31 enero 2010
17 enero 2010
Mi Salamanca
Del corazón en las honduras guardo
tu alma robusta. Cuando yo me muera,
guarda, dorada Salamanca mía,
tú mi recuerdo.
Y cuando el sol al acostarse encienda
el oro secular que te recama,
con tu lenguaje de lo eterno heraldo,
dí tú que he sido.
Lápida en la casa de Unamuno, donde murió, de la calle Bordadores [ver Salamanca]. Sobre la estatua de medio cuerpo del Colegio de Anaya, en Hispaniarum.
Lápida en la casa de Unamuno, donde murió, de la calle Bordadores [ver Salamanca]. Sobre la estatua de medio cuerpo del Colegio de Anaya, en Hispaniarum.
12 enero 2010
Unamuno y el crucifijo en las escuelas
La retirada del crucifijo de las escuelas públicas (o "escuelas nacionales") ya tiene el precedente republicano. No debe sorprender que se invoque en este conflicto la autoridad de un intelectual tan hondamente español como fue Miguel de Unamuno. Está circulando mucho en internet unas palabras de Unamuno, que no citan la fuente [entre otros, en el blog de Ignacio Arsuaga]. Un amigo me sugirió buscarla, y como tengo el texto localizado, y no me cuesta ningún trabajo citarlo aquí, reproduzco un par de párrafos del artículo de El Sol, del año 32, del que está tomado:
"Sí, ya se consabe que hemos promulgado que no hay religión de Estado; ¿pero quiere esto decir que la nación no tiene un alma tradicional y popular, o sea laica; que no tiene una religión laica, popular, nacional y tradicional? ¿Quiere ello decir que va a quedarse la patria desalmada? No, no puede querer decir eso, y nada sería más cavernario, más troglodítico que la imposición de un agnosticismo oficial pedagógico. Aun prescindiendo de confesiones dogmáticas, creer que los maestros nacionales -nacionales, ¿eh?, y no estatales- puedan educar a los niños españoles escamoteando toda noción religiosa es sencillamente no darse cuenta de lo que tiene que ser la educación pública, patriótica.
"En estos días las mujeres, las madres, de una famosa villa de esta provincia de Salamanca se amotinaron al saber que se iba a quitar el crucifijo de las escuelas, y ha habido que dar satisfacción al sentimiento de ese motín popular, hondamente popular, contra una orden disparatada. Disparatada y perdónenos el que la haya dado, de inspiración no sólo anti-nacional, anti-popular y anti-histórica, sino también anti-pedagógica. La presencia del crucifijo en las escuelas no ofende ningún sentimiento, ni aún al de los racionalistas y ateos, y el quitarlo ofende al sentimiento popular hasta de los que carecen de creencias confesionales".
Miguel de Unamuno, "Guerra civil cavernícola", El Sol, Madrid, 29 de enero de 1932.
En: Miguel de Unamuno, República española y España republicana (1931-1936). Artículos no recogidos en las obras completas. Introducción, edición y notas de Vicente González Martín. Salamanca, Ediciones Almar, 1979.
"Sí, ya se consabe que hemos promulgado que no hay religión de Estado; ¿pero quiere esto decir que la nación no tiene un alma tradicional y popular, o sea laica; que no tiene una religión laica, popular, nacional y tradicional? ¿Quiere ello decir que va a quedarse la patria desalmada? No, no puede querer decir eso, y nada sería más cavernario, más troglodítico que la imposición de un agnosticismo oficial pedagógico. Aun prescindiendo de confesiones dogmáticas, creer que los maestros nacionales -nacionales, ¿eh?, y no estatales- puedan educar a los niños españoles escamoteando toda noción religiosa es sencillamente no darse cuenta de lo que tiene que ser la educación pública, patriótica.
