que se deja guiar por el movimiento interior del conjunto y por ello debe convertirse también en un proceso vital. Siempre y sólo en la unidad dinámica del conjunto los muchos libros forman un Libro, la Palabra de Dios y la acción de Dios en el mundo se revelan en la palabra y en la historia humana.
"Todo el dramatismo de este tema está iluminado en los escritos de san Pablo. Qué significado tenga el trascender de la letra y su comprensión únicamente a partir del conjunto, lo ha expresado de manera drástica en la frase: «La pura letra mata y, en cambio, el Espíritu da vida» (2 Cor 3, 6). Y también: “Donde hay el Espíritu… hay libertad” (2 Cor 3, 17). La grandeza y la amplitud de tal visión de la Palabra bíblica, sin embargo, sólo se puede comprender si se escucha a Pablo profundamente y se comprende entonces que ese Espíritu liberador tiene un nombre y que la libertad tiene por tanto una medida interior: «El Señor es el Espíritu, y donde hay el Espíritu del Señor hay libertad» (2 Cor 3,17)."
[Imagen vía: Le Figaro]
.
12 septiembre 2008
Benedicto XVI en el Collège des Bernardins
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
Y la libertad no es falta de vínculos y arbitrariedad que son sino su destrucción.
ResponderEliminarY el hombre debe tener como modelo al Creador, dónde falta ese modelo , el hombre se convierte en creador deiforme y la formación del mundo puede transformarse en su destrucción.
Estos párrafos que contienen máximas para llegar a la Vida, también me han resultado de un gran peso específico dentro del conjunto del discurso del Papa.
Y su final, me parece tan certero como importante reiterarlo: " lo que es la base de la cultura de Europa, la búsqueda de Dios y la disponibilidad para escucharle sigue siendo aún hoy el fundamento de toda verdadera cultura ".
Bien nos ilumina el Papa, ¡ Ojalá sea escuchado y y bien entendido !
Creo que Benedicto XVI ha dado en do de pecho en Francia (país intelectual por excelencia, aunque hoy esté en horas bajas). Espero ver pronto publicadas en forma de librito todas las intervenciones, discursos y homilías. El Papa tiene mucho que decirnos, en el momento presente.
ResponderEliminarJoaquín, muchas gracias por mencionar esta conferencia del Papa, de la cual me enteré al descubrir tu maravilloso blog ayer. La he mencionado en mi propio blog, citándote por haberla avistado primero.
ResponderEliminarY con respecto de tu comentario en otro lugar de que tu blog ha tomado un interasante derrotero teológico, te comento que esto me parece magnífico. He estado leyendo varias de tus entradas antiguas, y me entusiasma leer lo que vayas a escribir en el futuro.
¡Un saludo!
Mis más sinceras gracias, Esteban. Como solemos decir, "me esmeraré" aún más de ahora en adelante.
ResponderEliminar