02 julio 2008

All great apes are equal, but...


"Exigimos que la comunidad de los iguales
[the community of equals] se haga extensiva a todos los grandes simios: los seres humanos, los chimpancés, los gorilas y los orangutanes. La "comunidad de los iguales" es una comunidad moral [moral community] dentro de la cual aceptamos que determinados principios o derechos morales fundamentales [certain basic moral principles or rights], que se puedan hacer valer ante la ley, rijan nuestras relaciones mutuas." (Declaración de los grandes simios, 1993).

El Congreso de los Diputados ha instado al Gobierno para que se adhiera al "Proyecto Gran Simio". Podría ahora engolfarme en argumentar que se trata de un acuerdo contrario de plano a la Constitución (léase su artículo 10, párrafo segundo). Pero veamos la cosa desde otro punto de vista, el punto de vista moral, que la propia Declaración de los grandes simios adopta en su pomposo preámbulo.

Los simios, ¿tienen capacidad moral? El hombre sí, porque puede obrar bien o mal, arrepentirse u obcecarse... Pero los restantes simios no: actúan gobernados por los instintos. No formamos, entonces, los hombres y los restantes simios una "comunidad moral", ni nos pueden gobernar unos mismos principios morales básicos [basic moral principles], que son propios de los sujetos morales, los hombres.

Los simios, ¿somos una comunidad de iguales? En absoluto. Acepto que todos los "simios" seamos semejantes, porque tenemos cierto parentesco genético; pero iguales sólo lo somos los hombres entre nosotros, porque somos de un mismo linaje y una misma raza. Los hombres no somos iguales que los restantes simios (¿es necesario desgañitarse para que se reconozca esta evidencia?). Los hombres y otros simios sencillamente no formamos una "comunidad de iguales" [community of equals].

Pero entonces los simios, todos los grandes simios, incluídos los hombres, somos semejantes, ¿no es así? Sí, en cierto modo, porque todos los "grandes simios" [great apes], aceptando que los hombres podamos ser calificados de "simios", somos animales genéticamente muy próximos. Pero las cosas que son semejantes, son en la misma medida desemejantes (como saben bien los filósofos desde antiguo). Es un principio elemental. Yo soy semejante a una bicicleta, porque los dos somos cuerpos físicos. Pero no por eso la bicicleta y yo formamos una comunidad de semejantes, y menos aún, de iguales. ¡Qué manera de corromper las santas palabras de igualdad, moralidad y comunidad!

Pero indaguemos en la semejanza: genética, y de conducta. ¿Qué es lo propio del simio humano? Yo diría que la violencia; eso se ve muy bien al comienzo de la película 2001 de Kubrick. El hombre se conduce violentamente con todo: con sus iguales, los hombres, con sus semejantes los otros simios, y con la naturaleza entera. Pero de entre todos los animales, sólo el hombre tiene esa virtud de revolverse contra su propia condición. Ningún animal se revuelve contra su propia especie, comprometiendo su supervivencia, mas que el hombre. Y así nos encontramos con que la asimilación de este simio violento con los restantes simios, conduce a naturalizar la conducta agresiva y destructiva del medio natural.

En la Biblia se lee: Et creavit Deus hominem ad imaginem suam (Gn 1,27). Y San Pablo: Ipsius enim et genus sumus (Act 17,28). Nunca ningún simio que no sea el hombre, será capaz de hacer esta confesión: "somos semejantes a los otros simios, porque somos animales, y somos semejantes a nuestro Creador, Dios, porque somos criaturas suyas". Nuestra semejanza con los simios no agota nuestra condición, pero contemplándonos en el espejo de nuestros primos, los simios, y no en el espejo de nuestro Padre, Dios, estamos viendo únicamente nuestra peor cara, la de simios violentos. Podemos aspirar a ser mejores y preferimos ser peores.

[José Ignacio Munilla: De la evolución a la involución: volvemos al mono]

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4 comentarios:

  1. Hola Joaquín,

    Lo propio hubiese sido que te metieses de lleno en la inconstitucionalidad del tema que tratas. Habrías jugado en tu terreno y nos habrías dejado todavía más boquiabiertos.

    Me pregunto con cuántos simios has tratado personalmente para estar tan seguro de que no tienen capacidad moral o para decir que sean violentos. Si el trato se reduce a verlos en los documentales de televisión o en una visita a la jaula de un zoo me parece que no basta, aunque a mi una vez se me quedó mirando uno que me hizo sentir verdaderamente abochornado.

    Me surge una duda para alguien que como tu entiende algo de leyes: ¿Qué rayos son la comunidad moral y la comunidad de los iguales?.

    Otra cosa, ¿por qué los pequeños simios no entran en la susodicha comunidad moral? ¿Se supone que la moral surje a partir de un peso determinado? o,.. ¿es más bien cuestión de volumen?

    Un saludo transnochado de un amigo envejeciente

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  2. Desde luego que la zoología o la etología no es mi terreno, y por tanto agradezco tu visita, Emilio.

    Responder a la pregunta sobre la conformidad del acuerdo con la Constitución requiere, como dicen los juristas bregados, ventilar cuestiones que son pre- o extra- jurídicas. Sobre todo si a los animales se les puede imputar un principio de moralidad.

    Ciertamente mi roce con el mundo animal viene de los documentales de la 2. Por eso, contestaré devolviendo la pelota de las preguntas.

    "Capacidad moral" implica la posibilidad de actuar como un sujeto moral, es decir, el que delibera sobre su conducta, antes de actuar.

    Mi pregunta, Emilio, es: ¿los animales deliberan? Un león no se para a pensar que se va a zampar a un padre de familia. No puede actuar de otro modo (te informo que ésta es la definición "jurídica" de sujeto culpable: el que pudo actuar de otro modo, por ejemplo, el que pudo moderar la velocidad de su coche en carretera).

    Community of equals y moral community no son expresiones mías; yo también me pregunto qué rayos significan. Las emplea el preámbulo de la "Declaración de los grandes simios", que he reproducido en el primer párrafo de la entrada.

    En cuanto a por qué los pequeños simios no entran en esta comunidad moral, se lo tendríamos que preguntar a los promotores de The Great Apes Project. Aunque sospecho que no obedece a lógica alguna.

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  3. Joaquín, eres de las pocas personas que voy encontrando en la blogosfera cuya respuesta, ante las cuestiones que van surgiendo, consiste en ponerlas en fila de a una e irlas resolviendo de manera neta y ordenada. ¡Felicidades y que este escaso talento te dure muchos años!. Pero esta extraña cualidad tuya tiene que ver con lo que sigue, porque ahora me toca responder a la pregunta:

    ¿los animales deliberan?

    No lo sé, pero seriamente empiezo a sospechar que la mayoría de los humanos tampoco.

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  4. Sí, Emilio, cuando los hombres no deliberan (o no saben lo que hacen) se aproximan más al animal.

    Las respuestas en fila en realidad delatan apresuramiento. Una respuesta más global se desplegaría en espiral. No obstante estoy planeando seguir con el asunto "animalista" en otras entradas.

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