26 junio 2010

Ignoratio elenchi


Felizmente, la imagen del Jesús del Gran Poder de Sevilla, después de repararse de los daños de un psicópata, ha sido repuesta al culto en su basílica, en la plaza de San Lorenzo, que yo mismo visité el viernes pasado por la mañana. La plaza estaba rodeada de una muchedumbre que guardaba turno para besar la mano del Cristo. Por la tarde, el arzobispo, monseñor Asenjo, ofició misa de acción de gracias (a la que no asistí), no dejando pasar la oportunidad para soltar un pildorazo [def.] a la facción capillita, en su indisimulado propósito de meter en verea a las cofradías sevillanas...

Dijo monseñor Asenjo en su homilía, dirigiéndose a los cofrades: "Hay veces que nuestros sagrarios son profanados y la reacción de los fieles es tibia, cuando es un hecho infinitamente más grave que la profanación de una imagen. Comprendo y siento vuestra pena y dolor, pero más pena y dolor siento cuando es profanado un sagrario, donde Dios está presente con el mismo realismo y verdad que cuando andaba por los caminos polvorientos de Palestina" [Diario de Sevilla].

Ante estas palabras, oídas o leídas, me imagino que el oyente o lector se quedase mudo, porque no puede contestarlas... Monseñor dice la verdad, al menos según la mente de un fiel a machamartillo. Tengo un amigo, ateo, aunque muy respetuoso de las tradiciones religiosas de la ciudad, al que no le cabe en la cabeza la adoración eucarística (el arrodillarse delante del pan), pero que siente honrada veneración por las imágenes de devoción popular. Alguien, con mala fe, podría descubrir en esta actitud la prueba de idolatría de las hermandades y cofradías sevillanas... Yo no, sino que, antes al contrario, veo de buena fe la capacidad de nuestras imágenes sagradas para apelar al sentimiento religioso latente incluso en quienes dicen no creer en Dios ni en la Iglesia.

En cuanto a las palabras de monseñor Asenjo, lo viejos rétores [drae] dirían que pudo incurrir en una ignoratio elenchi [uso de razón] puesto que no estaba en discusión el valor de la Eucaristía, sino el respeto de las imágenes religiosas, objeto de inmensa devoción ciudadana. No hay que poner una cosa al lado de la otra, ni pesar qué vale más (¡el católico fetén no tiene más remedio que asentir a que la Eucaristía vale más!), sino que se trata de que en cada caso se defiendan los derechos agredidos. La mano derecha vale más que el dedo gordo del pie izquierdo, pero no por eso toleraré que me den un pisotón si me dijesen que sería peor que me estrujasen la mano.

A mí las palabras de monseñor Asenjo me han recordado al legendario cardenal Segura (el de la imagen), al que por edad no conocí, aunque en mi niñez oía decir de él que se le había ocurrido censurar la marcha de "Los campanilleros" de las procesiones de Semana Santa. Un teólogo seglar sevillano (de Utrera), José Hurtado Sánchez, publicó hace diez años el libro Cofradias y Poderes. Relaciones y conflictos. Sevilla, 1939-1999 (ed. Castillejo, 2000), que alcanzó tres ediciones. Ahí leo (página 172) la queja del cardenal Segura, en una importante exhortación pastoral de 1944, "Las fiestas de Semana Santa en Sevilla": "La pobreza de los cultos dentro de los templos, durante las fiestas religiosas de la Semana Santa en Sevilla, contrasta, de un modo extraordinario, con el esplendor de las procesiones sagradas que se desarrollan en las calles de la ciudad". Nada nuevo bajo el sol ardiente de Sevilla. ¿Volvemos en la ciudad a los años de hierro del cardenal Segura?

20 junio 2010

Jesús del Gran Poder, ultrajado

Escribo con rabia, conmocionado, a pocos segundos de llegarme la noticia de que la imagen de N.P. Jesús del Gran Poder, el Cristo de Sevilla, ha sido salvajemente asaltado por un pobre diablo, un toxicómano, que ha saltado al camarín de la Basílica [Hermandad], desprendiéndole un brazo. A pocos días de que la Hermandad de Triana dijese un rotundo NO, a que la imagen del Cristo de las Tres Caídas fuese desplazada a Madrid, a exhibirse en un viacrucis, pasa esto. No tengo tiempo para pensar, para discurrir, sino para dejar anotada mi perplejidad, y mi congoja. Sevilla entera, al menos la Sevilla creyente y la cofrade, está a estas horas demudada [Noticia: ABC] [Imagen vía: Retablo cerámico].

