30 junio 2008

Escritores católicos

"Je ne suis pas un romancier catholique, je suis un catholique qui écrit des romans." (François Mauriac).

En el blog de Enrique García Máiquez:
Rayos y Truenos, hemos debatido el asunto de los escritores católicos. Expresión que a mi juicio tiene poco sentido. Hay muchos católicos que juegan al ajedrez, pero sería chistoso hablar de "ajedrecistas católicos".

El escritor que ondea la bandera del catolicismo es propio de ambientes hostiles a los católico-romanos, como ha sido Inglaterra. Se explica que esa nación diese a luz polemistas católicos tan destacados como John Henry Newman o G.K. Chesterton, y que el papismo tuviese connotaciones políticas inevitables.

¿Pero y en un país de identidad católica, como España? No puede olvidarse la gran figura del escritor Miguel de Unamuno, que reflexionó sostenidamente sobre el cristianismo. Llamarlo escritor católico, sin embargo, me parece inadecuado.

Hijo del Hombre, Humanidad completa,
en la increada luz que nunca muere,
¡mis ojos fijos en tus ojos, Cristo,
mi mirada anegada en Ti, Señor!

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28 junio 2008

¿Condenar el libro de José Antonio Pagola?

Bienaventurados seréis cuando os injurien, y os persigan y digan con mentira toda clase de mal contra vosotros por mi causa. (Mt 5,11). En una entrada del pasado mes de febrero [El Jesús de Pagola en Sevilla], os relataba la presentación en el CET de Sevilla del famoso libro sobre el Jesús histórico de este teólogo vasco. Allí decía que si me equivocaba sobre el fatum del libro, con gusto me retractaría. Pues bien, la Conferencia Episcopal Española ha emitido el pasado 18 de junio una "Nota de clarificación", que no de condena, sobre algunas sugerencias que podrían extraerse del libro. La verdad es que la nota me ha dejado el corazón aterido, y no porque vea ahora que yo estuviese en el error; sino porque nuestros pastores no han mostrado la menor empatía por este bellísimo relato de la vida y obra de Jesús el nazareno. Pero vista la novedad, debo decir a quienes me lean que he repasado mi comentario del 4 de febrero, y no encuentro en él ni una yod que modificar a lo que dije. Salvo opinión más autorizada que la mía, como aprendí a decir leyendo dictámenes jurídicos en la facultad.

P.S. La "nota" de la CEE no tiene alcance "condenatorio". El Código de Derecho Canónico dispone el castigo con una pena justa a "quien, fuera del caso que trata el can. 1364.1 [apostasía, herejía y cisma], enseña una doctrina condenada por el Romano Pontífice o por un Concilio Ecuménico o rechaza pertinazmente la doctrina descrita en el can. 752 [asentimiento al Magisterio], y, amonestado por la Sede Apostólica o por el Ordinario, no se retracta" (can. 1371.1º). La imposición de penas siempre debe ir precedida de un procedimiento judicial o administrativo (can. 1341), en que el acusado debe tener la posibilidad de defenderse (can. 1720.1º). Que sepamos, Pagola no ha sido amonestado, ni menos aún procesado por su libro.

[Fernando Prado CMF: Todo queda aclarado]
[Juan Rubio: "Dame, Señor, la fe de mi madre, que no sabía teología"]
[José Antonio Pagola: Tres llamadas de Jesús]
[Guillermo Juan Morado: El "Jesús histórico"]
[Terzio:
Pseudo-cristología]
[Atrio: Las luminosas e impugnadas páginas de Pagola]
[Rafael Aguirre: Una nota injusta]
[Juan Masiá SJ: "La nota contra Pagola, suspenso en teología y en caridad"]
[José Mª Castillo: La teología asustada]
[Joaquín L. Ortega: El micrófono y la pluma]
[Scriptor (JJG Noblejas): Jesús de Nazaret, de Benedicto XVI]
[Francisco José Fernández de la Cigoña: El Séptimo de Caballería sigue sin aparecer]
[Fernando Bermejo: La distorsión de la historia de la investigación sobre Jesús]
[Xabier Pikaza: Dos pesas, dos medidas y un campo de juego (Sobrino y Pagola)]
[Xabier Pikaza: Los nueve principales... ¡Este verano un libro sobre Jesús!]
[Robredo: Controversia sobre Jesús]
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26 junio 2008