"En estos días las mujeres, las madres, de una famosa villa de esta provincia de Salamanca se amotinaron al saber que se iba a quitar el crucifijo de las escuelas, y ha habido que dar satisfacción al sentimiento de ese motín popular, hondamente popular, contra una orden disparatada. Disparatada y perdónenos el que la haya dado, de inspiración no sólo anti-nacional, anti-popular y anti-histórica, sino también anti-pedagógica. La presencia del crucifijo en las escuelas no ofende ningún sentimiento, ni aún al de los racionalistas y ateos, y el quitarlo ofende al sentimiento popular hasta de los que carecen de creencias confesionales".
Miguel de Unamuno, "Guerra civil cavernícola", El Sol, Madrid, 29 de enero de 1932.
En: Miguel de Unamuno, República española y España republicana (1931-1936). Artículos no recogidos en las obras completas. Introducción, edición y notas de Vicente González Martín. Salamanca, Ediciones Almar, 1979.
06 enero 2010
Domingo García Sabell y la muerte
He tenido pendiente durante años leer este libro del médico y humanista gallego Domingo García Sabell, Paseo alrededor de la muerte (Paseata arredor da morte, 1999). Es una ironía del destino que este doctor, que tenía el tema de la muerte como su predilecto, alcanzase una edad avanzada (1909-2003), pero no lograse finalmente ir a morir con plena consciencia, ya que padeció en sus últimos años una demencia [necrológica]. El contenido del libro en buena medida fue anticipado en una serie de conferencias que dictó en la Fundación Juan March, en 1986, que pueden escucharse grabadas, o incluso descargarse, en este enlace.
La Navidad, en que los cristianos celebramos el nacimiento de una esperanza [Zenit], es momento inmejorable para una meditatio mortis. Se anhela vivir de profundis, desde el pozo de nuestra miseria. La muerte nos acompaña desde que nacemos, como nos recuerda el doctor García Sabell. La curiosidad por saber qué será el morir parece ser un sentimiento común de los agonizantes, y también de los vivos: no está mal entonces tratar de saciar en algo esta curiosidad hasta que la hora nos llegue a cada uno.
García Sabell no proporciona ninguna metafísica de la muerte. En rigor, nadie sabe lo que es la muerte. El sabio Epicuro descartaba explicar esta realidad elusiva, diciendo: la muerte, temida como el más horrible de los males, no es, en realidad, nada, pues mientras nosotros somos, la muerte no es, y cuando ésta llega, nosotros no somos. Por eso García Sabell no trata de la muerte, sino que "pasea alrededor", describiendo los fenómenos que manifiestan el morir: la decadencia, el envejecimiento y la enfermedad, la agonía y el cadáver. Como propio de buen médico, las reflexiones del doctor García Sabell no son especulativas, sino que se fundan en la observación y la experiencia clínica (muy valiosas sus consideraciones sobre la muerte de amigos íntimos).
No hay en este libro ninguna contribución nueva, nada que no supiésemos ya, sobre la muerte. ¿Acaso es posible? Pero sí es muy valiosa la reflexión humanista sobre esta experiencia universal, y el esfuerzo por alcanzar una comprensión de la muerte. A mi juicio, es muy sabia y fundada su explicación del proceso de la muerte:
1. El enfermo terminal, o agonizante, concentra sus energías en el mero vivir primario, y por eso experimenta el tiempo con un estilo desusado, entre "un futuro puntiforme y un pasado sin horizonte" (pág. 180). "Lo que define el proceso de la muerte, en su raíz última, es la pérdida de la excentricidad existencial de la criatura humana y, simultáneamente, su desincersión de la red del tiempo" (pág. 182). La vida y ocupación del enfermo moribundo no es la vida corriente de los que presencian la enfermedad.
2. "El ser humano en trance de muerte presenta en la intimidad, tanto material como espiritual, un tropismo, un andar hacia la entrega. Todo lo que en él ocurre como individuo lleva el sello inconfundible de la obediencia a algo con nombre que no logramos descifrar, pero que, en conjunto, es eso, abdicación, dimisión, mudez existencial. En una palabra, pasividad" (pág. 182).
Esto es el morir consciente, que parece negado a las muertes accidentales, o en la inconsciencia inducida por fármacos o en los procesos de demencia, como la del mismo doctor García Sabell.
