12 noviembre 2006

Ajedrez

Tenue rey, sesgo alfil, encarnizada
reina, torre directa y peón ladino
sobre lo negro y blanco del camino
buscan y libran su batalla armada.

No saben que la mano señalada
del jugador gobierna su destino,
no saben que un rigor adamantino
sujeta su albedrío y su jornada.

También el jugador es prisionero
(la sentencia es de Omar) de otro tablero
de negras noches y blancos días.

Dios mueve al jugador, y éste, la pieza.
¿Qué Dios detrás de Dios la trama empieza
de polvo y tiempo y sueño y agonías?

JORGE LUÍS BORGES

Regressus in infinitum...

12 comentarios:

  1. Un blog estupendo porque deja ganas de volver. El blog, como diría Borges, de "un hombre que cultiva su jardín, como quería Voltaire."

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  2. Gracias Jordi por el amable recuerdo de esas palabras de Borges. Asumo como un reto hablar, en alguna ocasión, de música...

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  3. Yo digo lo que una vez escuché a un compañero de facultad durante un descanso, discutiendo sobre las vías de Aristóteles y Aquino:

    "Si tienes que regresar al infinito, pues te jodes y regresas".

    Desde entonces, aún es la mejor crítica que conozco sobre las vías.

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  4. El "regreso al infinito" es un desmadre de la razón, que pretende decirle a la realidad cómo tiene que comportarse. Por eso se debe razonar y pensar con parsimonia. El último interrogante borgiano de este soneto, como poesía, es muy bella, pero desde el punto de vista lógico es un puro disparate. Detrás de Dios no hay nada más que preguntarse.

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  5. Es delicioso, lo he leído varias veces. Decir TODO y decir NADA, me produce el mismo desasosiego. Y Dios es eso: indecible: el TODO y la NADA.

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  6. Gracias, Mar, como ves es la única pega ideológica que le pongo al soneto borgiano. Discurrir sobre qué Dios "ha creado al creador" (al demiurgo) es pretender que la razón lógica supera al artífice del mundo. Es una idea poco meditada, aunque Borges la revista de una expresión poética. Dios es la verdadera frontera del pensamiento.

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  7. Yo, que estoy estropeado por la literatura, no puedo dejar de admirar los adjetivos de los dos primeros versos, que valen por muchas horas de ajedrez.

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  8. No sé si convenir contigo, Enrique, porque calificar al alfil de "sesgo" y a la torre de "directa", suena demasiado fácil. En cambio, el "tenue rey" es un verdadero hallazgo, como cualquier jugador sabe (el rey está siempre en un tris de sufrir un jaque...).

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  9. Una de las cosas curiosas de las piezas de ajedrez es que alfil, en castellano, conserva su nombre árabe. Se supone que el alfil era una especie de consejero real con habilidades adivinatorias. En inglés la misma pieza es bishop (obispo).

    A mí me gusta mucho el alfil pero sólo en compañía del otro alfil. Una vez que has perdido uno de ellos el caballo resulta más valioso, sobre todo si aún no ha habido cambio de damas.

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  10. ... Sin contar con que el movimiento sesgado del alfil ya retrata a la perfección el carácter taimado, insidioso y oculto de esta figura. Lo que no entiendo muy bien es por qué llama Borges al peón "ladino".

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  11. "Lo que no entiendo muy bien es por qué llama Borges al peón "ladino"

    Buena pregunta, Joaquín. En el ajedrez el peón, como su nombre parece sugerir, es más bien el ariete, la fuerza bruta que abre las defensas enemigas. Sin embargo, su sagacidad, su carácter taimado (por eso lo de ladino) aparece al eliminar a su oponente, ya que come "de lado", en diagonal. Quizá allí esté la clave para entender ese adjetivo, además de la exigencia musical de la rima.

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  12. Perfecta explicación, Fernando. Y los peones son peligrosísimos en los finales de partida.

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