El fondo semítico del Nuevo Testamento

Interrumpo un momento la serie sobre el agnosticismo, que nos ocupará un buen trecho, para hacerme eco de una reseña leída en el semanal "Alfa y Omega", que se entrega con el Abc del jueves. En el muy debatido post sobre la educación de Jesús, mencionamos los Studia Semitica Novi Testamenti (el comentario aquí). En el último "Alfa y Omega" se comenta la recopilación de artículos sobre las cartas de San Pablo. Reproduzco un párrafo de esta interesante reseña sobre este singular grupo de estudiosos del fondo semítico, arameo, del Nuevo Testamento:

"En Alfa y Omega ya hemos presentado distintos libros de la colección Studia Semitica Novi Testamenti, iniciada por don Mariano y sus discípulos, donde se estudian pasajes poco claros de los evangelios cuyo texto griego no halla explicación desde la gramática griega y, en cambio, adquiere pleno sentido recurriendo al más que probable texto hebreo, o arameo, del que es deudor y que, al traducirse, dejó no pocas extrañezas debidas a los errores que le sobrevienen hasta al mejor traductor, máxime cuando las lenguas en juego son tan distintas como el griego y el arameo. Pues bien, este sustrato arameo aparece también en las cartas paulinas y justifica la pregunta del c.15 del último libro de don Mariano: San Pablo, ¿un escritor difícil? Nuestro Apóstol nació en Tarso de Cilicia, en la diáspora judía, y sin duda conocía el griego, mas ¿era ésta su lengua materna? Tras un análisis minucioso, se hace evidente lo que ya relata san Lucas en el Libro de los Hechos, que Pablo desde niño vivió en Jerusalén, y allí se educó, familiarizado con la lengua hebreo-aramea, «a los pies de Gamaliel». Allí, sin duda, lo llevaron sus padres precisamente para que se formara en el más genuino judaísmo. Era bilingüe, conocía el griego y lo escribía, pero el curso de su pensamiento era ciertamente arameo. Con este dato, don Mariano ha puesto luz en no pocos pasajes oscuros de las cartas paulinas."

(Arriba, imagen juvenil de Don Mariano Herranz. Una semblanza en este link).

El blog ha tomado, a mi juicio, un interesante derrotero teológico, ¿qué os parece?

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24 junio 2008

Agnosticismo: Thomas Huxley

"El agnosticismo, de hecho, no es un credo, sino un método, cuya esencia se basa en la rigurosa aplicación de un único principio. Ese principio es de gran antigüedad; tan viejo como Sócrates; tan viejo como el autor que dijo: “pruébalo todo y quédate con lo bueno”; es el fundamento de la Reforma, que simplemente ilustró el axioma de que todo hombre debe dar razón de su fe; es el gran principio de Descartes; es el axioma fundamental de la ciencia moderna. Positivamente el principio puede expresarse así: Sigue tu razón tan lejos como te lleve, sin preocuparte de nada más. Y negativamente así: En asuntos del intelecto, no pretendas que ninguna conclusión sea cierta si no está demostrada o no es demostrable. Esto tengo como la fe agnóstica, que si un hombre guarda íntegra y sin mácula, no se avergonzará de mirar al universo a la cara, sea lo que fuere lo que el futuro le tenga deparado."

Agnosticism, in fact, is not a creed, but a method, the essence of which lies in the rigorous application of a single principle. That principle is of great antiquity; it is as old as Socrates; as old as the writer who said, 'Try all things, hold fast by that which is good'; it is the foundation of the Reformation, which simply illustrated the axiom that every man should be able to give a reason for the faith that is in him, it is the great principle of Descartes; it is the fundamental axiom of modern science. Positively the principle may be expressed: In matters of the intellect, follow your reason as far as it will take you, without regard to any other consideration. And negatively: In matters of the intellect, do not pretend that conclusions are certain which are not demonstrated or demonstrable. That I take to be the agnostic faith, which if a man keep whole and undefiled, he shall not be ashamed to look the universe in the face, whatever the future may have in store for him.

Thomas Huxley,
"Agnosticism" (1889)

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23 junio 2008

Agnosticismo

"De los dioses no sabré decir si los hay o no los hay, pues son muchas las cosas que prohíben el saberlo, ya la oscuridad del asunto, ya la brevedad de la vida del hombre." [frase de PROTÁGORAS, según el testimonio de Diógenes Laercio en las Vidas de los filósofos más ilustres].