La Navidad, en que los cristianos celebramos el nacimiento de una esperanza [Zenit], es momento inmejorable para una meditatio mortis. Se anhela vivir de profundis, desde el pozo de nuestra miseria. La muerte nos acompaña desde que nacemos, como nos recuerda el doctor García Sabell. La curiosidad por saber qué será el morir parece ser un sentimiento común de los agonizantes, y también de los vivos: no está mal entonces tratar de saciar en algo esta curiosidad hasta que la hora nos llegue a cada uno.
García Sabell no proporciona ninguna metafísica de la muerte. En rigor, nadie sabe lo que es la muerte. El sabio Epicuro descartaba explicar esta realidad elusiva, diciendo: la muerte, temida como el más horrible de los males, no es, en realidad, nada, pues mientras nosotros somos, la muerte no es, y cuando ésta llega, nosotros no somos. Por eso García Sabell no trata de la muerte, sino que "pasea alrededor", describiendo los fenómenos que manifiestan el morir: la decadencia, el envejecimiento y la enfermedad, la agonía y el cadáver. Como propio de buen médico, las reflexiones del doctor García Sabell no son especulativas, sino que se fundan en la observación y la experiencia clínica (muy valiosas sus consideraciones sobre la muerte de amigos íntimos).
No hay en este libro ninguna contribución nueva, nada que no supiésemos ya, sobre la muerte. ¿Acaso es posible? Pero sí es muy valiosa la reflexión humanista sobre esta experiencia universal, y el esfuerzo por alcanzar una comprensión de la muerte. A mi juicio, es muy sabia y fundada su explicación del proceso de la muerte:
1. El enfermo terminal, o agonizante, concentra sus energías en el mero vivir primario, y por eso experimenta el tiempo con un estilo desusado, entre "un futuro puntiforme y un pasado sin horizonte" (pág. 180). "Lo que define el proceso de la muerte, en su raíz última, es la pérdida de la excentricidad existencial de la criatura humana y, simultáneamente, su desincersión de la red del tiempo" (pág. 182). La vida y ocupación del enfermo moribundo no es la vida corriente de los que presencian la enfermedad.
2. "El ser humano en trance de muerte presenta en la intimidad, tanto material como espiritual, un tropismo, un andar hacia la entrega. Todo lo que en él ocurre como individuo lleva el sello inconfundible de la obediencia a algo con nombre que no logramos descifrar, pero que, en conjunto, es eso, abdicación, dimisión, mudez existencial. En una palabra, pasividad" (pág. 182).
Esto es el morir consciente, que parece negado a las muertes accidentales, o en la inconsciencia inducida por fármacos o en los procesos de demencia, como la del mismo doctor García Sabell.
04 enero 2010
Compostelano 100%
01 enero 2010
Ensayo de una biblioteca jacobea
2010 es Año Santo Compostelano [Zenit]. En ocasiones como esta recuerdo con nostalgia la Via stellae, y la ciudad del Apóstol, una segunda patria espiritual. Para curar este anhelo de inmortalidad, me ha parecido bien entretenerme, en los primeros compases del nuevo año, en escribir para mi blog un "ensayo de biblioteca jacobea".
Hay que saber que la bibliografía compostelana es inmensa. Para hacerse una idea, la Biblioteca Jacobea del Centro de Estudios y Documentación del Camino de Santiago [link], en Carrión de los Condes, Palencia, publica cada semestre una revista de "Bibliografía jacobea". Mi biblioteca, que es particular, no pretende competir con los centros de investigación, porque sólo está compuesta de libros útiles, o de valor sentimental, que he ido reuniendo estos años, y que me atrevo a recomendar a los interesados en el camino compostelano. No hago referencia, pues, a libros que no poseo y no tengo a la vista. Así que aquí va mi propia lista.
