09 noviembre 2009

Recuerdos del muro


Entre la miríada de comentarios que ha suscitado la efeméride de la caída del muro de Berlín, me parece que pocos alcanzarán el valor excepcional, por su testimonio, y su reflexión, del que se debe a nuestro amigo blogger Claudio Martínez Möckel, en su post: Recuerdos del muro. Recomiendo vívamente su lectura. Aquí, un poco parasitariamente, me voy a limitar a reproducir el último párrafo de este texto antológico:

Mathias era un buen chaval. Nos mandamos algunas cartas. Siguió estudiando y acabó Ingeniería. El muro cayó. Después de terminar la carrera no encontró trabajo en su tierra, y se marchó a Alemania Occidental. Allí encontró el paraíso de las libertades. En la empresa lo exprimían como un limón: trabajaba en una multinacional eléctrica, donde se marcaban objetivos diarios, mensuales y anuales, once horas al día, bajo mucha presión. Y el que no le gustaba, a la calle. Trabajar, trabajar, para subir y cuidado con caer. Vino a visitarnos a España un verano. Un par de años mas tarde, su cerebro se rompió: le dio un brote de esquizofrenia, y volvió con su madre. Murió el año pasado. No pudo superar el shock de los dos paraísos. El paraíso comunista era falso, construido sobre la mentira. Y el paraíso capitalista que el había imaginado en sus sueños televisivos, era otra mentira. Vivía solo en una ciudad donde únicamente podía trabajar. No logró integrarse, siempre trabajaba con miedo a ser despedido. El mundo occidental, era un mundo en movimiento, borroso, sin tiempo para nadie, con un regusto nihilista a cenizas frías. El paraíso socialista aspiraba a dirigir las conciencias. El capitalista no sabía que era eso de la conciencia. Esa pregunta no interesa aquí, vuelva usted mañana, y mientras tanto consuma y sonría como un imbécil. Son muchos como Mathias que no lo pudieron superar. Querido Mathias: espero que hayas cruzado el muro definitivo, y que te hayas saciado con esa verdad que siempre has merecido. Saludos desde el otro lado del Muro.

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10 comentarios:

  1. Y la dificultad de adaptarse de uno a otro terrible.

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  2. El blog de Claudio es merecedor de lecturas pausadas y reflexiones profundas.
    Tiene otros post interesantísimos sobre el sufrir del pueblo alemán, afectando a su propia madre.

    Hay una película que trata el tema bajo un prisma acertado, es " Good Bye Lenin ", que aunque es ganadora de oscar a la mejor película extranjera, realmente es imperdible.
    Gracias por tu post, Joaquín.
    Saludos con afecto

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  3. Coincido en apreciar la calidad del blog de Claudio, por eso no se prodiga tanto.

    Saludos a tí, Morgenrot.

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  4. Capitán, si uno lo piensa detenidamente, no hay pueblo europeo que no haya padecido en el siglo XX una división trágica (incluído el español, como es evidente, y aún padecemos).

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  5. Hola,
    La década de los 30 fue una explosión de violencia en toda Europa. Eso es lo que no entendemos en España. Bueno, en realidad, el siglo XX, es un horror. Comienza con el genocidio armenio, termina con el genocidio de Rwanda, pasando por los totalitarismos.

    H.Arendt estaba obsesionada con la ruptura de la tradición occidental. Jamás en la historia habían existido sistemas que eliminaban tan salvajemente a seres humanos. Y no se refería a Hitler, sino a todos los totalitarismos.

    Y aún estamos en esa brecha. Pensad, que el aborto, es el más terrible de los asesinatos. Es negar el nombre, siquiera el derecho al nombre a la víctima. El morir en masa, sin poder morir en casa, ya lo advirtió Rilke. Es esa masa-máquina que se apodera de todo, ese mega-complejo-industrial-comercial (Ike Eisenhower dixit) lo que nos ha llevado a esto.

    por eso busco la identidad en historias personales. Caras, nombres, personas concretas. Jesucristo siempre busca a cada persona, no a la masa.

    abrazos y bon week end

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  6. Gracias Claudio de nuevo.
    Buen fin de semana.

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  7. El texto es magnífico. De todos modos, me quedo con el "paraíso" capitalista antes que con el socialista. La desubicación y marginación de los que pasaron del este al oeste se debió a la inercia burocrática que traían. Se puede decir que en las "empresas" de la RDA "no se daba golpe", y el paso a un sistema basado en la eficiencia tuvo que ser duro. La diferencia está en los años previos a la caída del muro: en la RFA se estaba bien, aunque con matices, y en la RDA mal, sin matiz ninguno.

    Un saludo.

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  8. Bien, José Miguel, en un principio también los alemanes del este parece que preferían el paraíso capitalista. El caso que nos trae Claudio, aunque parezca extremo (entiendo que no todos los orientales no han debido padecer tanto el shock), sin embargo nos advierte y enseña que el capitalismo encierra también muchas promesas ilusorias.

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  9. Es impresionante el texto, Joaquín. No hay paraíso. Estamos expulsados. Todos estamos del otro lado del muro.
    Un saludo.

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  10. Gracias, Olga. El texto sin duda es excelente. Un beso.

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