Esta es una de las formulaciones más antiguas del problema del agnoscitismo: no sabemos, ni disponemos de medios para saber si Dios existe. La actitud agnóstica es propia de intelectuales, porque nace de la reflexión y de la búsqueda de razones para creer, aunque la experiencia nos diga que nunca encontraremos un razonamiento que nos convenza. En cambio la fe consiste en aceptar confiadamente lo que creyeron nuestros mayores y nos enseñaron, sin hacer mayor cuestión de ello. Por eso agnóstico sólo pueden serlo los filósofos, sabios y pensadores; pero creyente puede serlo hasta un analfabeto.

La mayoría de nosotros cree, si no nos deslizamos en la indolencia de la buena vida. Y el agnóstico quisiera creer, pero se lo impide su actitud inquisitiva y desconfiada. Por el contrario el ateísmo es insostenible, porque es infundado: más bien todo lo que nos rodea impele poderosamente a creer en la existencia remota de un Creador. El ateo renuncia a explicarse de dónde viene este teatro del universo, pero no ofrece ninguna buena razón de que todo lo que hay exista porque sí.

El agnóstico, quien dice no saber si creer, está a un paso de la fe, que se apoya en la confianza y no en las pruebas. Y tan es así, que el creyente que busca argumentos de su fe se hace fácilmente agnóstico atravesando la raya del desconocimiento. Al agnosticismo y la creencia sólo los separa un grado, que consiste en pasar de los argumentos racionales al refugio de la tradición.

Pienso que el agnosticismo es digno de un estudio atento, incluso mayor que el de la fe. No tanto por la circunstancia, a la vista de todos, de que en los países prósperos nos ilusionamos con poder vivir sin invocar a Dios todos los días. Hay algo más.

La historia del pensamiento nos sugiere que el hombre pensativo, abandonado a su suerte, puede inclinarse indistintamente a creer o a no creer, y con mayor facilidad a la increencia, porque es la actitud que nos parece que mejor se acomoda a este mundo dispuesto a nuestra medida, donde no encontramos ninguna señal de Dios, y los hombres sufren y padecen injusticias.

Por eso los teístas, con Santo Tomás de Aquino al frente, pensaron que la primera tarea de la teología es argumentar la existencia de Dios, porque no es evidente ni salta a la vista, y se da por supuesto que lo espontáneo es no creer, porque no vemos que Dios nos socorra en nuestros aprietos.

En los próximos posts haremos algunas reflexiones sobre el agnosticismo. No esperamos conmover a ningún agnóstico para que crea, pero al menos le proporcionaremos materiales para su propia reflexión. Al agnosticismo se llega por el pensamiento, y por el mismo camino se habrá de escapar de él.
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21 junio 2008

París, mayo 1968


Como ya está aquí el verano he hurgado en la librería en busca de novedades. Éste pinta muy bien. Se titula: París, mayo 1968. Crónica de un corresponsal, de José Julio Perlado. Reúne las crónicas del "mayo francés" del corresponsal de ABC, llegado a la capital pocos días antes. En realidad es una doble crónica, porque no se limita a reproducir los artículos de entonces, sino que, desde la perspectiva de 40 años pasados, los va explicando y situando en el contexto del momento. Además de unas escogidas ilustraciones (fotografías de los hechos y protagonistas, y de los recortes del ABC), el libro se completa con una introducción, o reflexión preliminar de lo que significó ese "mayo del 68", y una segunda parte, en que el autor, profesor de Periodismo en la Complutense, medita sobre "el oficio de corresponsal". Voy a disfrutarlo.

José Julio Perlado, París, mayo 1968. Crónica de un corresponsal. Madrid, Ediciones Internacionales Universitarias, 2008. Comentario en el blog de Juan Pedro Quiñonero (actual corresponsal de ABC en París): Mayo 68 y los corresponsales españoles.
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20 junio 2008

Presentación de la "Biblia del Peregrino"

Hemos hablado aquí un buen trecho de la Biblia (nunquam satis) y a manera de colofón traemos la que yo considero más bella, desde un punto de vista lingüístico y literario: la Biblia del Peregrino, traducida por Luís Alonso Schökel y colaboradores. Ninguna presentación mejor que la del propio traductor, en sus palabras concisas:

