14 julio 2006

El asunto de la filosofía

Todos los hombres por naturaleza desean saber (Metafísica I, 980a). Una manera sencilla, llana, de definir el asunto de la filosofía es decir que consiste en la ocupación del que quiere saber. El filósofo inglés Alfred North Whitehead, autor de celebrados filosofemas y sentencias agudas, ofreció en cierta ocasión la descripción más simple, y tal vez más profunda, de lo que es filosofía: Philosophy asks the simple question, What is it all about? ["la filosofía pregunta sencillamente, ¿todo esto qué es?]. La filosofía es el gesto rebelde del que no se conforma con dar las cosas por sabidas, y se asoma al mundo entero queriendo enterarse 'de qué va todo esto'. Fórmula inmejorable, porque nada hay en el universo de lo que pueda decirse que no sea asunto de la filosofía.

5 comentarios:

  1. Escribía Javier Muguerza (ABC, 18 abril 1996) de ...«la dialéctica del espíritu humano», concibiéndola Aranguren como un drama en que intervienen tres personajes, a saber, el metafísico, el religioso y el escéptico. El primero es quien formula las preguntas que más importan al hombre. El segundo, el que, mejor o peor, intenta darles respuesta. Y el tercero vendría a ser, en fin, quien no las admite, quien las pone en cuestión y, en el caso extremo, quien rechaza no solamente la validez de las respuestas sino el sentido mismo de las preguntas. Personalmente debo a Aranguren el haberme obligado a matizar para mí mismo esta última posición, que es en principio la única que podría atribuirme del anterior reparto de papeles.

    Como Aranguren escribiera alguna vez, «los metafísicos, y en especial los metafísicos profesionales, acostumbran a ser lo suficientemente osados como para responder por su cuenta a las preguntas, e incluso sus sistemas contienen de ordinario bastantes más respuestas que preguntas; en cambio, lo más interesante de la religión no son siquiera para mí sus posibles respuestas, sino las preguntas mismas, es decir, me interesa más el enigma que su solución; pero en cuanto al escéptico, considero legítimo que cuestione cualquier género de respuestas, mas cuando niega que las preguntas que más nos importan, como la pregunta por el sentido de nuestra vida, tengan a su vez sentido, me temo que su postura no se distinga de la del dogmático para quien todo es en el fondo incuestionable, es decir, que el escepticismo así entendido vendría en definitiva a reducirse a un dogmatismo de signo inverso».

    GRACIÁN

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  2. Gracián, muy oportuna e inteligente la cita de nuestro filósofo J. Muguerza. Te planteo, al estilo de los "metafísicos", una pregunta, ¿con qué figura te identificas, con el metafísico, con el religioso, o con el escéptico?

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  3. Tanto del hecho de haber seleccionado este texto como del pseudónimo elegido se puede inferir la respuesta a la pregunta ¿o no?.

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  4. Creo que hay un error de partida en las discusiones de Muguerza y Aranguren, que es confrontar al metafísico, al religioso y al escéptico, cuando se trata de figuras situadas en planos distintos (y tal vez haya una cierta continuidad indiscernible de los unos a los otros). No es legítimo atribuir la cualidad de 'interrogador' únicamente a unos o a otros (es propio del hombre, por tener algo de filósofo y de religioso). Si me apuras el religioso, ni pregunta ni responde, sino que se confía a una realidad (divina) que le supera.

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  5. De acuerdo con esta perspectiva, pero hay otras. Escribía Antonio Machado: Dicen que el ave divina/ trocada en pobre gallina,/ por obra de las tijeras/ de aquel sabio profesor/ (fue Kant un esquilador/ de las aves altaneras,/ toda su filosofía,/ un sport de cetrería),/ dicen que quiere saltar/ las tapias del corralón,/ y volar/ otra vez, hacia Platón./ ¡Hurra! ¡sea!/ ¡feliz será quien lo vea!.
    Pienso que estos versos comprenden las perspectivas del metafísico, del religioso y del escéptico, que tantas veces se dan en uno mismo. Desde luego no sería así con la perspectiva del científico, que va por el orden pragmático, con la fe en el Progreso y tiene otros intereses.
    GRACIÁN.

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