La otra mañana, tomando el café mañanero, comentamos con un profesor de historia del arte el nuevo libro de Walter Isaacson, "la biografía" de Leonardo da Vinci, que ya tengo apuntada como posible lectura de verano [amazon]. Me contaba que posee una biblioteca de unos 5000 libros, y la verdad es que me gana por la mano, porque no pretendo entrar en esa competición, cuando ya voy entrando por la senda del desprendimiento. Hoy en el mercado sevillano de El Jueves, en la calle Feria, me ha ido francamente bien. Se ve que mi ángel de la guarda ha querido hacerme un regalo para endulzarme la vida. Por cinco euros, hoy me he llevado un lote de tres libritos, que los veo bastante bien, juzgue el lector:
1.- José Hernández Díaz, La Universidad Hispalense y sus obras de arte. Publicaciones de la Universidad de Sevilla (Imprenta Editorial de La Gavidia, de la ciudad de Sevilla), 1942. Con 30 láminas que reproducen fotografías del Laboratorio de Arte de la Facultad de Filosofía y Letras. Es una pequeña joya bibliográfica, que acrecienta mi "colección universitaria", junto a las historias de la universidad de Martín Villa o de Francisco Aguilar Piñal, el patrimonio monumental y artístico de Teodoro Falcón, o los catálogos de la biblioteca universitaria de Juan Tamayo y Francisco y Julia Ysasy-Ysasmendi, o de Rocío Caracuel y Aurora Domínguez Guzmán, por ejemplo.
2.- Karl Rahner (1963), Oyente de la palabra. Fundamentos para una filosofía de la religión. Barcelona, Herder, 1967.
3.- Las correcciones al catecismo holandés. Suplemento al nuevo catecismo. Texto redactado por E. Dhanis, J. Visser y H.J. Fortmann, delegados, respectivamente, de la Comisión cardenalicia y del Episcopado holandés, en cumplimiento del Dictamen de la Comisión cardenalicia. Prólogo del doctor don Laureano Castán Lacoma, obispo presidente de la Comisión española para la doctrina de la fe. Complementos a la edición española por Cándido Pozo. Madrid, Biblioteca de Autores Cristianos, 1969.
También hay que contar lo que no se lleva uno. Ví una vieja edición de El espíritu de la liturgia, de Romano Guardini, por la que me pedían 3€, pero aún así me pareció un precio caro para un libro con los cantos roídos por los ratones. El librero no hizo amago de rebajármelo, así que sea para otro.
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