Aymeric Picaud, Guía del peregrino medieval (Codex Calixtinus). Sahagún (León), Centro de Estudios del Camino de Santiago, 1989. Traducción castellana del Liber peregrinationis, debida a Millán Bravo Lozano (+1997), catedrático de la Universidad de Valladolid. Es la última parte, libro o sección del Liber Sancti Iacobi, conocido con el nombre de Codex Calixtinus, códice del siglo XII que se conserva en el archivo de la Catedral de Santiago de Compostela. Edición muy anotada (256 notas), que encabeza la apócrifa Carta del Santo Papa Calixto: "En verdad que he sufrido innumerables penalidades por este Códice. Yo que he amado al Apóstol desde mi infancia, durante mi vida escolar recorrí tierras y regiones extrañas...".
Elías Valiña (1971), Caminos a Compostela. Vigo, Artes Gráficas de Faro de Vigo. Guía sencillita, pero con fotografías a color, publicada con motivo del Año Santo de 1971. Su valor es que se debe al doctor Elías Valiña, o cura do Cebreiro, pionero conservador y promotor del Camino, que fue artífice de las universalmente famosas "flechas amarillas" que señalizan la ruta jacobea [diócesis de Lugo].
Millán Bravo Lozano (1993), El Camino de Santiago. Guía práctica del peregrino. Prólogo a la quinta edición (1998) in memoriam Millán Bravo Lozano [Homenaje]. Realizada por el Centro de Estudios del Camino de Santiago, de Sahagún, y publicada en León, Editorial Everest, 1998. En mi opinión es la mejor guía de peregrinos existente, porque conjuga de forma equilibrada la información histórica, artística y literaria de los hitos del Camino, con datos útiles para caminantes y ciclistas, aunque su formato la hace prohibitiva para una mochila, sino que es de consulta en casa.
Juan Ramón Corpas Mauleón (2004), Curiosidades del Camino de Santiago. Trobajo del Camino (León), Edilesa. Libro de cuidado diseño y estilo, con bellas fotografías en sepia. Juan Ramón Corpas es médico, y político, y estudioso del Camino. El libro es una narración apasionante de curiosidades, fábulas y leyendas surgidas en el "camino francés", como las historias de San Juan de Suso, o la de San Veremundo, por citar algunas que se cuentan en Aragón y Navarra.
Salvador Llopis (1965), Por Salamanca también pasa el Camino de Santiago. Fuenterroble de Salvatierra (Salamanca), Asociación de Amigos del Camino de Santiago "Vía de la Plata", 1998. Reproducción facsímil de este libro ya raro (por inencontrable), publicado originalmente en el año jubilar de 1965 y reeditado por iniciativa de una Asociación de Amigos del Camino. El autor (Valencia, 1919), antiguo director del Archivo Municipal de Salamanca y cronista de la ciudad, confiesa en el "Pórtico" que fue peregrino jacobita en el Año Santo de 1948, y "desde entonces ha tenido un amor exquisito al Apóstol y a todo lo relacionado con las peregrinaciones". El libro contiene un buen número de fotografías en espléndido b/n, que documenta el estado de los caminos y los monumentos salmantinos hace casi medio siglo.
Piedra de Rayo. Revista riojana de cultura popular, "Especial Camino de Santiago en La Rioja". Logroño, octubre 2002 (nº 7). Monográfico "en recuerdo de Antonio Rojas, cuidador del gallo y la gallina de Santo Domingo", que aparece retratado en la cubierta de la revista, en el interior de la catedral, agarrando por las patas a los animales de la leyenda. Artículos sobre "La Cruz de los Valientes, una leyenda llevada al teatro", "Vandalismo en el Camino de Santiago", y una propuesta de cambio de trazado del camino entre el Alto de San Antón y Nájera: "nosotros proponemos que, al menos, se debata una alternativa para ese tramo: la circulación por otro camino que existe a escasos metros, a la izquierda de la N 120 y que es el tramo de la calzada romana mejor conservado en La Rioja".
