Durante la travesía por el Nilo en crucero, los vendedores de chilabas, chales y toallas aprovechan para tentar a voces a los turistas asomados en cubierta, arrojándoles la mercancía a bordo desde sus modestos esquifes, donde hacen equilibrios para recoger el precio convenido o la mercancía devuelta. Si esto no es trabajar, que venga Dios y lo vea.27 mayo 2007
Chalaneo en el Nilo
Durante la travesía por el Nilo en crucero, los vendedores de chilabas, chales y toallas aprovechan para tentar a voces a los turistas asomados en cubierta, arrojándoles la mercancía a bordo desde sus modestos esquifes, donde hacen equilibrios para recoger el precio convenido o la mercancía devuelta. Si esto no es trabajar, que venga Dios y lo vea.
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Cuanta faena hay que hacer para poder vivir sin trabajar
ResponderEliminarIgnacio, has dado en la diana. Durante el viaje tuvimos frecuentes discusiones sobre si los vendedores de "souvenirs", que se te pegan como moscas, son dignos o no de lástima. Y desde luego que la conclusión es que no. Es un modo de vivir, a lo que me parece, de los que desertan de los trabajos duros: en el campo, en las fábricas, en los andamios...
ResponderEliminarBueno, no te creas que no es currárselo eso de vender desde el esquife...
ResponderEliminarCon la habilidad con que "encestaban" las camisas y pañuelos desde la barquilla, hasta la cubierta del crucero, serían magníficos jugadores de la NBA...
ResponderEliminarUna de las cosas que más me impresionó de Egipto cuando lo visité hace ya 30 años fue, en una visita al Valle de los Reyes, que niñas entre ocho y doce años vendían muñecas de trapo, casi como si fueran sus propias muñecas. Me conmovió. De todos modos, creo que los egipcios y otros pueblos consideran el comercio como una relación personal, algo con lo que disfrutan y da razón a su vida cotidiana. A veces nuestros prejuicios nos juegan malas pasadas. Besos, querido amigo.
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