16 febrero 2011

Lexicon Platonicum Luri

Libro nuevo, alegría nueva, y este es importante: la Introducción al vocabulario de Platón [Ecoem], de Gregorio Luri, estudioso de largo del proceso de Sócrates [Trotta], y que con ademán socrático, también gusta de salir a la plaza y charlar, en esta peculiar ágora que son los blogs [El café de Ocata].

Esto de hacer glosarios y lexicones de filósofos es una manía escolar antigua, del mismo tiempo de la Academia (véase que el libro V de la Metafísica de Aristóteles es un vocabulario). Riesgo del que está enterado el profesor Luri: "Si Sócrates se me apareciese ahora delante (tal como él se imaginaba que se le podían aparecer las leyes de Atenas) y me preguntase si creo que el vocabulario de Platón puede vivir fuera de los diálogos, me pondría en un brete".

Claro que los lectores avisados presienten que este Vocabulario de Luri está máximamente alejado de ser un mero repertorio de voces (porque ni siquiera pretende ser exhaustivo). No hay que pasar por alto el interés de la lexicografía filosófica (un ejemplo, el Thomas-Lexicon [CTh]), aunque en este caso de Platón, la exposición de su ¿doctrina? en forma de diccionario, pudiera juzgarse inconsistente. Lo reconoce con honradez el mismo Luri: "todo lo que nos pueden ofrecer las fuentes secundarias y la bimilenaria legión de eruditos platonistas, por muy instructivo que sea, no puede competir en interés filosófico con un par de páginas de un diálogo cualquiera de Platón."

El interés de este nuevo vocabulario platónico consiste, por emplear una rancia expresión académica, en ser un subsidium a la lectura de Platón, y así lo pretende Gregorio Luri ("tengo la esperanza de que, sea la que sea la originalidad de esta propuesta, ayude a iluminar el núcleo del pensamiento de Platón"). Por eso está destinado a los que ya sean lectores del maestro de Atenas.

La fascinación reconocida de los diálogos de Platón procede de que no exponen formalmente un cuerpo de doctrina, sino que parecen dejar en stand by los problemas discutidos, como puede ocurrir en cualquier debate o discusión real. Claro que esto, en la mente de Platón (si pudiésemos conjeturarla) no puede ser del todo así, en la reflexión de una larga vida, descontados los cambios de parecer o de intereses intelectuales. Por eso puede ser legítimo también reconstruir una suerte de dogmática platónica.

Así, por poner un ejemplo, cuando Platón propone, por medio de una imagen pregnante, que el político es un tejedor (Político 305e-306a), parece que hubiésemos alcanzado un saber cierto (que la actividad de la política consiste en urdir, tejer, enlazar, tramar, componer, intereses en conflicto), pero lega a la posteridad la tarea de darle vueltas al significado de esa metáfora del "político tejedor", que como tal imagen no es verbalizable, y su sentido final es abierto, plural e indeterminado. No creo que sea mala hipótesis que la difícil apresabilidad de sus ideas estribe en que Platón, como griego, pensaba en imágenes, antes que con palabras. Y de ahí que cualquier lexicon platonicum será constitutivamente infiel a su pensamiento.

Este es el consenso moderno en la lectura de Platón, y así lo dice Luri: "Si Platón es algo, es un estimulador de inquietudes". El valor de este nuevo Vocabulario no se funda tanto en presentar lo que Platón nos haya querido decir (que para eso mejor leer sus diálogos), sino en ofrecernos las inquietudes del lector distinguido que es Gregorio Luri: unas nuevas "notas a pie de página de Platón".

El Vocabulario (de 238 páginas en la edición) contiene unas 200 voces o entradas, ordenadas según el alfabeto latino de la A a la Z. Pienso que el profesor Luri ha debido meditar cuidadosamente las voces que lo abren y cierran: Acuerdo [homología] y Zétesis [investigación], pues a modo de bucle, no es difícil asociar ambas nociones: que quien pretende saber algo, debe estipular los términos de la investigación; y que el acuerdo de quienes dialogan es condición para que el diálogo y la investigación avancen. Y son estas dos voces (esta vez sí, en griego) como el alfa y omega de la filosofía platónica, que para Luri "se articula en la meditación dialógica, es decir, plural, sobre una serie de grandes cuestiones que, una a una, siguen siendo nuestras cuestiones (aunque quizás en algún caso ya lo hayamos olvidado)".

