"Atenienses, he observado que sois extremadamente religiosos. En efecto, al recorrer vuestra ciudad y contemplar vuestros monumentos sagrados, he encontrado un altar en el que está escrito: Al dios desconocido. Pues bien, eso que veneráis sin conocerlo es lo que yo os anuncio. El Dios que hizo el mundo y todo lo que hay en él, y que es el Señor de cielo y tierra, no habita en templos construídos por mano de hombre; tampoco tiene necesidad de que los hombres lo sirvan, pues él da a todos la vida, el aliento y todas las cosas. El creó de un solo hombre todo el linaje humano para que habitara toda la tierra, fijando a cada pueblo las épocas y los límites de su territorio, con el fin de que buscaran a Dios, por si escudriñando a tientas lo podían encontrar. En realidad no está lejos de cada uno de nosotros, ya que en él vivimos, nos movemos y existimos. Así lo han dicho alguno de vuestros poetas: Somos de su linaje."
Lo interesante es si realmente el Dios cristiano puede ser ese "Dios desconocido" que Pablo predica en Atenas. En las lecciones de la filosofía de la historia, Hegel argumenta: el Dios cristiano es un Dios conocido, el cristiano ya sabe qué es Dios: unidad y diversidad de tres personas, padre hijo y espíritu.
ResponderEliminar"...por si escudriñando a tientas lo podían encontrar..."
ResponderEliminarSi pegamos la cabeza al muro: no vemos el muro y encima nos duele la cabeza. Cuántas veces de tan cerca que está Dios, no le sentimos; o peor: pensar en él hasta nos incomoda.
hola, blogero.
ResponderEliminarHay algo que me interesa saber: cuando Pablo llega a Atenas, que doctrina o corriente filosofica era practicada por los atenienses en ese momento.
Ojala puedas responder.
Saludos
"Trababan también conversación con él algunos filósofos epicúreos y estoicos. Unos decían: «¿Qué querrá decir este charlatán?»" (Hechos 17, 18).
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