Aquí está la Biblia del Peregrino como amigo fiel y compañero de viaje. Vamos a decir algo del texto y la traducción, de los paralelos y comentarios. Había precedido la Nueva Biblia Española, publicada en un volumen en 1975, varias veces reimpresa, adaptada a usos lingüísticos de Latinoamérica. Algunos de sus textos habían pasado a la liturgia cuando finalmente se abrió el santuario a la lengua castellana. Se había leído, rezado y citado (...) El Antiguo Testamento de NBE había sido reconocido como auténtica aportación literaria (...) Porque en una traducción, especialmente de textos literarios, yo opino que lo más importante es la traducción (frente a los que piensan que lo más importante son las notas). Al traducir intentamos rehacer la comunicación integral del original. Es decir, no sólo del contenido intelectual y doctrinal, sino también la emoción, el impacto, la sugerencia... Al traducir textos literarios, no los vertemos genéricamente a la lengua receptora, sino específicamente al nivel de lenguaje y al género literario particular: cantos de amor, refranes, elegía, retórica, relato... Grandes porciones de esa versión han sido ensayados en recitación oral (o mental). Ritmo y sonoridad son también factor de comunicación.

Luís Alonso Schökel
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19 junio 2008

Sinéad O'Connor

El último álbum de la cantante irlandesa Sinéad O'Connor se llama Theology, y está compuesto de canciones de inspiración bíblica. Voy a hacer el ensayo de colgar el primer youtube en el blog, Something beautiful:



Vía: el atril
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16 junio 2008

La educación de Jesús

"Aquella naturaleza, a la vez risueña y grandiosa, constituyó toda la educación de Jesús. Sin duda aprendió a leer y escribir (Jn 8,6) según el método de Oriente, que consiste en poner en la manos del niño un libro cuyas palabras repite a coro con sus pequeños camaradas, hasta que lo aprende de memoria. Es dudoso, sin embargo, que comprendiese bien los escritos hebreos en su lengua original. Los biógrafos se los hacen mencionar según traducciones en lengua aramea (Mt 27,46; Mc 12,34); sus principios de exégesis, en la medida en que podemos imaginarlos por sus discípulos, recuerdan mucho a los que entonces eran corrientes y que constituyen el espíritu de los Targummin y de los Midraschim. El maestro de escuela en las pequeñas ciudades judías era el hazzan o lector de las sinagogas. Jesús frecuentó poco las escuelas más relevantes de los escribas o soferim (posiblemente no existían en Nazareth) [...] No es probable que Jesús haya sabido griego. Esta lengua estaba poco extendida en Judea fuera de las clases que participaban en el gobierno y de las ciudades habitadas por los paganos, como Cesárea. El idioma propio de Jesús era el dialecto siríaco con mezcla de hebreo que entonces se hablaba en Palestina. Con mayor razón careció de conocimiento alguno de cultura griega [...] Los profetas, en especial Isaías y su continuador de la época del cautiverio, con sus brillantes sueños de porvenir, su impetuosa elocuencia, sus invectivas mezcladas de cuadros encantadores, fueron sus verdaderos maestros [...] El Libro de Daniel, en especial, le sorprendió (Mt 24,15; Mc 13,14).

Ernest Renan, Vida de Jesús (1863)

De manera providencial, no se nos han conservado las palabras de Jesús en su propia lengua, de forma que todas las lenguas de la tierra pueden recibir y hacer suyas sus enseñanzas, sin sentirlas extrañas. La lengua griega, en que se nos han transmitido los Evangelios, no fue la lengua en que Jesús predicó. Sólo unas parvas palabras y expresiones de su idioma nativo, el arameo, se conservan esmaltando el texto evangélico (como Abba, Padre: Mc 14,36). No adoramos una traducción, sino una Palabra.

(Trad. de E. Renan, de Agustín G. Tirado).

13 junio 2008

Un becerro cebado

En mi anterior post [Sicut cervus ad fontes], anuncié que señalaría la fuente donde yo afirmaba haber leído que Nácar y Colunga habrían traducido la Biblia del latín, o cuando menos lo habrían adoptado como lengua preferente para preparar su versión. Ha llegado el momento. El comentario girará nada menos que en torno a la parábola del hijo pródigo, y más en concreto sobre los versículos Lc 15,23.27.30 donde se lee por tres veces "un becerro cebado" [Nácar-Colunga], vitulum saginatum [Vulgata].

En la portada de la Nácar-Colunga se lee: Versión directa de las lenguas originales, hebrea y griega, al castellano. Pasando por alto como objeción de poca monta que las lenguas originales no son dos, sino tres, si se cuenta el arameo... aceptaremos en principio y de buena fe que Nácar y Colunga tradujeron del hebreo y del griego.

Nada más abrir esta Biblia Nácar-Colunga, dos detalles nos llaman la atención. El primero, que nada digan los autores de las fuentes textuales de las que se sirvieron para traducir. El segundo, que estos dos beneméritos escrituristas hubiesen absorbido sin ayuda de más nadie la tarea inmensa de traducir la Biblia desde el principio hasta el final.