Ambos términos comprimen además los presupuestos de la lectura de Gregorio Luri. Uno, que Platón es un filósofo zetético (un filósofo que busca, que indaga), más que dogmático. Esto en parte es una cuestión disputada, y en este sentido Luri es parsimonioso cuando trata de lo "no escrito" (lo que desde Aristóteles se llama doctrina no escrita). Al citar el pasaje del Timeo 48c-d (donde el interlocutor abandona la seguridad dogmática sobre los principios, para decantarse por lo verosímil), Gregorio Luri añade como escolio esta pregunta: "¿Cómo hemos de interpretar estas palabras de Platón? ¿Nos está diciendo la verdad sobre lo que no sabe o nos está ocultando la verdad de lo que sabe?". Y a modo socrático, deja la pregunta sin respuesta.

Parece no obstante significativo que el vocabulario no haya reservado una entrada para el término Verdad (aunque sí para la "noble mentira"), lo que juzgo una opción de intérprete (es la lectura platónica que hace Gregorio Luri), cuando en un pasaje de la República (VI, 501d) se lee que "los filósofos son amantes del ser y de la verdad".

El otro presupuesto de la lectura platónica de Luri es que "Platón no pretende hacerle hablar a la verdad su lenguaje filosófico, sino recogerla tal como como se expresa en el uso cotidiano del lenguaje". Este principio interpretativo se encuentra aplicado en la exposición de la voz (piedra de toque) Idea. Qué sean las ideas en la mente de Platón, también es una cuestión disputada (desde los mismos días de Platón). El profesor Luri propone considerarlas, a efectos de lectura, y para superar los prejuicios de manual, como "personajes dramáticos de la filosofía platónica". El hecho es que Platón no define nunca qué es una idea, pero "lo que sí es una constante de los diálogos es la búsqueda en común del universal tal como se intuye o se expresa en el uso diverso del lenguaje".

Una lectura puramente lingüística de las ideas, es una lectura posible, teniendo a la vista el diálogo Parménides, que parece consentir interpretaciones de todos los signos, incluso la arriesgada del propio Gregorio Luri (que se inclina aquí a tomar en consideración la mortalidad del pensador que piensa la idea). Pero no es una cuestión nada trivial, esta de qué sean las ideas, sino que según las comprendamos, así entenderemos qué hace un filósofo. Y es aquí donde se libra la contienda del carácter más o menos dogmático o zetético de la filosofía de Platón (tal como la conocemos por sus escritos).

Siempre que los leo, he tenido la sensación de que los diálogos que nos refiere Platón tienen lugar a plena luz del día, entre los dos crepúsculos. Cuando llega el atardecer, es hora de dejar de hablar. Para que tampoco a nosotros se nos haga tarde, y para terminar la primera lectura de este Vocabulario tan rico, creo que la mejor conclusión es la que Gregorio Luri nos propone al presentarlo: "Platón no sólo tiene que decirnos cosas 'aún', sino que hoy es más urgente que nunca contemplarnos a nosotros mismos con sus ojos". Los presupuestos ideológicos de esa contemplación (metafísicos, materialistas o los que sean) nos parecen accidentales, porque los diálogos parecen soportalos todos. Esa la clave de su perpetuación.

Puesto que es probable que mis comentarios lleguen a los oídos del autor, Gregorio Luri, espero que sea benevolente con mis yerros y excesos de lectura. Pero a la postre era Platón quien ya advertía de los riesgos de confiar las enseñanzas por escrito.

Otros comentarios: Ángel Ruiz [Compostela]. Gregorio Luri [El café de Ocata]. Juan Pedro Quiñonero [Una temporada en el infierno]

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