Libro nuevo. Aunque no he parado de hacer aquí en el blog crónica libresca, hacía tiempo que no dedicaba un comentario a libros vistos en la librería. Éste que voy a comentar merece la pena, porque trata de estudios neotestamentarios (no hay lectura que dé mayor tranquilidad de ánimo que los Evangelios), y se presenta en forma de diccionario, la especie de libro que ordena verbalmente los objetos del universo. Pero antes, la ficha:
Lautaro Roig Lanzillotta, Quién es quién en el Nuevo Testamento. Diccionario de nombres propios de persona. Ediciones El Almendro, Córdoba, 2009. 198 pp.
La entrada típica de este diccionario (que comienza por Aarón y Abaddón, y concluye en Zeus y Zorobabel) presenta el nombre y frecuencia en el NT, etimología, e interpretación y comentario. Por ejemplo, en la letra T se encuentra Teófilo (2) "cristiano a quien se dedican el tercer Evangelio y el libro de los Hechos", o Tiberio (1), "Tiberio Claudio César Augusto, emperador romano (14-37 d.C.), durante cuyo principado se desarrolla el relato evangélico, según Lucas". En frecuencia absoluta, el nombre de Jesús de Nazaret aparece mencionado en el NT 911 veces, Pedro 146, y Pilato 55.
La pretensión de este espléndido diccionario es divulgativa, y es subproducto de un proyecto de investigación en marcha, el Diccionario Griego-Español del Nuevo Testamento, que prepara el "Grupo de Análisis Semántico de la Universidad de Córdoba", dirigido por el catedrático Jesús Peláez. Es interesante saber que las versiones castellanas de los nombres de persona (Juan, María, Lázaro, etc.) toma como referencia la traducción castellana del Nuevo Testamento de J. Mateos y L.A. Schökel (Madrid, 1987) [errata en la página 15]. El autor del Diccionario, Roig Lanzillotta, es en la actualidad profesor de Nuevo Testamento en la Universidad de Groningen, Países Bajos, y preparó la obra durante su estadía en la de Córdoba.
El encuentro de este Diccionario de nombres ha sido providencial. Me gusta leer el Nuevo Testamento en las lenguas clásicas y modernas que entiendo, porque la extrañeza idiomática me impulsa a reconocer la novedad perenne de las Escrituras. Leyendo los Evangelios en latín, o en inglés, o en italiano, los nombres propios de persona (Herodes, Gabriel, Quirino...) saltan a la vista, y dan mucha vida y fuerza al relato. Este mismo fin de semana me puse en la pesquisa de algún diccionario como éste, llevándome la sorpresa que es novedad caliente de librerías. Es una de las pequeñas alegrías que nos llevamos, de vez en vez, los aficionados a los libros.
Lautaro Roig Lanzillotta, Quién es quién en el Nuevo Testamento. Diccionario de nombres propios de persona. Ediciones El Almendro, Córdoba, 2009. 198 pp.
La entrada típica de este diccionario (que comienza por Aarón y Abaddón, y concluye en Zeus y Zorobabel) presenta el nombre y frecuencia en el NT, etimología, e interpretación y comentario. Por ejemplo, en la letra T se encuentra Teófilo (2) "cristiano a quien se dedican el tercer Evangelio y el libro de los Hechos", o Tiberio (1), "Tiberio Claudio César Augusto, emperador romano (14-37 d.C.), durante cuyo principado se desarrolla el relato evangélico, según Lucas". En frecuencia absoluta, el nombre de Jesús de Nazaret aparece mencionado en el NT 911 veces, Pedro 146, y Pilato 55.
La pretensión de este espléndido diccionario es divulgativa, y es subproducto de un proyecto de investigación en marcha, el Diccionario Griego-Español del Nuevo Testamento, que prepara el "Grupo de Análisis Semántico de la Universidad de Córdoba", dirigido por el catedrático Jesús Peláez. Es interesante saber que las versiones castellanas de los nombres de persona (Juan, María, Lázaro, etc.) toma como referencia la traducción castellana del Nuevo Testamento de J. Mateos y L.A. Schökel (Madrid, 1987) [errata en la página 15]. El autor del Diccionario, Roig Lanzillotta, es en la actualidad profesor de Nuevo Testamento en la Universidad de Groningen, Países Bajos, y preparó la obra durante su estadía en la de Córdoba.
El encuentro de este Diccionario de nombres ha sido providencial. Me gusta leer el Nuevo Testamento en las lenguas clásicas y modernas que entiendo, porque la extrañeza idiomática me impulsa a reconocer la novedad perenne de las Escrituras. Leyendo los Evangelios en latín, o en inglés, o en italiano, los nombres propios de persona (Herodes, Gabriel, Quirino...) saltan a la vista, y dan mucha vida y fuerza al relato. Este mismo fin de semana me puse en la pesquisa de algún diccionario como éste, llevándome la sorpresa que es novedad caliente de librerías. Es una de las pequeñas alegrías que nos llevamos, de vez en vez, los aficionados a los libros.
¡Pedazo de libro!
ResponderEliminar¡Vaya tela!
Qué buena reseña, y aunque me temo que yo no domino lenguas clásicas, el nuevo Tetamento es de obligada lectura cada ierto tiempo, y coincido en que da tranquilidad.
ResponderEliminarUn abrazo
Javier, sí que es un pedazo de libro.
ResponderEliminarCapitán, me ha faltado por explicar por qué me parece un diccionario espléndido. Aunque situado en el nivel divulgativo (carece del aparato de las publicaciones científicas), me parece muy riguroso, y explica, aunque sea de forma sumaria, el estado de la investigación sobre el NT. Es muy interesante, por ejemplo, leer la entrada sobre Jesús de Nazaret (extensa, como es natural), en que se hace referencia, pero muy sucinta, al distinto modo de enfocar la figura de los cuatro evangelistas.
Más interesante me lo pones, lo buscaré, gracias
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