Patricia Quaife (ed.), Pilgrim guides to Spain. 1. The Camino Francés. London, The Confraternity of Saint James, 1997. Sencilla guía ciclostilada, con interesantes indicaciones prácticas desde el punto de vista del viajero inglés, que publica esta asociación de peregrinos de Londres. Tiene marcado un precio de 4.50 libras, y la compré en el "Refugio Gaucelmo" [link], en Rabanal del Camino, provincia de León. "This fifteenth edition of the Camino Francés guide is dedicated to the memory of George Grant (12 march 1918 - 2 march 1997), the Confraternity's first pilgrim, who cycled to Santiago in July 1983 to celebrate his retirement" (Foreword).
Manuel Jesús Precedo Lafuente (1999), Santiago Apóstol. Vida. Peregrinaciones. Catedral compostelana. Santiago de Compostela (La Coruña), coed. Librería Follas Novas y editorial Monte Casino. Valioso vademécum de todo lo que hay que saber sobre el Apóstol y la peregrinación. El autor, gallego de Ancéis (Cambre, La Coruña, 1925), es deán honorario del cabildo catedral de Santiago, y experto y generoso divulgador de la materia jacobea.
Gonzalo Torrente Ballester (1948), Compostela y su ángel. Madrid, Alianza Editorial, 1998. Es un clásico imperecedero de la literatura compostelana, con páginas deliciosas, repletas de noticias e impresiones agudas y sensibles sobre la ciudad. Capítulos, entre otros, de "La invención del sepulcro", "Crónica de los reyes, obispos y arquitectos que edificaron Compostela", "Memorial de ilustres peregrinos", "Flor de milagros jacobeos nuevamente contados", "Compostela vista por Aimerico"... El libro se cierra con una personalísima Guía del peregrino jacobeo, concebida para andar por la ciudad sin urgencias de tiempo: "Por referirse el conjunto a Compostela, ciudad eminentemente religiosa, donde la plegaria tuvo preferente lugar entre todas las ocupaciones humanas, donde varias comunidades rezaban hasta alcanzar el rezo permanente, conviene que la guía recuerde de algún modo la plegaria litúrgica, pues algo de oración tuvo siempre la visita a Compostela, y es éste carácter que no debe perder. Permaneciendo, pues, en el recuerdo, se nombrarán los días a la manera eclesiástica, y lo mismo las horas...". Así p.ej., la plaza de la Quintana, de la mano de don Gonzalo, se visitará la Feria IV, ad matutinum.
Diego de Torres Villarroel (1737), Peregrinación al Glorioso Apóstol Santiago de Galicia. Estudio y edición de Jacobo Sanz Hermida. Salamanca, Librería Cervantes, 2003. Nuestro escritor clásico más extravagante y simpático, el doctor Torres Villarroel, Gran Piscator de Salamanca, tuvo ocasión de peregrinar a Santiago cumpliendo un voto, lo que relató en un romance jocoso, celebrado en su tiempo, y que ha vuelto a editarse como curiosidad: "A Santiago en fin llegué / centro de las de mi pauta / líneas que por tan torcidas / en un candil alumbraban. / Campo de estrella, que en esta / mi profesión calendaria / favores me reportoria, / y fortunas me almanaca".
A posta he dejado para el final el Diario de un mago (1987), de Paulo Coelho, y la celebérrima guía El Camino de Santiago a pie de El País-Aguilar, auténticos best-sellers del Camino, y que guste o no, hay que conocer. He encontrado a muchos peregrinos brasileños, y otros extranjeros, que han venido a Compostela atraídos por el relato esotérico de Paulo Coelho. En cuanto a la guía de El País, posee la extraña virtud de haber reinventado el Camino, y muchos peregrinos buscan reconocer en vivo a los personajes retratados en las páginas de la dichosa guía, utilísima sin duda (las demás son imitaciones).
Enlace a: Blog Xacobeo 2010
Hay que saber que la bibliografía compostelana es inmensa. Para hacerse una idea, la Biblioteca Jacobea del Centro de Estudios y Documentación del Camino de Santiago [link], en Carrión de los Condes, Palencia, publica cada semestre una revista de "Bibliografía jacobea". Mi biblioteca, que es particular, no pretende competir con los centros de investigación, porque sólo está compuesta de libros útiles, o de valor sentimental, que he ido reuniendo estos años, y que me atrevo a recomendar a los interesados en el camino compostelano. No hago referencia, pues, a libros que no poseo y no tengo a la vista. Así que aquí va mi propia lista.