16 junio 2010

El credo (católico) de Warhol


Esta misma semana repetía aquí la tontería que tanto molestaba a Andy Warhol que le recordasen: In the future everybody will be famous for fifteen minutes [El credo de Warhol]. Pero lo que son las cosas, la realidad o ¿la divina providencia? ya se encarga de hacer pronta justicia poética [wiki]. El verdadero credo de Warhol, al menos el de sus últimos años creativos, y de piedad privada, era el catolicismo [God Spy]. Quede cantada la palinodia, gracias a otro amigo del blog, Jaime Marlow, "diletante con tiempo libre" [inordinata] [Vía: El mundo].

15 junio 2010

Números arábigos

En el mercado de Sidón, un colmado de barrio, con los precios en números arábigos. Quien espere hallar aventuras extravagantes en un zoco oriental, siento decepcionarle, pero lo que encontrará serán las rutinas cotidianas, idénticas a las nuestras. Conviene viajar al oriente para curarnos de idiocentrismo.

14 junio 2010

Saidá, Sidón


El rasgo más propio de Saidá, de Sidón, la vieja ciudad fenicia de la costa libanesa, es la pesquería. Este nombre, Saidá, quiere decir eso precisamente: lugar de pesca. Valga como imagen sintética de la ciudad esta quilla de un barco matriculado en 1965. Foto casual, al paso.

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13 junio 2010

Sidón


Los viajeros de tierras antiguas, como yo que soy de Sevilla, somos poco impresionables. Si visitamos la catedral de San Pablo, de Londres, enseguida nos acordamos de nuestra catedral, la magna hispalensis. Y lo mismo con los mercados orientales. Esta huevería [DRAE] es del zoco de Sidón (¡qué nombre más evocador!). Cualquiera diría que la he tomado esta mañana, en el mercado de la Feria o de Triana.

El credo de Warhol


In the future everybody will be famous for fifteen minutes (Andy Warhol). Vanitas vanitatum et omnia vanitas. Generatio praeterit, et generatio advenit; terra autem in aeternum stat (Qohélet).

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Cedros del Líbano

10 junio 2010

Wadi Qadisha

Se quejaba con simpatía nuestro amigo Miguel Ángel, sacerdote [Mi pequeño mundo], que entre tanto bandazo que he ido dando en este fotolog con la crónica de mi pasaje a Siria y Líbano, ya no se distinguía bien a qué lado de la frontera os he ido llevando. Estoy publicando las fotos del periplo según me apetece, que es de una manera impresionista, al hilo del recuerdo, no por orden cronológico. Mi viaje al próximo oriente con un grupo de amigos ha sido, en verdad, muy ordenado y formal, y muy bien aprovechado, y nadie sacó los pies del tiesto. Mi amigo K. me decía que muchas veces me veía a lo lejos, en solitario, con mi cámara, tomando una foto de un letrero cualquiera de la calle (que son las imágenes que me gustan: las otras están en las guías o en la wiki). Pues si no quieres caldo, dos tazas, y aquí van cuatro carteles en uno, con la belleza eterna del Monte Líbano al fondo. Los cedros divinos se presienten en este paisaje impregnado de historia, empapado de santidad (es el Valle Santo, Wadi Qadisha). Fueron diez días de baqueteo por las hermosas tierras de Síria y Líbano. ¿Insistiré lo bastante en lo indispensable de conocer estos países, sus gentes, sus bellezas naturales y arqueológicas?

08 junio 2010

Forêt des cèdres de Dieu


O temps, suspends ton vol ! et vous, heures propices
Suspendez votre cours !
Laissez-nous savourer les rapides délices
Des plus beaux de nos jours !

Alphonse de Lamartine

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06 junio 2010

Books from the Battlefield


Los libros son un peligro para el poderoso, porque le fuerzan a justificarse. Pensar y escribir, enseñar, predicar o dar discursos, son actividades subversivas. Por eso las primeras víctimas de las guerras son los profesores, los periodistas, los intelectuales. El pasado mes de abril se celebraba en Beirut la muestra Books from the Battlefield. Featuring the War's Litterature [iloubnan]. El libro coexiste con la guerra y la violencia. También es un arma ofensiva y defensiva, y un testimonio de lo que sucede y de lo que se piensa. La miseria es tiempo de libros auténticos.