Mi último post en el Parvulario Tomista, dedicado al método científico de Aristóteles (enseñar y aprender) hace más oportuno dar esta noticia de libros. Se ha reeditado el clásico estudio de Pierre Aubenque, El problema del ser en Aristóteles. Ensayo sobre la problemática aristotélica [Le problème de l'être chez Aristote. Essai sur la problématique aritotélicienne, P.U.F., 1962]. Ya hace más de un cuarto de siglo que fue traducido al castellano por el profesor ovetense Vidal Peña, y editado por primera vez en Taurus (1981). Es lamentable, sin embargo, que haya tenido que ser una editorial independiente (Escolar y Mayo Editores) la que se lance a la aventura de rescatar este estudio mítico.
La lectura de la Metafísica de Aristóteles es difícil, aunque ningún aprendiz debiera dispensarse de leer su libro primero, que reproduce en buena parte una obrita juvenil del estagirita: el Protréptico, o invitación a la filosofía. Las razones de la difícultad de la Metafísica son bien conocidas: primero, porque no es un texto compuesto "de corrido", ni destinado a la lectura privada, sino que eran meros "apuntes de clase" del maestro; segundo, porque aparenta no dar respuestas claras a las preguntas (o problemas) que plantea, sino que es una sucesión mareante de dificultades, aporías y argumentos; y tercero, porque es muy difícil para un no iniciado en estos asuntos, que no haya meditado antes por su cuenta sobre ellos, comprender "de qué trata" esa ciencia sobre la que Aristóteles da vueltas y rodeos.
Dice Aristóteles, en el libro cuarto de su tratado, que "hay una ciencia que estudia lo que es, en tanto que algo que es, y los atributos que, por sí mismo, le pertenecen". Con esta proposición comienza el capítulo primero del estudio clásico de Aubenque. La mayor dificultad para un estudiante de filosofía, es captar eso tan escurridizo de el ser en cuanto ser, que se abstrae de las cosas concretas que son. Aubenque subraya que Aristóteles no construyó ninguna ciencia acabada sobre el ser de las cosas en tanto que son, sino que trató la cuestión en la Metafísica de manera problemática (un comentario sobre el estudio de Pierre Aubenque, se puede encontrar en la página de la Universidad de Navarra). En cualquier caso, el ensayo de Pierre Aubenque, como el clásico también de Werner Jaeger (Aristóteles, 1924), debe acompañar a todo estudioso del aristotelismo.
Como suelo llevarme los libros a pares, me gustaría recomendar además a mis lectores, sin separarme de los estudios griegos, un librito que resume los estudios actuales sobre la Septuaginta (la "Biblia de los LXX"), de un destacado especialista, Natalio Fernández Marcos: Septuaginta. La Biblia griega de judíos y cristianos (Salamanca, Editorial Sígueme, 2008). Es un estímulo para ponernos, manos a la obra, a estudiar el griego koiné.
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La lectura de la Metafísica de Aristóteles es difícil, aunque ningún aprendiz debiera dispensarse de leer su libro primero, que reproduce en buena parte una obrita juvenil del estagirita: el Protréptico, o invitación a la filosofía. Las razones de la difícultad de la Metafísica son bien conocidas: primero, porque no es un texto compuesto "de corrido", ni destinado a la lectura privada, sino que eran meros "apuntes de clase" del maestro; segundo, porque aparenta no dar respuestas claras a las preguntas (o problemas) que plantea, sino que es una sucesión mareante de dificultades, aporías y argumentos; y tercero, porque es muy difícil para un no iniciado en estos asuntos, que no haya meditado antes por su cuenta sobre ellos, comprender "de qué trata" esa ciencia sobre la que Aristóteles da vueltas y rodeos.
Dice Aristóteles, en el libro cuarto de su tratado, que "hay una ciencia que estudia lo que es, en tanto que algo que es, y los atributos que, por sí mismo, le pertenecen". Con esta proposición comienza el capítulo primero del estudio clásico de Aubenque. La mayor dificultad para un estudiante de filosofía, es captar eso tan escurridizo de el ser en cuanto ser, que se abstrae de las cosas concretas que son. Aubenque subraya que Aristóteles no construyó ninguna ciencia acabada sobre el ser de las cosas en tanto que son, sino que trató la cuestión en la Metafísica de manera problemática (un comentario sobre el estudio de Pierre Aubenque, se puede encontrar en la página de la Universidad de Navarra). En cualquier caso, el ensayo de Pierre Aubenque, como el clásico también de Werner Jaeger (Aristóteles, 1924), debe acompañar a todo estudioso del aristotelismo.
Como suelo llevarme los libros a pares, me gustaría recomendar además a mis lectores, sin separarme de los estudios griegos, un librito que resume los estudios actuales sobre la Septuaginta (la "Biblia de los LXX"), de un destacado especialista, Natalio Fernández Marcos: Septuaginta. La Biblia griega de judíos y cristianos (Salamanca, Editorial Sígueme, 2008). Es un estímulo para ponernos, manos a la obra, a estudiar el griego koiné.
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Yo ya lo compré. Lo estaba buscando tiempo ha.
ResponderEliminarEl de la Septuaginta no lo conozco. Pero lo mejor, es comprarse la Septuaginta directamente.
Saludos.
Si digo que este fin de semana he comenzado a leer (no voy a decir estudiar) el ensayo de Aubenque, y que lo estoy disfrutando como una novela de aventuras... van a pensar que estoy "de frenopático".
ResponderEliminarSí, la Septuaginta... Espero zambullirme en el griego, para eso. Ganas no me faltan.
Joaquín... te recomiendo que junto con Aubenque leas el libro de Andre de Muralt "La apuesta de la filosofía medieval: estudios tomistas, escotistas, ockhamistas y gregorianos".De Muralt hace unos años publico un libro de respuesta a Aubenque, parece ser que muy interesante (no está traducido).
ResponderEliminarPor otra parte hay un trabajo bastante interesante por internet que compara a estos dos autores y esta polémica(kaˆ kaqÒlou oÛtwj Óti prèth P. Aubenque / A. de Muralt: una polémica conceptual sobre la metafísica aristotélica de Francisco León Florido)
Muchos saludos
Y ya puestos, recomiendo (si no lo habéis leído ya) «La prudencia en Aristóteles», ¡genial!
ResponderEliminarDon Cogito: sobre Muralt ya hablamos en tu blog (recuerda que anoté tu recomendación: pero no he visto el libro en las librerías de mi ciudad).
ResponderEliminarJuanjo, asiento. Otro libro instructivo de Aubenque.
Aunque, amigos, como dice Isaac (san isidoro), volvamos a las fuentes: Aristóteles mismo, la Biblia misma.
Nada, que al final me has convencido y me lo he comprado... Dios mio que estamos en crisis!!!
ResponderEliminarEl de Muralt si quieres te lo compro y cuando vengas a Madrid, como me comentaste, te lo doy
Saludos
Vaya, tocayo, ¡buena inversión, en tiempos de penuria!
ResponderEliminarEl de Muralt espero verlo pronto, aquí en Sevilla, donde tenemos una verdadera inflación de librerías (y pocos libros buenos, oh paradoja).