Aymeric Picaud, Guía del peregrino medieval (Codex Calixtinus). Sahagún (León), Centro de Estudios del Camino de Santiago, 1989. Traducción castellana del Liber peregrinationis, debida a Millán Bravo Lozano (+1997), catedrático de la Universidad de Valladolid. Es la última parte, libro o sección del Liber Sancti Iacobi, conocido con el nombre de Codex Calixtinus, códice del siglo XII que se conserva en el archivo de la Catedral de Santiago de Compostela. Edición muy anotada (256 notas), que encabeza la apócrifa Carta del Santo Papa Calixto: "En verdad que he sufrido innumerables penalidades por este Códice. Yo que he amado al Apóstol desde mi infancia, durante mi vida escolar recorrí tierras y regiones extrañas...".
Elías Valiña (1971), Caminos a Compostela. Vigo, Artes Gráficas de Faro de Vigo. Guía sencillita, pero con fotografías a color, publicada con motivo del Año Santo de 1971. Su valor es que se debe al doctor Elías Valiña, o cura do Cebreiro, pionero conservador y promotor del Camino, que fue artífice de las universalmente famosas "flechas amarillas" que señalizan la ruta jacobea [diócesis de Lugo].
Millán Bravo Lozano (1993), El Camino de Santiago. Guía práctica del peregrino. Prólogo a la quinta edición (1998) in memoriam Millán Bravo Lozano [Homenaje]. Realizada por el Centro de Estudios del Camino de Santiago, de Sahagún, y publicada en León, Editorial Everest, 1998. En mi opinión es la mejor guía de peregrinos existente, porque conjuga de forma equilibrada la información histórica, artística y literaria de los hitos del Camino, con datos útiles para caminantes y ciclistas, aunque su formato la hace prohibitiva para una mochila, sino que es de consulta en casa.
Juan Ramón Corpas Mauleón (2004), Curiosidades del Camino de Santiago. Trobajo del Camino (León), Edilesa. Libro de cuidado diseño y estilo, con bellas fotografías en sepia. Juan Ramón Corpas es médico, y político, y estudioso del Camino. El libro es una narración apasionante de curiosidades, fábulas y leyendas surgidas en el "camino francés", como las historias de San Juan de Suso, o la de San Veremundo, por citar algunas que se cuentan en Aragón y Navarra.
Salvador Llopis (1965), Por Salamanca también pasa el Camino de Santiago. Fuenterroble de Salvatierra (Salamanca), Asociación de Amigos del Camino de Santiago "Vía de la Plata", 1998. Reproducción facsímil de este libro ya raro (por inencontrable), publicado originalmente en el año jubilar de 1965 y reeditado por iniciativa de una Asociación de Amigos del Camino. El autor (Valencia, 1919), antiguo director del Archivo Municipal de Salamanca y cronista de la ciudad, confiesa en el "Pórtico" que fue peregrino jacobita en el Año Santo de 1948, y "desde entonces ha tenido un amor exquisito al Apóstol y a todo lo relacionado con las peregrinaciones". El libro contiene un buen número de fotografías en espléndido b/n, que documenta el estado de los caminos y los monumentos salmantinos hace casi medio siglo.
Piedra de Rayo. Revista riojana de cultura popular, "Especial Camino de Santiago en La Rioja". Logroño, octubre 2002 (nº 7). Monográfico "en recuerdo de Antonio Rojas, cuidador del gallo y la gallina de Santo Domingo", que aparece retratado en la cubierta de la revista, en el interior de la catedral, agarrando por las patas a los animales de la leyenda. Artículos sobre "La Cruz de los Valientes, una leyenda llevada al teatro", "Vandalismo en el Camino de Santiago", y una propuesta de cambio de trazado del camino entre el Alto de San Antón y Nájera: "nosotros proponemos que, al menos, se debata una alternativa para ese tramo: la circulación por otro camino que existe a escasos metros, a la izquierda de la N 120 y que es el tramo de la calzada romana mejor conservado en La Rioja".
