Escribo con rabia, conmocionado, a pocos segundos de llegarme la noticia de que la imagen de N.P. Jesús del Gran Poder, el Cristo de Sevilla, ha sido salvajemente asaltado por un pobre diablo, un toxicómano, que ha saltado al camarín de la Basílica [Hermandad], desprendiéndole un brazo. A pocos días de que la Hermandad de Triana dijese un rotundo NO, a que la imagen del Cristo de las Tres Caídas fuese desplazada a Madrid, a exhibirse en un viacrucis, pasa esto. No tengo tiempo para pensar, para discurrir, sino para dejar anotada mi perplejidad, y mi congoja. Sevilla entera, al menos la Sevilla creyente y la cofrade, está a estas horas demudada [Noticia: ABC] [Imagen vía: Retablo cerámico].
Entiendo lo que podéis sentir los sevillanos ante este acto vandálico. Pero no lo titules “ultraje”, que lo ha perpetrado alguien no cabal. No hay ofensa, me parece.
ResponderEliminarGracias, Miguel Ángel, buena precisión, si damos por bueno que el autor material no estaba en sus cabales.
ResponderEliminarSin embargo, no sería la primera vez que inductores en la sombra usan de un enajenado para intentar un crimen.
Además, esta injuria no es aislada, sino que tiene lugar después de cinco años en que las cofradías sevillanas sufren agresiones graves continuas, a las que se prefiere poner sordina.
Ahora bien, como en las buenas novelas de misterio (tipo Arsenio Dupin, Sherlock Holmes, padre Brown, o Hercules Poirot), el criminal no siempre es evidente, ni por fuerza el asesino debe ser el mayordomo.
Yo no tengo absolutamente nada de la perspicacia de todas esas personas que citas, y además estoy a casi un día de camino rodado, que andando varias jornadas, de la ciudad hispalense. De modo que no podía imaginar que estuviera sucediendo lo que afirmas y sospechas.
ResponderEliminarPienso que este asunto no debéis dejarlo pasar; y aclaradlo del todo y cuanto antes.