El Papa Joseph Ratzinger, Benedicto XVI, ha llegado esta mañana felizmente a Valencia para celebrar el V Encuentro Mundial de las Familias. Muchas gentes, padres, niños, jóvenes, y el pueblo valenciano, han recibido alborozados al Santo Padre.
¿Todos? No, no todos; porque cuando se anunció la visita del Papa a España se puso en marcha una campaña cívica de protesta, 'nosaltres no t'esperem' ('nosotros no te esperamos', en valenciano).
Estas minorías dicen: "la información en los medios y el amplio apoyo institucional está consolidando un único mensaje, un único discurso, el del Vaticano, al que podemos, al que debemos responder por responsabilidad ciudadana... Por todo esto un conjunto de organizaciones y entidades que desde su ámbito (educativo, de mujeres, de jóvenes, de lucha contra el sida, de gays, lesbianas, transexuales y bisexuales, de afectados por el alzheimer, diabéticos...) se puedan ver afectados por las declaraciones y posiciones de la Iglesia católica ponemos en marcha esta campaña".
No es fácil entender esta oposición a que los católicos libremente se reúnan y escuchen lo que tenga que decirles su líder. Es como si los Rolling Stones viniesen a dar un concierto a Madrid, y los aficionados a la ópera o los devotos de Franz Schubert se agrupasen para protestar airadamente.
Estas minorías dicen: "la información en los medios y el amplio apoyo institucional está consolidando un único mensaje, un único discurso, el del Vaticano, al que podemos, al que debemos responder por responsabilidad ciudadana... Por todo esto un conjunto de organizaciones y entidades que desde su ámbito (educativo, de mujeres, de jóvenes, de lucha contra el sida, de gays, lesbianas, transexuales y bisexuales, de afectados por el alzheimer, diabéticos...) se puedan ver afectados por las declaraciones y posiciones de la Iglesia católica ponemos en marcha esta campaña".
No es fácil entender esta oposición a que los católicos libremente se reúnan y escuchen lo que tenga que decirles su líder. Es como si los Rolling Stones viniesen a dar un concierto a Madrid, y los aficionados a la ópera o los devotos de Franz Schubert se agrupasen para protestar airadamente.
Pero hay que estar contentos. Tampoco el apóstol Pablo era bienvenido en toda ocasión (léase el relato del motín de Éfeso, en el libro de los Hechos de los Apóstoles, 19, 21-40).
Querido amigo, me ha encantado el paralelismo con una eventual visita de los Rolling y los potenciales exhabrutos de los Schubertianos. Sembrao. Simplemente, sembrao :-D
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