Patricia Quaife (ed.), Pilgrim guides to Spain. 1. The Camino Francés. London, The Confraternity of Saint James, 1997. Sencilla guía ciclostilada, con interesantes indicaciones prácticas desde el punto de vista del viajero inglés, que publica esta asociación de peregrinos de Londres. Tiene marcado un precio de 4.50 libras, y la compré en el "Refugio Gaucelmo" [link], en Rabanal del Camino, provincia de León. "This fifteenth edition of the Camino Francés guide is dedicated to the memory of George Grant (12 march 1918 - 2 march 1997), the Confraternity's first pilgrim, who cycled to Santiago in July 1983 to celebrate his retirement" (Foreword).
Manuel Jesús Precedo Lafuente (1999), Santiago Apóstol. Vida. Peregrinaciones. Catedral compostelana. Santiago de Compostela (La Coruña), coed. Librería Follas Novas y editorial Monte Casino. Valioso vademécum de todo lo que hay que saber sobre el Apóstol y la peregrinación. El autor, gallego de Ancéis (Cambre, La Coruña, 1925), es deán honorario del cabildo catedral de Santiago, y experto y generoso divulgador de la materia jacobea.
Gonzalo Torrente Ballester (1948), Compostela y su ángel. Madrid, Alianza Editorial, 1998. Es un clásico imperecedero de la literatura compostelana, con páginas deliciosas, repletas de noticias e impresiones agudas y sensibles sobre la ciudad. Capítulos, entre otros, de "La invención del sepulcro", "Crónica de los reyes, obispos y arquitectos que edificaron Compostela", "Memorial de ilustres peregrinos", "Flor de milagros jacobeos nuevamente contados", "Compostela vista por Aimerico"... El libro se cierra con una personalísima Guía del peregrino jacobeo, concebida para andar por la ciudad sin urgencias de tiempo: "Por referirse el conjunto a Compostela, ciudad eminentemente religiosa, donde la plegaria tuvo preferente lugar entre todas las ocupaciones humanas, donde varias comunidades rezaban hasta alcanzar el rezo permanente, conviene que la guía recuerde de algún modo la plegaria litúrgica, pues algo de oración tuvo siempre la visita a Compostela, y es éste carácter que no debe perder. Permaneciendo, pues, en el recuerdo, se nombrarán los días a la manera eclesiástica, y lo mismo las horas...". Así p.ej., la plaza de la Quintana, de la mano de don Gonzalo, se visitará la Feria IV, ad matutinum.
Diego de Torres Villarroel (1737), Peregrinación al Glorioso Apóstol Santiago de Galicia. Estudio y edición de Jacobo Sanz Hermida. Salamanca, Librería Cervantes, 2003. Nuestro escritor clásico más extravagante y simpático, el doctor Torres Villarroel, Gran Piscator de Salamanca, tuvo ocasión de peregrinar a Santiago cumpliendo un voto, lo que relató en un romance jocoso, celebrado en su tiempo, y que ha vuelto a editarse como curiosidad: "A Santiago en fin llegué / centro de las de mi pauta / líneas que por tan torcidas / en un candil alumbraban. / Campo de estrella, que en esta / mi profesión calendaria / favores me reportoria, / y fortunas me almanaca".
A posta he dejado para el final el Diario de un mago (1987), de Paulo Coelho, y la celebérrima guía El Camino de Santiago a pie de El País-Aguilar, auténticos best-sellers del Camino, y que guste o no, hay que conocer. He encontrado a muchos peregrinos brasileños, y otros extranjeros, que han venido a Compostela atraídos por el relato esotérico de Paulo Coelho. En cuanto a la guía de El País, posee la extraña virtud de haber reinventado el Camino, y muchos peregrinos buscan reconocer en vivo a los personajes retratados en las páginas de la dichosa guía, utilísima sin duda (las demás son imitaciones).
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