"If there were no God, there would be no atheists" [si no hubiera Dios, no habría ateos]. Esta opinión de G.K. Chesterton parece un truismo, pero encierra una intuición profunda, a saber, que tenemos la idea de dios en la cabeza simplemente porque dios existe (¿si no de dónde?). Bien podemos llamarlo "el argumento de Chesterton", aunque es idea formulada de antiguo. El joven Karl Marx sostenía que el ateísmo carece de sentido, porque para afirmar al hombre en el socialismo no se necesita ya negar a dios [Manuscritos económicos y filosóficos de 1844, tercer manuscrito, XIV].10 agosto 2006
El argumento de Chesterton
"If there were no God, there would be no atheists" [si no hubiera Dios, no habría ateos]. Esta opinión de G.K. Chesterton parece un truismo, pero encierra una intuición profunda, a saber, que tenemos la idea de dios en la cabeza simplemente porque dios existe (¿si no de dónde?). Bien podemos llamarlo "el argumento de Chesterton", aunque es idea formulada de antiguo. El joven Karl Marx sostenía que el ateísmo carece de sentido, porque para afirmar al hombre en el socialismo no se necesita ya negar a dios [Manuscritos económicos y filosóficos de 1844, tercer manuscrito, XIV].
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
Lo bueno es que la cita apócrifa le habría gustado a Chesterton. Ojalá me salga a mí un apócrifo que me inmortalice con un frase de ese calibre.
ResponderEliminarSobre el asunto de la divinidad encuentro un par de poemas interesantes. Naturalmente no constituyen verdades o argumentos susceptibles de refutación, pero es indudable que están cargados de sentido.
ResponderEliminarGRACIÁN.
SABEMOS
Sabemos que no hay tierra
ni estrella prometidas.
Lo sabemos, Señor, lo sabemos
y seguimos contigo trabajando.
Sabemos que mil veces y mil veces
pararemos de nuevo nuestro carro
y que mil y mil veces en la tierra
alzaremos de nuevo
nuestro viejo tinglado.
Sabemos que por ello no tendremos
ni ración ni salario.
Lo sabemos, Señor, lo sabemos
y seguimos contigo trabajado.
Y sabemos
que sobre este tinglado
hemos de hacer mil veces y mil veces todavía
el mismo viejo truco bufo-trágico
sin elogios
ni aplausos.
Lo sabemos, Señor, lo sabemos
y seguimos contigo trabajando...
LEÓN FELIPE (Antología rota, 1929).
COPLILLA DESPUÉS DEL 5º BOURBON
Pensaba que sólo habría
sombra, silencio, vacío.
Y murió. Estaba en lo cierto.
El mismo Dios se lo dijo.
JOSÉ HIERRO (De "Cuaderno de Nueva York" 1998)
La "coplilla después del 5º bourbon" tiene el mérito de que es un poema de la vejez, tiempo en que ya no hay ocasión para hacer gracias sobre la muerte. Me recuerda una respuesta que tenía siempre en la recámara el cineasta Luís Buñuel: "soy ateo, gracias a Dios",
ResponderEliminarSaludos admirativos..
ResponderEliminarQ.-
En cierta forma se me ocurre relacionarlo con otra cosa que vi estos días: clic.
ResponderEliminarSaludos y gracias por la visita.
Bueno, de Chesterton a Calvin y Hobbes hay un trayecto, aunque no tan largo como pareciera a simple vista.
ResponderEliminarGracias a JIgnacio tengo otro feed para ir leyendo.
Saludos desde Sunchales- Argentina
Pero también odría decirse )¿o no?): Si no hubiera naturaleza no habría ateísmo. ¿A qué herida proporciona cura la fe?
ResponderEliminarA ver, la refutación prometida es muy sencilla. La cultura occidental ha gravitado durante muchos siglos y hasta hace cinco minutos sobre la idea cristiana de dios. Cualquiera que empezara a pensar dentro de esta cultura tenía que tomar en cuenta esa idea, porque se la encontraba dada. El que después de someterla a crítica la encontraba falsa debía hacer un esfuerzo de elocución para decirlo, porque la postura por defecto era la contraria. Decir "soy ateo" era necesario en tanto que el mundo era cristiano. Lo era desde luego en el mundo de G.K., y lo ha sido todavía mucho más adelante.
ResponderEliminarA mi me criaron en el catecismo; mi entrada en la madurez intelectual y mi rechazo de las fábulas enseñadas son la misma cosa. Tengo, por lo tanto, una postura con respecto a la idea de dios, que es justamente la de no aceptarla. Ya me gustaría no tenerla, no tener que tenerla, no haber recibido en la infancia un montón de mentiras bienintencionadas de las que necesitaría deshacerme luego.
Aún hoy es difícil librarse de esa idea omnipresente, como lo es librarse del fútbol, pero ya es posible que un niño se eduque al margen de (no contra) esas fábulas. Ese niño, cuando empiece a pensar por sí mismo, no se definirá ateo, sino que negará la necesidad de la pregunta, como haría yo si me preguntaran por mi posición respecto al oráculo de Delfos.
Gracias, Ignacio, también son bienvenidas las refutaciones. De hecho, creo que eso late también en la crítica de Karl Marx, en una sociedad atea, la posición "por defecto" es el ateísmo y lo anómalo sería, en efecto, la creencia.
ResponderEliminarEstoy con Enrique García-Máiquez. Vaya con la cita apócrifa...
ResponderEliminar