Hoy estamos acostumbrados a que cualquier traducción bíblica sea obra de amplios equipos de traductores. Sin ir más lejos, es el caso de la edición de La Casa de la Biblia, dirigida por Santiago Guijarro y Miguel Salvador, en cuyo elenco de traductores encontramos a Juan Guillén y Gonzalo Flor (este último, antiguo colaborador de Luís Alonso Schökel, en la actualidad profesor en el Seminario de Sevilla, traduce los Salmos y el Cantar). Por ese motivo nos maravilla, y hasta nos intriga, de qué modo cargarían con la tarea los dos solos, los profesores Nácar y Colunga. Pero no queramos pedir que un libro editado en 1944 se acomode ahora a nuestros gustos bibliológicos.

Averiguar qué procedimientos científicos, traductológicos, siguieron Nácar y Colunga, a lo peor no tiene ningún interés, más que como recreación curiosa o incluso ejercitación en cuestiones bizantinas. Se me viene ahora a la cabeza ese famoso primo humanista, que respondía a las preguntas ingenuas de Sancho Panza, como aquella de "quién fue el primero que se rascó en la cabeza" (Quijote, II, 22). Sigamos por el contrario la advertencia prudente de don Quijote: Hay algunos que se cansan en saber y averiguar cosas que después de sabidas y averiguadas no importan un ardite al entendimiento ni a la memoria.

Podemos felicitarnos de que ahora la BAC se anime a imprimir en facsímil la primera edición de la Biblia Nácar-Colunga, porque nadie duda de que en su momento, y aún hoy, fue una versión fiel y confiable de los textos sagrados, expresada en un castellano cabal, sobrio y solemne. Sin embargo, nos parecería un error que se pretendiese que esta versión regrese para competir con otras versiones castellanas modernas (la de Schökel, la de la Casa de la Biblia, la de Jerusalén, la de la Universidad de Navarra...) cuando ya no hay manera de aquilatar los méritos de su traducción.

Yo leí por primera vez la Biblia en la Nácar-Colunga que andaba por casa, y luego me hice con una edición manual para mi uso, que aún conservo con la fecha de compra, según la costumbre de los escolares, escrita a bolígrafo junto a mi nombre en la portada: 23 de enero del 80. Todavía la consulto en ocasiones, para comparar su traducción con las otras que poseo, y la tengo en sincero aprecio.

Cierto día inesperadamente me topé con un texto, serio, que me puso en guardia sobre el auténtico valor de la Nácar-Colunga. Se trata de un comentario de pasada, pero que pone en cuestión aquella afirmación de que se trate, como hemos leído antes, de una versión directa de las lengua originales. El autor del texto es Valentín García Yebra, catedrático de griego, traductor premiado de Aristóteles, académico de la Lengua, y que en su ancianidad sigue recibiendo homenajes, como el último Premio Castilla y León de Humanidades 2007. La Nácar-Colunga aparece discutida en un pasaje de su conferencia "La traducción del latín como problema". El título es bien revelador, porque se trata de argumentar si Nácar y Colunga tradujeron de las lenguas originales, o bien del latín.

Todo lector que haya leído, o tan siquiera saludado, la Guerra de las Galias, no desconoce que uno de los problemas del latín, para afrontar su traducción, es que carece de artículos. Será la situación y contexto los que aconsejen si una determinada locución ha de interpretarse como determinada o indeterminada.

Y así llegamos al texto anunciado de la parábola del hijo pródigo, que García Yebra emplea para ilustrar sus tesis. En la Nácar-Colunga se lee que el padre, para festejar la vuelta de su hijo más joven, mandó matar un becerro cebado. Con un poco de novelería, García Yebra nos cuenta que se entretuvo en comparar esta versión con las de otras lenguas modernas, en que la traducción unánime es el ternero cebado (no un ternero, sino el ternero, porque en aquella casa el padre sólo poseía uno). La indagación termina con la lectura directa del texto original griego, en que la determinación por artículo es inequívoca. Y concluye:

¿De dónde habían sacado, entonces, Nácar-Colunga su versión contraria? Ésta sólo puede explicarse por distracción de los traductores, o -lo que es más probable- por influjo de la versión latina de la Vulgata: "et adducite vitulum saginatum, et occidete... occidit pater tuus vitulum saginatum... occidit vitulum saginatum". Si el Evangelio según Lucas se hubiera escrito originalmente en latín, la versión de Nácar-Colunga estaría tan justificada lingüísticamente como las otras, y estéticamente daría a la parábola más realce. La falta de artículo en latín produciría una ambigüedad insoluble. Y la mayoría de los traductores se inclinarían probablemente -por razones estéticas y afectivas- a la solución contraria al pensamiento del autor. ¿Cuántas veces la carencia de artículos ocasionará este mismo extravío en la comprensión de textos latinos?

