Pero sólo allá donde se cree en Dios la blasfemia tiene significado. Un mundo sin blasfemos es un mundo sin dioses: es nuestro mundo, donde la vanguardia se ha cnvertido en rutina.
La blasfemia auténtica, sentida, es una (-una-) huella diáfana de la presencia de ios en el mundo.
Pues sí, Ignacio, peregrino con VISA, móvil (o "celular", como le llaman en la otra orilla del Atlántico) y cámera digital. La foto me gusta (no porque sea mía) y está tomada al atardecer. Como dice Gregorio, esa lápida es "la enésima prueba de la existencia de Dios". Blasfeman (creyentes y ateos) porque Dios existe, digo yo, claro. Gracias, Mar.
Esa sí que es una frase lapidaria. En un viejo muro de mi ciudad podía leerse hasta no hace muchos años una placa metálica, ya desconchada, con esta advertencia: "Prohibida la blasfemia y la mendicidad". ¿Acaso no son términos redundantes?. Saludos.
Me gustó la frase, me gustó tambien su estética, esa piedra y esas letras; pero me quedo con esa frase que comentaste: "Blasfeman (creyentes y ateos) porque Dios existe". No ando muy convencido de su existencia, pero al margen de eso, y suponiendo que efectivamente exista, es una afirmación que, de tan contundente, debería ser estudiada hasta el hartazgo, sobre todo por los creyentes. Saludos!!
Eggy, aquí son bienvenidas todas las opiniones. Personalmente no le pido a nadie con quien trato ni la cédula de identidad ni la fe de bautismo... Saludos
Por cierto, Eggy, cuando esté de humor prometo darle más vueltas al asunto divino. Si le das una vuelta al blog, verás que he hecho más de una y más de dos anotaciones. Es porque me preocupa la cuestión de si existe Dios (o más bien no).
Es la teoría de la contrainvocación. Los que blasfeman lo hacen no por denigrar (aunque lo aparenten) sino porque se sienten demasiado concernidos y se reprochan a sí mismos a su fe y a Dios. Es una forma de oración, realmente.
[Peregrino: y además de eso, mochila sudor y andando. Los que suben a un coche no valen.] Y menos de 800 km, mariconadas.
Ignacio, Ignacio... Me parece que eres un peregrino maximalista. El año pasado hice 350 km a pie, aunque confieso haberme subido a trenes, autobuses y aviones (incluído el bimotor de hélice del trayecto Madrid - Pamplona).
¿tu también eres peregrino?
ResponderEliminarPero sólo allá donde se cree en Dios la blasfemia tiene significado. Un mundo sin blasfemos es un mundo sin dioses: es nuestro mundo, donde la vanguardia se ha cnvertido en rutina.
ResponderEliminarLa blasfemia auténtica, sentida, es una (-una-) huella diáfana de la presencia de ios en el mundo.
Será porque jura en falso? Me ha gustado mucho esta entrada.
ResponderEliminarSaludos, amigo.
Pues sí, Ignacio, peregrino con VISA, móvil (o "celular", como le llaman en la otra orilla del Atlántico) y cámera digital. La foto me gusta (no porque sea mía) y está tomada al atardecer. Como dice Gregorio, esa lápida es "la enésima prueba de la existencia de Dios". Blasfeman (creyentes y ateos) porque Dios existe, digo yo, claro. Gracias, Mar.
ResponderEliminarKeep in contact...
Esa sí que es una frase lapidaria. En un viejo muro de mi ciudad podía leerse hasta no hace muchos años una placa metálica, ya desconchada, con esta advertencia: "Prohibida la blasfemia y la mendicidad". ¿Acaso no son términos redundantes?. Saludos.
ResponderEliminarMe gustó la frase, me gustó tambien su estética, esa piedra y esas letras; pero me quedo con esa frase que comentaste: "Blasfeman (creyentes y ateos) porque Dios existe". No ando muy convencido de su existencia, pero al margen de eso, y suponiendo que efectivamente exista, es una afirmación que, de tan contundente, debería ser estudiada hasta el hartazgo, sobre todo por los creyentes.
ResponderEliminarSaludos!!
Eggy, aquí son bienvenidas todas las opiniones. Personalmente no le pido a nadie con quien trato ni la cédula de identidad ni la fe de bautismo...
ResponderEliminarSaludos
Por cierto, Eggy, cuando esté de humor prometo darle más vueltas al asunto divino. Si le das una vuelta al blog, verás que he hecho más de una y más de dos anotaciones. Es porque me preocupa la cuestión de si existe Dios (o más bien no).
ResponderEliminarEs la teoría de la contrainvocación.
ResponderEliminarLos que blasfeman lo hacen no por denigrar (aunque lo aparenten) sino porque se sienten demasiado concernidos y se reprochan a sí mismos a su fe y a Dios.
Es una forma de oración, realmente.
[Peregrino: y además de eso, mochila sudor y andando. Los que suben a un coche no valen.]
Y menos de 800 km, mariconadas.
Ignacio, Ignacio... Me parece que eres un peregrino maximalista. El año pasado hice 350 km a pie, aunque confieso haberme subido a trenes, autobuses y aviones (incluído el bimotor de hélice del trayecto Madrid - Pamplona).
ResponderEliminarHe pensnado en ocasiones en la blasfemia y pienso que se integra de muchas actitudes, de las que destaco:
ResponderEliminar- la chulería del que se atreve con aquello que de existir le fulminaría
- la desesperación del creyente
- la grosería del ordinanrio
- lo coloquial intrascendente hijo de la tradición
Y hay más, pero me bastan estas
Según el DRAE la blasfemia es una palabra injuriosa contra Dios, la Virgen o los santos. También palabra gravemente injuriosa contra alguien.
ResponderEliminarSi existe Dios no pienso que le afecten las injurias de los humanos y si no existe cómo se puede blasfemar.
http://elsexodelasmoscas.bitacoras.com
Recién lo veo pero me viene de perlas.
ResponderEliminarSaludos.
Gracias, Juan Ignacio.
ResponderEliminarTodo sea por el bien hablar y el buen decir.