Hoy quiero acordarme de un poeta sevillano vivo,
Manuel Mantero (n. 1930), profesor retirado de literaturas hispánicas en la
Universidad de Georgia, EEUU. Al margen de su poesía, Mantero me parece un excelente prosista, que sabe ir directo a la idea, despojándose de galas supérfluas. Vamos, que es un escritor de su tiempo.
Uno de sus últimos libros, no exento de particulares ajustes de cuentas, son sus
memorias y desmemorias, Había una ventana de colores (2004). Junto a la literatura seria (sus poemas, sus libros académicos, sus libros de aforismos atribuídos a un Crates de Tebas, sus novelas...) también me gustaría recordar su obra periodística, en la que pueden encontrarse pequeñas joyas, como los "Nuevos Cuentos del Conde Lucanor" (publicados en la
Nueva Estafeta en 1982). Sonriamos con este 'ejemplo 7':
"Juan se llamaba un intelectual novocristiano que siempre despreció a la masa, y muchas veces, viajando en el metro o simplemente paseando por la calle, entre la muchedumbre amorfa, miraba las caras sin gracia, de ojos avinagrados y demasiado juntos, de cráneos en cimborrio, de orejas en coliflor, y sentía dentro de sí aprensión y asco hacia esas personas donde el ser no se manifestó con generosa evidencia, sino en forma de delirio cinocéfalo. Juan fundó una aristocrática Orden religiosa donde sólo cupiesen los hombres hermosos, y fue expulsado de ella cuando se le picó la cara de viruelas.
Cristo no redimió nuestros delitos
dando su sangre por los más bonitos."