Valentín García Yebra: "La traducción del latín como problema". Conferencia pronunciada en uno de los cursos de verano ofrecidos por la Universidad de Alcalá de Henares en Sigüenza. Publicada en Helikon. Rivista di tradizione e cultura classica dell'Università di Messina, Anni XXXI-XXXII, 1991-1992, págs. 489-507. Y en el libro del mismo autor La traducción: historia y teoría (Madrid, Editorial Gredos, 1994), págs. 322-344.

Actualización del sábado, 14 de junio.- Isaac defiende en su blog la eclesialidad de la traducción de Nácar y Colunga: un becerro bien cebado.

Y el domingo, 15 de junio, Isaac recurre al pasaje de Lc 2,15:
Eudokia. Las versiones fieles a la Vulgata traducen "paz a los hombres de buena voluntad".
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09 junio 2008

Sicut cervus ad fontes

En su blog del portal Religión en Libertad, Fides et Ratio, Isaac se ha hecho eco del nuevo proyecto de la Biblioteca de Autores Cristianos de recuperar las grandes obras que constituyen su fondo agotado. Es una magnífica noticia, aunque la intención de iniciar el proyecto con la reproducción facsímil de la primera edición (1944) de la Biblia de Eloíno Nácar Fuster y Alberto Colunga O.P. (la "Nácar-Colunga" que rueda en muchas casas) nos ha provocado ciertas reticencias. Es comprensible que por ese afecto a las cosas que nos hace atribuirles valor sentimental, haya quien quiera atesorar en su casa uno de estos ejemplares facsimilares (seremos los primeros). Pero sería una regresión pretender vender la Nácar-Colunga como una suerte de "Vulgata hispánica", rango de autoridad de la que carece manifiestamente. No se olvide que esa primera edición de 1944 ya fue objeto de sucesivas revisiones de Maximiliano García Cordero O.P., cuyo alcance puede presumirse con lo que comentaremos a continuación.

En alguna lectura sobre teoría de la traducción (o traductología, si se prefiere), he leído una valoración crítica en passant, si no de la Nácar-Colunga íntegra, sí de un pasaje significativo, que me ha hecho reflexionar sobre el auténtico mérito de esta traducción. Es norma de probidad intelectual no hablar por boca de ganso, y justificar las afirmaciones que se hacen. De momento voy a reservarme la fuente, para crear algo de intriga, y pospondré su referencia al próximo post. En éste comentaré, a modo de ambientación, alguna curiosidad de traducción bíblica, advirtiendo antes de nada que uno no es biblista ni escriturista, sino que tan sólo deposita su confianza en autores dignos de crédito.

El lema de la BAC, Sicut cervus ad fontes, como es sabido se tomó acertadísimamente de la traducción latina del salmo 42. Cervus, que no cerva, esto es, ciervo macho; del que Colunga y Turrado, en su edición de la Biblia Sacra iuxta Vulgatam Clementinam, dicen: inter animalia munda recensetur; saepe in comparationibus ob eius gracilitatem et pulchram formam. Retengamos: "como el ciervo".

Si ahora nos dirigimos a cualquier traducción moderna de los salmos, nos encontraremos sin embargo con la sorpresa de que es unánime la traducción "cierva". Esa lección se encuentra incluso en las ediciones de la Nácar-Colunga revisadas por Maximiliano García Cordero O.P. desde 1965. El género femenino de esta cierva está avalado por el texto original hebreo, si nos guiamos, como fuente de autoridad, por el comentario a los salmos de Luís Alonso Schökel. Un cotejo con otras lenguas modernas refrenda absolutamente la traducción "cierva"; por ejemplo, el texto italiano: Come la cerva anela ai corsi d'acqua...

La explicación de esta divergencia entre el texto latino (sicut cervus...) y las lenguas modernas es fácil de encontrar, consultando la Vulgata (también editada por la BAC). En las ediciones de la Vulgata posteriores a 1945, los salmos se presentan en dos columnas: a la izquierda, el texto clementino de 1502; y a la derecha, y en cursiva, la nueva traducción latina del Pontificio Instituto Bíblico, aprobada por el Motu proprio "In cotidianis precibus" de 24 de marzo de 1945, de Pío XII, con la que se pretendió una versión latina más bella y legible del psalterio. Pues bien, donde el texto clementino del salmo 42 reza sicut cervus, la versión del Instituto Bíblico dice sicut cerva; revisión forzada con seguridad por una mayor fidelidad a la lengua original.

Por estas circunstancias, fáciles de comprobar incluso para profanos como nosotros, se da la tamaña curiosidad de que la casa editorial BAC, fundada (no lo olvidemos) en 1944, adoptó un lema (sicut cervus ad fontes) tomado de un texto que iba a ser corregido tan sólo un año después, cuando Pío XII aprueba la nueva versión latina de los salmos. Y así nos encontramos con que el lema de la casa es "clementino" y casi "premoderno". Si, como hemos leído, hay que refundar la BAC del siglo XXI, ¿no habría de reformularse su lema: sicut cerva ad fontes?

Finalmente, aún nos aguarda comprobar cómo tradujeron Nácar y Colunga esta línea del salmo 42, en la primera edición de su versión de la Biblia, de 1944, en que el único texto latino aprobado era el de la Clementina. El cotejo que nos facilitará la próxima reimpresión facsímil, podrá confirmar o no algunas de nuestras reticencias.

Actualización del martes, 10/06/2008.- Isaac ha argumentado en su blog [¿"cervus" o "cerva"?], que el original hebreo refrendaría la traducción de género macho.

Actualización del viernes, 13/06/2008.- Por su parte, Terzio, en su blog
Ex Orbe nos ha explicado que la traducción en femenino se impone por la versión griega de los LXX, de donde puede inferirse el estado más primitivo del texto hebreo.

En el próximo post sobre la Nácar-Colunga haré referencia a la traducción de un pasaje del Evangelio, guiado de la mano de otra autoridad.

08 junio 2008

El "majao" será libro

En uno de esos momentos tontos y repentinos en que, como decimos castizamente, nos liamos la manta a la cabeza, he decidido que voy a publicar en forma de libro una selección de notas de este majao público. Anunciándolo a la vista de todos ya no podré echarme atrás, y si todo va bien el próximo otoño podré lanzarlo a la plaza pública.

Cuando comencé el blog hace un par de años, confieso que no tenía muy claro a dónde quería ir, porque no actuaba por encargo sino que me limitaba a tantear una nueva herramienta. Las anotaciones, los posts, han ido apareciendo a golpe de intuición, casi siempre escritos apresuradamente, y es el caso que ya se cuentan en más de una centena y media, y puede ser que de algunos no esté del todo insatisfecho. Pero muchos no consienten el traslado a las páginas de un libro, porque están condicionados a la visualidad y premura del medio, que nunca será el propio del libro, que se lee sin prisas.

Tengo hecha una primera selección de unos veintitantos comentarios, y pendientes algunas decisiones que tomar. La que más me preocupa se refiere a los comentarios de los visitantes: ¿los publico o no los publico? Desde un punto de vista, digamos, jurídico, no me preocupa: no están protegidos por ningún copyright y fueron depositados en mi propia bitácora; de algún modo soy codueño de estos comentarios y puedo publicarlos libremente, con tal de que, por un principio de honestidad intelectual, los adjudique a sus autores. El asunto es más de índole ética: ¿puedo disponer sin más de los comentarios de los lectores, y publicarlos conjuntamente con mis propias entradas? Estoy dándole vueltas al asunto, y me gustaría conocer vuestra opinión.

06 junio 2008

Minima non curat praetor

Nos decía un viejo catedrático de la Facultad, Don Manuel Olivencia, que el año de nuestra licenciatura no lo olvidaríamos nunca. Y tenía razón, porque para otras efemérides tengo en ocasiones que hacer esfuerzo de memoria, pero nunca se me olvida que egresé de la Universidad el año 1987. Conforme avanzan los años, son más recurrentes los recuerdos de mis años homéricos, que me vienen como un flash, en muchos momentos. Y es curioso que la memoria no tenga preferencia por las clases magistrales, ni por las infinitas horas de estudio en bibliotecas o pasillos, sino que se agarra a la anécdota, el chascarrillo o el ejemplo ilustrativo de una clase perdida, de la que ya no sabría decir de qué se trataba principalmente.

En uno de estos flashes, se me ha ocurrido compartir con los lectores del blog esos instantes llenos de gracia de hace ya lo menos veinte años. Aunque me retiene que las anécdotas en un áula de derecho no son especialmente chistosas para todo el mundo; vamos, que son muy sosas...

Como jurista de corazón, no puede dolerme más el escenario de una sociedad criminalizada, en que las notas de tribunales han trascendido a la primera plana de los periódicos. Hoy muchos trabajadores (maestros, sanitarios, vigilantes o lo que sea) están expuestos a que los denuncien los ciudadanos cabreados por cualquier traspiés que cometan en su trabajo, profesión u oficio. Se me dirá que hay que proteger los intereses del ciudadano, pero, a menos que alcancemos el equilibrio en el reparto de los riesgos, nos encontraremos con una sociedad timorata y paralizada, que no mueve un dedo sin tener todos los cabos atados. Por eso sostengo la hipótesis (que dejo aquí apuntada, si quiere alguien mirarlo) que la sobreexposición de los profesionales a las quejas y reclamaciones de los usuarios, bloquea, ralentiza y merma la eficacia de las organizaciones.

Bueno, pues recuerdo que en una clase de derecho internacional público, el profesor de prácticas nos explicaba que los diplomáticos deben extremar la prudencia en su conducta y movimientos en suelo extranjero. Y nos razonaba que para cualquier persona de la calle es muy fácil cometer al cabo del día un buen número de infracciones leves e intrascendentes; pero lo que no tiene importancia en una persona corriente, puede tenerla en un diplomático, que se ve expuesto a la censura en cualquier momento, aunque sea por saltarse un semáforo en rojo.

Este comentario me ha hecho reflexionar muchas veces, porque los profanos piensan que el derecho está concebido principalmente para castigar y reprimir todas las faltas que se cometen. Pero esto es un despropósito. Desde los tiempos de los maestros del derecho, los juristas romanos, circula la regla: minima non curat praetor, que
L'Ape latina traduce como que il giudice non cura le minime cose, y en castellano libre puede expresarse diciendo que las autoridades no están pendientes de las cosas sin importancia. Cada uno reflexione en qué mundo kafkiano viviríamos si todos y cada uno de nuestros actos irregulares no escapase del castigo.

04 junio 2008

El blog de Locomotoro

Me gusta leer blogs porque son una muestra espontánea de creatividad. No digo yo que cualquiera pueda escribir un blog, pero tampoco creo que sea necesario ostentar un título o maestría, ser profesor universitario, o artista, científico o poeta, para brillar en la blogsfera: basta con ser uno mismo.

Con decir esto no me olvido de los blogs de referencia de muchos profesores y periodistas, a los que admiro y sigo con mayor interés ahora que en la lectura de periódicos, y que están creando un medio nuevo de expresión. Pero también pienso que los impulsos más brillantes de humanidad pueden encontrarse entre los aficionados: los que no tienen otro propósito más que comunicarse con los demás.

Los blogs se parecen mucho a un juego de competición, porque fomentan esa sensación que creíamos haber olvidado en el colegio, que es el espíritu de emulación. Los buenos bloggers estimulan a que los demás también aspiremos a hacer un buen trabajo. ¿Tal vez mi visión del asunto es demasiado idílica?

Todas estas ideas que preceden es para destacar mi descubrimiento de un blogger,
Locomotoro, que reúne, creo yo, las virtudes antedichas, llevadas adelante simplemente con la sencillez del ser "uno mismo". Recomendado.

02 junio 2008

Abandonos

La noticia en El Comercio Digital explica escuetamente que "una vecina de Siero, M. Q. N., de 71 años de edad, fue abandonada anteayer por su hija a la puerta de la residencia de ancianos Nuestra Señora de Covadonga de Pola de Siero. Según aseguraron testigos presenciales, los hechos se produjeron hacia las 20.30 horas, cuando una mujer condujo a la septuagenaria hasta la entrada del edificio, y sin mediar palabra, emprendió la huida corriendo hacia un vehículo que la esperaba en el exterior de la residencia. En ese momento, se encontraban dos personas en el recibidor del geriátrico, que salieron a toda prisa para intentar alcanzar a la hija, pero sus intentos fueron ya en vano. Tan sólo lograron ver que el vehículo iba conducido por un hombre." No me sorprende, ya. Es parte del paisaje moral de nuestro país. Lo que me ha llamado la atención del relato, es que el abandono sigue la misma técnica que con los perros, dejándolos sueltos en el campo, o en medio de la calle.